Tepic, Nayarit, jueves 02 de enero de 2025

Cada quien

Sergio Mejía Cano

27 de Diciembre de 2024

Para muchos adultos de la tercera edad se nos hace incomprensible cómo a gran parte de las nuevas generaciones haya personas que no lleguen a comprender lo que se está haciendo en esta llamada Cuarta Transformación (4 T), siendo que lo que se ha estado tratando de hacer es devolver a nuestra Carta Magna, su espíritu social devengados a partir de la lucha revolucionaria.

Sin embargo, así es por lo regular la naturaleza del ser humano que no llega a comprender el fondo de lo que se está haciendo por el bienestar de la población, inclinándose más por los dichos de los detractores de esta y la pasada administración federal en la que claramente se intuye la lucha por mejorar el bienestar de la población en sí; sobre todo para las clases más menesterosas, las que, por desgracia, siempre han sido las que han pagado el pato de su desgracia.

Pero qué se puede esperar de estas nuevas generaciones que, a pesar de tantas notificaciones respecto al no uso de la pirotecnia en estas fiestas decembrinas con gran complacencia y beneplácito permiten a sus hijos que la usen sin detenerse a pensar en los posibles daños que les pudieran causar a los niños que hacen tronar todo tipo de pirotecnia que, según se ha documentado, ha dejado a muchos infantes sin dedos y hasta sin manos y en determinados casos hasta sin vida, no nada más a infantes, sino hasta a los mismos adultos que no tienen la precaución en el manejo de esa pirotecnia tan utilizada en estas fiestas decembrinas.

Y a propósito de fiestas decembrinas, se ha puesto muy de moda el acusar y denunciar a vecinos ruidosos, por aquello de tener música a alto volumen en sus propios domicilios; algo que es muy común en gran parte de la sociedad: manifestar su alegría mediante el ruido.

En lo particular me tocó ver a un vecino que fue a reclamarle a otros por el alto volumen que tenían al estar festejando en su cochera con unas bocinas de donde emanaba la música con la que festejaban. Lo curioso del caso es que, le digo a este vecino si no recordaba que hace algún tiempo él mismo siempre tenía festejos a alto volumen y no nada más en fiestas decembrinas, sino casi cada fin de semana y hasta a media semana solamente porque se ponía en sus ocho sentidos o porque se le antojaba; a lo que me responde que eran otros tiempos, no mi estimado vecino, le digo, son los mismos tiempos, así que tienes que soportar la alegría de los demás vecinos.

Esto de que un vecino que antes fue muy ruidoso y que ahora no soporta el ruido de otros vecinos, podría ser algo similar a gente que fumó durante más de 30 o más años y que ahora no soporta para nada el olor del humo de un cigarrillo o a quienes son alcohólicos y que, al dejar de tomar odian a los que ingieren bebidas embriagantes, sin tomar en cuenta lo que antes fueron.

Sin embargo, así es la naturaleza humana: llegamos a criticar lo que antes fuimos y muchos a aplaudir lo que llegamos a odiar o a criticar severamente en determinado momento; por lo que aquí entra el adagio de ser o no ser, ya que, por lo visto, hay personas que no tiene muy firmes sus convicciones, por lo que se llegan a inclinar a lo que ven que les resultará más productivo para sus propios intereses. Esto lo podemos ver claramente en muchos políticos que, claramente se exhiben sin ideología alguna más de la conservar su propio estatus económico.

Así que, por lo que se ve, así como hay gente que despotrica en contra el ruido ambiental a pesar de que anteriormente fueron de los más ruidosos en su propio barrio y que hoy en día odian cualquier tipo de ruido, así hay políticos acomodaticios que si antes odiaban un estatus político, ahora se inclinan a apoyarlo y  hasta a fortalecerlo; así que nos debe de extrañar lo acomodaticio de algunas personas que buscan más su propio beneficio que el de los demás.

En cuanto a la pirotecnia, se supone que es responsabilidad de los padres de familia; pero, si esos padres de familia fueron educados en las mismas circunstancias de que sus padres también quemaron cohetitos, palomitas, luces de bengala, etcétera y, ahora permiten que sus descendientes hagan lo mismo, pues qué se podría esperar, sino el daño que se pudieran causar sus familiares con esa pirotecnia, pero como se dice coloquialmente: cada quien, pues como se dice también: a su cuenta y riesgo y que después no culpen a nadie más de sus propias desgracias..

Sea pues. Vale.

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