¡Al ladrón, al ladrón!
Sergio Mejía Cano
21 de Diciembre de 2024
Para nada resulta curioso el que haya personas que, a pesar de todos los señalamientos que hizo el aún flamante director del INFONAVIT, ingeniero agrónomo, Octavio Romero Oropeza en la conferencia matutina de este pasado 18 de diciembre, todavía se opongan a la reforma a este instituto de vivienda para los trabajadores e incluso acusen de que el gobierno federal se va a apropiar del dinero de los trabajadores que están cotizando en dicho instituto.
Y no es raro, pues se podría decir que es algo parecido, en algunos casos, de acuerdo a lo afirmado por Cardona Oropeza, a una persona delante de unos costales con el signo de pesos señalando hacia el horizonte y gritando: ¡al ladrón, al ladrón! Claro que, tal y como ya se dijo en este espacio de que esta reforma al INFONAVIT está pisando callos empresariales y sindicales, para gran parte de las nuevas generaciones y otras no tanto, han estado en contra de todo lo que se emprendió en el pasado sexenio y que el actual está continuando y algunas concluyendo.
Mexicanas y mexicanos que han mostrado su molestia debido a la pretensión de erradicar vicios del pasado que, por la costumbre que se generó durante 36 años de la etapa neoliberal en donde todo lo que fue corrupción se tomó como algo normal, natural e incluso hubo voces llegaron a decir que la corrupción era parte de nuestra cultura, genética y que hasta la llevábamos en la sangre. Claro que entre estos mexicanos molestos con la era denominada como de la Cuarta Transformación (4-T) unos lo hacen por convicción y la creencia de que está mal por hacer que los grandes empresarios tengan que pagar sus contribuciones como debe de ser, que está mal que se le esté devolviendo a nuestra Constitución Política su esencia y espíritu que le dio origen de acuerdo a los postulados revolucionarios, que se diga que está mal que el Poder es del pueblo y que todo debe de ser en beneficio de este; que se le vuelva a dar impulso a la educación laica y gratuita, que se estén liberando los sectores de Salud y, por si fuera poco, también están molestos porque se diga que la salud y educación son derechos del pueblo.
Aunque también queda claro y es muy obvio que hay sectores de la población que se dicen molestos con la 4-T nada más para hacer la mosca chillar y a ver si es chicle y pega criticando sin bases y ningún fundamento todo lo que han emprendido estas dos últimas administraciones federales; sin embargo, lo peor es que hay personas de extractos sociales bajos que de ninguna forma los podrían afectar las reformas y programas sociales y que antes, al contrario, que son reformas que se han estado elaborando por su bienestar, pero que se dejan ir por lo que oyen, ven y les dicen ya sea en diversos medios informativos y redes sociales sin confirmar ni comprobar buscando otras opciones e información más veraz apegada a la realidad de las cosas.
Por esto y más, no resulta nada raro que hoy en día haya jóvenes y otros no tanto que no comprenden lo que ha estado llevando a cabo la 4T, pues mucha de esta gente fue educada en el ambiente neoliberal en donde se les hizo creer a las nuevas generaciones que el poder debe ser de la oligarquía, de quienes manejan la economía; una lavada de cerebro tan bien diseñada y planeada que se les hizo a las nuevas generaciones y otras anteriores les formó la idea de que, quienes mandan son los dueños del dinero y no el pueblo.
La forma de ser y de pensar de gran parte de las nuevas generaciones es impensable que sucediera anteriormente en nuestro país, cuando se decía que todo joven que fuera revolucionario andaba mal de su mente, aunque muchos de los jóvenes que alguna vez se sintieron revolucionarios y defensores del pueblo en cuanto se acomodaron o tuvieron padrinos que los involucraron en la política marcándoles el son con el que tenían que bailar, se convirtieron en lo que antes criticaban y pretendían defenestrar; aunque afortunadamente los hay quienes siguieron firmes en sus convicciones de lucha, con ideales sólidos en busca del bienestar del pueblo.
Pero como para todo hay gente, pues qué se le va a hacer, ya que el que haya diferencia de pensamientos e ideas es lo que hace fuerte a un país democrático y, gracias a que la verdad siempre sale a flote como una gota de aceite en el agua, con el tiempo se van aclarando las cosas. Así que es muy necesario que se siga impulsando una educación-enseñanza con base en nuestra historia, aunque mucha de ella esté llena de romanticismo y acomodos.
Sea pues. Vale.
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