Los estadounidenses temen lo prolífica que es la raza de bronce
Sergio Mejía Cano
11 de Diciembre de 2024
Si bien nuestra presidenta de la República, doctora, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) enfatizó que ya no hará declaraciones mediáticas de lo que diga o haga el presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, en gran parte de la sociedad mexicana mucho de lo que ha dicho el anaranjado gringo ha hecho mella; aunque también hay quienes piensan que, la mayoría de lo que dice hará una vez que tome posesión, solo son faroles y que no podrá hacer o cumplir todas sus amenazas, habría que tomar con prudencia los dichos de Trump.
Ahora, entre otras cosas, entre lo que la desquiciada mente de Donald Trump le hace decir es que México podría ser un estado de su país que, sería el número 52 porque el 51 sería Canadá, palabras a las que muchos analistas las han considerado como una verdadera falta de respeto a ambos países que conforman lo que se denomina Norteamérica, países con los que los USA, por sus siglas en inglés, con los que tiene un tratado comercial y, por lo mismo, Trump debería de mostrar más respeto y no atentar, por lo menos al parecer en broma, en contra de la soberanía e independencia de estos países.
Sin embargo, en cuanto Donald Trump señaló que México podría ser un estado más de su país, no faltaron las voces diciendo que hay varios mexicanos de ambos sexos que han soñado con esa posibilidad desde siempre, como cuando el entonces presidente de nuestro país, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) engatusó a varios mexicanos con el cuento de que pasaríamos a formar parte del primer mundo, pues esos mexicanos que se creyeron este cuento soñaban imaginando que los estadios deportivos en México no tardarían en ser igual a los de los Estados Unidos, que las autopistas con dos y hasta tres pisos ya se empezarían a construir y hasta visualizando tener una casa como la de la película “Mi pobre angelito”, etcétera.
Y si bien para la mayoría de estos mexicanos que soñaban con ser como los USA en cuanto a lo referente a la tecnología y avances científicos, así como un estatus de vida alto y no como también se vive allá, que hay gente viviendo en las calles, en alcantarillas, bajo los puentes viales, su mundo se derrumbó de un plomazo en diciembre de 1994, pero esa semilla de ser como los Estados Unidos, al parecer sí germinó en algunas de las mentes de quienes se han sentido gringos, aunque sea de pensamiento nada más.
En el hipotético, impensable e improbable caso de que nuestro país pasara a engrosar el número de estados de la Unión Americana, se sabe de antemano que algo así no lo podrían permitir bajo ninguna circunstancia quienes dirigen esa nación del norte debido a que los dueños de los USA desde siempre nos han tenido muy bien estudiados a los mexicanos, que en realidad, siempre nos han tenido miedo, pero no en forma bélica, sino por lo prolífica que es nuestra raza de bronce, pues no por nada quieren detener la migración de latinoamericanos a su país, pero sobre todo de mexicanos que son los que más abundan ya en los Estados Unidos, en donde hay más mexicanos que de otros países de Latinoamérica.
Y, además, los gringos saben y entienden que muchos de los mexicanos que radican allá no brincaron la frontera, sino que la frontera los brincó a ellos, tal y como dice la canción de “Los tigres del norte”, pues al arrebatarnos más de la mitad del territorio que era México en el siglo XIX, muchos mexicanos quedaron allá; y aunque ahora las nuevas generaciones ya son o se consideran estadounidenses, las costumbres y los usos mexicanos siguen firmes en sus raíces. Y si bien entre los descendientes de aquellos mexicanos que quedaron allá después de la anexión de esa parte que perteneció a México alguna vez, genéticamente siguen pensando en los tacos, en el pozole, en las enchiladas, sopes, etcétera.
Los dirigentes de los USA, saben y están conscientes de que, no nada más por abrir las fronteras, sino en la improbable posibilidad de convertirse México en el estado número 52, en un mínimo de 30 años proliferarían más los morenos en toda Norteamérica que los güeros y de ojos claros -que no divinos-, pues está documentado que los anglosajones no son muy dados a tener muchos hijos, tal y como acostumbramos los latinos, pero sobre todo los mexicanos. Y esto ya es un hecho estudiado y comprobado: los güeros gringos cada vez están dejando de tener hijos, si acaso uno, cuando mucho.
Claro que hay mexicanos que ya planifican sus familias, pero todavía hay otros que desean tener los hijos que más puedan.
Sea pues. Vale.
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