Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Réquiem por Edgar Arellano

Oscar González Bonilla

04 de Noviembre de 2024

Finalmente sucumbió a las complicaciones de la terrible diabetes nuestro estimadísimo amigo Edgar Rafael Arellano Ontiveros. Sólo de esa manera guardó para mejores tiempos su punzante pluma, capaz de destrozar vidas y honras de quienes por alguna razón o conveniencia se convirtieron en sus contrarios. Personajes que actuaron con mala voluntad, pero que siempre estuvieron a merced del escrutinio público.

Ni siquiera le infundió miedo los siete meses de injusto encarcelamiento, que para cobrar venganza promoviera Antonio Echevarría Domínguez, en aquel entonces gobernador de Nayarit. Tampoco que hayan atentado contra su vida, que haya recibido amenazas de muerte, así como algún reclamo público y uno que otro enfrentamiento a golpes con personas que se sintieron ofendidas al encuerar “El Pipiripau” abusos de autoridad o vidas licenciosas. Al fragor de la batalla, siempre salió airoso.

Aquellos con quienes se trenzó desde su posición de representante de la opinión pública, hoy festejarán su desaparición física. Lanzarán un suspiro de alivio porque no serán más los pendejos de exclusividad que reclamaba Arellano como clientes del Cotarro Político. No tendremos más la oportunidad de leer con avidez surgida del morbo, los comentarios jocosos e irreverentes del periodista venido de allá del mar para, durante más de 25 años, hacer periodismo trascendente y con un estilo personal diferente, inusual, del que estábamos ayunos en Nayarit.

Trato de ser congruente, me dijo en una ocasión. Su congruencia la discernía en la relación cordial con las instituciones establecidas, pues suspicaz como ningún otro periodista sabía que esa es la manera cómoda de mantener en línea de flotación al periódico Express, empresa de su propiedad. El convenio con instituciones del gobierno lo proveían pecuniariamente de lo indispensable para mantener a docenas de trabajadores (y sus familias) manuales, administrativos, reporteros y algún advenedizo que nunca falta.
 Edgar fue bondadoso con sus compañeros de trabajo. De ese tamaño era el trato, jamás como el patrón negrero, de quien explota la mano de obra especializada para hacer riqueza. Repartió siempre generosidad con quienes en su empresa periodística compartían responsabilidades. Hubo a quienes financió la construcción de sus viviendas, a muchos más solventó apuros económicos o hizo valer su influencia para gestionar el auxilio médico para empleados y familiares de éstos, entre otras muchas cosas. Fue un director amado, que incluso gozó de la protección del personal.

Tuvo sus virtudes, sin duda también sus defectos. Pero que sean otros los que lo juzguen, yo no. Ya aprendí a perdonar.

Con el fallecimiento de Edgar Rafael Arellano Ontiveros se cierra un capítulo demasiado importante para el periodismo de Nayarit. Sin él Express no será igual. Edgar fue el alma del periódico, pilar fundamental para su sostenimiento económico, con una extraordinaria capacidad para abrir fuentes de financiación. Amén de su estilo periodístico sin parangón para escribir diariamente la columna Cotarro Político, razón por la cual la publicación tenía ventas.

Deseo expresar larga vida a Express, pero encuentro difícil la empresa. Edgar Arellano dejó un complicado hueco que llenar. No veo a lo lejos quien, con la inteligencia, el genio y la lucidez supla al que en el periodismo local se dio a conocer públicamente con la columna Que me siga la tambora, y además amante del tango y el beisbol, como buen mazatleco.

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