Peripecias del reportero

(21 de septiembre de 2019)

Días de espera después de solicitada la entrevista, fue concedida al reportero de la gente por el diputado panista Leopoldo Domínguez González, presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso del Estado.

Sólo y su alma encuentro al legislador en su oficina acondicionada con menaje necesario para dar audiencia personal a quien la solicita con antelación. Se ubica esta en el edificio sede del Poder Legislativo de la capital nayarita. Arrellanado en sillón al doctor Polo, así llamado por el común de conocidos, encuentro fijo su interés y clavada la vista en el teléfono celular que maneja con cierta habilidad.

Estás triste, o preocupado, pregunto con la confianza que me dispensa desde hace años por esa insistente e ineludible relación reportero-político. No, de ninguna manera, algo se me nota, fue su respuesta. Más bien estás ensimismado, muy serio, producto de una información que mucho llamó tu atención, le comenté.

Contrario a mi costumbre, inusual manera que hasta el momento no alcanzo a definir, inicié fuera de grabación con un comentario en mente que en su momento pretendía hacerlo al diputado en cuestión sobre laudos, pues escuché en Radio Metrópoli de Guadalajara, en programa informativo de NOTISISTEMA, que en el Estado de Jalisco hay cinco mil de estos, producto de denuncias por inconformidad de funcionarios despedidos en todos los ayuntamientos de esa entidad.

Mi deseo fue saber si tales procedimientos judiciales existen en el Ayuntamiento de Tepic, pues Polo Domínguez fue presidente de éste el periodo 2014-17. Luego de explicar más o menos en los términos de que en nuestro derecho laboral se entiende por laudo la resolución definitiva que dicta la Junta de Conciliación y Arbitraje para poner fin a un conflicto de trabajo, ya sea jurídico o económico, el diputado panista expresó que puede haber no sólo en el local sino en todos los ayuntamientos de Nayarit. No definió número ni tipo de controversia.

Luego abordé el tema que lacera a periodistas locales, sobremanera a mujeres comunicadoras que con mayor entusiasmo son quienes propugnan por el beneficio social a sus compañeros de oficio y profesión, referente al fondo económico oficial destinado para garantizar el derecho a la salud de los periodistas del Estado de Nayarit. Más evidente se hizo el asunto luego que en días recientes fue hospitalizado el compañero Florentino Cordero por síntomas de ataque cardíaco, por tanto, necesita apoyo económico.

El mencionado fondo, que por decreto debe ser administrado de entrada por la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Estado, se constituye por el recurso económico de aquellos géneros declarados desiertos durante la realización de los premios estatal de periodismo y estatal de periodismo deportivo. Hasta la fecha son cinco los géneros declarados desiertos, por tanto, el fondo debe albergar 200 mil pesos, toda vez que cada premio garantiza un mínimo de 40 mil pesos.

Comenté al diputado Domínguez de una serie de peripecias que en torno al tema han ocurrido. Lo más trascendente es que por decreto del legislativo se obliga a la Secretaría de Finanzas y al Comité Organizador de los premios en cuestión (este último presidido por su servidor) a emitir el reglamento que regulará dicho fondo económico. Ello no se ha efectuado por negligencia de nuestra parte, lo reconocí ante el diputado presidente. Sin embargo, me comprometí hacer la coordinación pertinente y quehaceres urgentes para contar con el reglamento antes de que finalice el presente año.

Bueno, entremos en materia, dije refiriéndome a la entrevista. Asintió. Con anticipación acostumbro hacer el cuestionario pertinente. Saqué dos libretas. Una con preguntas que escribí tiempo anterior, pero que agotó hojas en blanco. Otra de reciente adquisición con interrogantes de un día previo. Puse mi grabadora a funcionar, al mismo tiempo preparé mi cámara fotográfica que también posee el mecanismo para tomar video.

Muy saleroso inicié la entrevista. En algunas preguntas noté que el diputado fruncía el ceño, pero a todas, fiel a su costumbre, dio respuesta. También no habitual durante la entrevista resultó que con insistencia cuando menos dos llamadas entraron a mi celular. Como el sonido del timbre restaba la atención, opté por apagarlo. Enseguida raro fue que al fondo de mi garganta se registró un cosquilleo incómodo. Aguanté lo más que pude para no toser, hasta que no soporté más y vino el ruido bucal.

En medio de estas inconveniencias pude tomar algunas fotos al entrevistado y grabar video, no también como era mi deseo. Para acabarla de amolar, pese a que observé en luces funcionar la grabadora, al terminar mucho llamó mi atención que al recogerla estaba apagada. Fuera del recinto al verificar, comprobé que el aparato no grabó audio. Me lamenté. Recordé que en mi luenga vida reporteril es la segunda ocasión que me sucede algo similar.