Andrés Manuel y Jean-Jacques Rousseau

Para tratar de entender a Andrés Manuel López Obrador en el marco que más se acomoda a su pensamiento, que es el liberal clásico, relacionémoslo ahora con Rousseau.

Para Rousseau la felicidad no es la meta de los hombres, sino vivir la clase adecuada de vida.

No está de acuerdo con Helvétius y su utilitarismo, que concibe que aun perdiendo la libertad el hombre puede ser feliz. Renunciar a la libertad, que para Rousseau es absoluta, es renunciar a la esencia del ser, por lo tanto, no es compatible con el hombre.

Pero, Rosseau reconoce que para que el hombre pueda realizarse en sociedad es necesario crear reglas para que entre los hombres no se estorben entre sí. Estas reglas están dadas desde un principio por la naturaleza, están grabadas en el corazón de los hombres, de ahí que se conciben como Leyes morales (Constitución Moral que plantea Andrés Manuel) de las cuales el hombre no debe apartarse.

Frente al dilema de la Libertad absoluta y la ley moral que sujeta de alguna manera al hombre se encontraba una contradicción insalvable. Solo un chispazo de ingenio, que solo se dio en él (Andrés Manuel sabe cómo resolver los problemas de México, solo él) le permitió llegar a la conclusión de que libertad y autoridad no son contrarios, sino las dos caras de una misma moneda.

Cómo entonces alcanzar ese punto de unión. En principio, el hombre desea ciertas cosas, no hay que impedir que lo logre (la consulta para saber las necesidades, se empezará con los más necesitados). Lo que la consulta diga que los pobres desean es lo que será bueno para ellos, no será necesario visitar a todos, lo que deseen unos desearán los demás.

Hoy los hombres piden más cosas de las que necesitan porque están corrompidos (no corrupción, ahora en sentido amplio), porque están actuando irracionalmente, porque no son naturales. La armonía, entonces se alcanzará cuando los hombres actúen racionalmente.

La sociedad, vista como un solo cuerpo, tiene una sola voluntad, la voluntad general. Los ricos ni los poderosos de hoy día representan esa voluntad general, sus intereses son minoritarios (la mafia del poder).

Rousseau está lleno de un profundo rencor contra las camarillas (ya Andrés Manuel anunció la baja de sueldo de los altos funcionarios) que se consideran por encima de los demás. Detesta a los especialistas (la suerte del NAICM será decidida en una consulta, no en las conclusiones de los especialistas).

Así, la sociedad debe ser guiada por el hombre que está en contacto con la verdad, esto lo obtiene solo una persona que tiene el corazón en el lugar debido. Esta persona es la única en poseer cierto tipo de conocimiento, como clave para resolver todos los problemas (Andrés Manuel, sabe cómo, dicen sus seguidores).

El asunto será entonces en que todos los mexicanos actúen de acuerdo a la Ley moral (constitución moral). Esas serán las cadenas que voluntariamente habrá que llevar para hacer todos juntos la cuarta transformación.

Todos los hombres pueden estar equivocados en cuanto a creer que son libres, solo él sabe lo que es ser mexicano (no en balde conoce todo el país), solo él conoce los deseos de todos, lo que liberará a la nación. Hay que someterse a él.