La injusticia trazó la ruta de mi profesión
Oscar González Bonilla
05 de Septiembre de 2024
Concertada la cita pensé en realizar entrevista de semblanza y dejar para mejor ocasión el fundamental trabajo del presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos para el Estado de Nayarit.
Antes de que él narrara la historia de su vida, tuve la idea de primero darle a saber mi trayectoria periodística con el sano propósito de que mejor me conociera y al mismo tiempo entrara en confianza. Sería la primera vez que platicáramos frente a frente en calidad de servidor público y reportero.
Acompañado por el secretario, al ingresar en su oficina vi que de impulso abandonó su asiento para con efusivo abrazo recibir al visitante. “Me da gusto que haya venido”, medio escuché que me dijo. Me ofreció asiento y en el acto él regresó al suyo. De frente, escritorio de por medio, me miró, y luego espetó:
- ¿No me conoce?
Observé fijamente su rostro.
-No, contesté.
-Fui su vecino. Conozco a sus hijas y a su esposa.
Aunque abiertamente no lo dijo, me dio a entender que también a mí me conocía, que sabía de mi trabajo en los medios de comunicación de nuestra localidad.
Maximino Muñoz de la Cruz relató haber conocido a mis familiares como integrante del coro del templo católico Santo Niño, ubicado en linderos de las colonias Infonavit “El Mirador” y Pancho Villa, en Tepic. En este último sitio el joven funcionario vivió algunos años. Además, causó gozo enterar que buen tiempo tuvo noviazgo con muchacha vecina del barrio nuestro.
Una vez repuesto de la sorpresa, le pedí entráramos en materia.
-Decidí por la entrevista de semblanza porque algunos enterados alegan es insólito que un indígena…huichol, por primera vez ocupe el cargo de tan alta responsabilidad, le señalé.
-Wirrárika, asentó.
Comenzó su dicho:
“Yo nací en Pochotitán, pueblo cercano a Tepic, porque mi madre tuvo necesidad de dar a luz en ese pueblo. Fue el 8 de junio de 1979. Mis padres, ambos, fueron maestros rurales en educación indígena, en ese tiempo daban clases en la sierra. Durante muchos años impartieron enseñanza de comunidad en comunidad.
“Muy cerca del inicio de la década de los ochentas, había pocas escuelas, sobre todo en comunidades indígenas del municipio Del Nayar, por tanto, la educación no era amplia, llegaba hasta primaria. Habría que salir de la zona para cursar estudios de secundaria.
- ¿Cómo se llaman sus padres?
-Mi papá, que en paz descanse, se llamó Venancio Muñoz Carrillo, y mi mamá, que todavía la tengo, es Ausencia de la Cruz González. Fueron de los primeros maestros indígenas en la sierra de Nayarit, por tanto, llegado el debido tiempo alcanzaron su jubilación.
Fue decisión de ellos que infante Máximo fuera a su natal Pochotitán a realizar su educación primaria al tomar en cuenta que en el lugar podía cursar estudios de secundaria a través de telesecundaria, pero no sucedió así.
“Como mis padres no me podían llevar con ellos a la sierra, tampoco dejarme en Tepic porque no teníamos familiares, al terminar sexto año de primaria me trasladan a un internado: escuela secundaria técnica “Benito Juárez” de Xalisco. Internado allí durante tres años hice la secundaria.
“En ese ínter mis padres compraron una casita en la colonia “Francisco Villa” de Tepic. Seguramente advirtieron que sus hijos deberían seguir estudiando. Ya teniendo un lugar para residir, me inscribo en la Preparatoria Número Uno de la Universidad Autónoma de Nayarit.
Maximino dice ser el primogénito, enseguida vienen tres hermanos: Ana Gabriela, Roberto Carlos y Alma Yesenia, todos Muñoz de la Cruz.
Ser delegada sindical permitió a su mamá Ausencia de la Cruz instalarse en Tepic con el fin de desempeñar con atingencia el cargo, lo cual hizo por espacio de casi tres años, situación suficiente para que los hijos también vinieran a residir a la ciudad. Enseguida la maestra regresó a zona de la sierra, mientras que el profesor Venancio Muñoz logró plaza en Francisco I. Madero (Puga). “De cierta manera, ya estuvimos bajo la tutela de nuestros padres”.
“Termino la Preparatoria y decido entonces ingresar a la Facultad de Derecho en la UAN. La determinación de estudiar la carrera de Leyes se dio por dos o tres motivos: uno, la presencia en ella de buenos maestros en el tema que me dieron clases en la Prepa Uno, a los que recuerdo con mucho cariño, Rafael Pérez Cárdenas y Luis Ignacio Bañuelos (qepd); y otro motivo muy personal fue haber vivido, desde el interior del Penal “Venustiano Carranza” de Tepic, el motín de reos en diciembre de 1988, el zorrazo mentado.
Describe acción de los elementos del ejército contra habitantes de comunidad de la sierra. La mayoría de ellos huye al cerro, pero su abuelo, el papá de su papá, de 70 años de edad y con escaso conocimiento del idioma español, fue apresado por los soldados bajo el baladí argumento de que en su vehículo habían encontrado mariguana.
“Se trajeron a mi abuelito para recluirlo en el CERESO. Y en una de las múltiples visitas que le hicimos, precisamente día de visita, en el interior del penal nos toca el zorrazo. Pasamos la noche y al siguiente día nos sacaron. Imagine la experiencia a los nueve años de edad que yo tenía. Me correspondió ver violencia, ver muertos.
“La injusticia de ver a mi abuelo encarcelado y observar en la penitenciaría el uso de la fuerza física e innecesaria utilización de las armas, eso quizá marcó un poco mi vida, sentí algo, sentí algo. También esto considero fue motivo que me empujó a estudiar la carrera de Leyes.
Con esfuerzo, porque estudiaba y trabajaba a la par. Considera que cinco años de la carrera fueron complicados, causa a que la economía familiar no era boyante. Finalmente, en 2002, Maximino Muñoz de la Cruz recibe su acreditación como abogado por la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Nayarit. Es generación 1997-2002. Fungía como director Ismael Hermosillo Hernández (qepd), mientras que de rector Francisco Javier Castellón Fonseca.
“Fue una etapa muy buena que disfruté a pesar de las limitaciones. Durante el camino de estudio profesional conocí a grandes maestros, extraordinarios juristas, que bastante influyeron en mi formación y motivación para continuar con mi preparación: Alfonso Nambo Cervantes (qepd), Agustín Dónjuan de la Peña, Ramón Toriz Arias (qepd), Lourdes Yerena, Gonzalo Macías Carlo y muchos más.
Entra una llamada a su teléfono celular que permanece sobre el escritorio. Interrumpe la conversación para contestar, gira el sillón y lo hace de espalda hacia mí.
EN DERECHOS HUMANOS, LOS INDÍGENAS NO TIENEN LIBRE DETERMINACIÓN
Maximino Muñoz de la Cruz fue el fundador de la primera asociación civil de estudiantes indígenas en Nayarit, lo hizo cuando cursaba la carrera de Derecho en la UAN nombrada Unión de Estudiantes Indígenas por México.
Con base en la observación pudo enterarse que en la universidad era muy limitada la matrícula de estudiantes indígenas, “si acaso tres o cuatro”. Luego en su mente estuvo la interrogante: ¿Por qué sucede esto, algo ocurre? La idea se clavó en su memoria.
Como antecedente, Maximino explica que siendo aún estudiante de Leyes hizo servicio social en el desaparecido Instituto Nacional Indigenista, sección Nayarit, donde asegura entendió a fondo la problemática social de los pueblos indígenas.
Dice haberla sentido a flor de piel: hacían gestiones jurídicas en favor de indígenas presos, entre los habitantes de las comunidades la capacitación en diversos temas era una constante, así como otras muchas actividades, siempre bajo el resguardo y orientación de la licenciada Lucinda Arias Vázquez, a quien Muñoz de la Cruz guarda enorme reconocimiento por su capacidad y entendimiento.
Luego encontró que los jóvenes procedentes de la sierra llegaban a Tepic para estudiar en secundaria abierta ubicada en la colonia Las Aves, solo en periodos vacacionales, y que administraba una maestra de nombre Beatriz (no recordó sus apellidos). Enseguida los muchachos realizaban estudios de Preparatoria, institución que se hacía llamar escuela indígena de nombre “Alfonso Caso Andrade” bajo la dirección del maestro Bolívar Oramas Narváez.
“La escuela era negocio particular de Bolívar Oramas, también funcionario de la SEP. Como recibían educación preparatoriana deficiente, los jóvenes indígenas reprobaban el examen de admisión a la Universidad Autónoma de Nayarit. Ello se convertía en un tope insalvable que obligaba a los muchachos regresar al rancho para emplearse en trabajos del campo. Por eso pensaba que algo se debería hacer”.
Una vez entendido el tema de la falta de inscripción de indígenas en la universidad, Maximino si situó en la figura del indígena, con plena conciencia de que él lo es (huichol), y enfocó sus baterías hacia la organización de la agrupación. Con base en su capacidad de acción encontró hasta siete estudiantes indígenas en preparatoria y profesional, y con ellos integró la unión, cuya actividad primera fue lograr becas, casa de estudiante, gestiones para diversos apoyos, incluso consiguieron tiempo en Radio Aztlán, radiodifusora oficial del Gobierno de Nayarit, para a través de mensajes invitar a jóvenes de la sierra al estudio en la UAN.
A Maximino Muñoz de la Cruz le correspondió, por tanto, presidir la Unión de Estudiantes Indígenas por México por un periodo de tres años, al término del cual observa con satisfacción que 43 jóvenes autóctonos cursaban estudios en la Universidad Autónoma de Nayarit.
Una vez concluida su carrera de abogado, siendo gobernador del Estado Antonio Echevarría Domínguez, logra que éste le permita obtener su primer trabajo. Es nombrado Oficial Secretario de la entonces Procuraduría de Justicia del Estado. Logra su titulación y un año después encabeza un Ministerio Público. Considera pudo haber sido a sus 24 años el MP más joven a cargo de este organismo jurídico para Atención de Asuntos Indígenas, “figura creada durante el gobierno de Don Antonio Echevarría para atención de temas de los pueblos indígenas”.
Vino enseguida la promoción de Maximino Muñoz para también fundar la Asociación de Profesionistas Indígenas del Estado de Nayarit, organismo que se dedicó en cuerpo y alma a la consecución de trabajos de mayor envergadura, siempre con la mira puesta de llevar beneficio social para habitantes de comunidades de la sierra nayarita y de otras latitudes. Por consecuencia en 2004 recibió por parte del Gobierno del Estado el reconocimiento nombrado “Premio Estatal del Abogado. “El galardón se otorgaba a abogados con experiencia de años, pero yo fui el primer joven abogado indígena en recibirlo”. Tenía casi 25 años de edad.
Su ciclo en la Procuraduría de Justicia del Estado se cierra en febrero de 2006. Se asocia con otro profesional del Derecho y abren su propio despacho jurídico. Afirma que al mismo tiempo estuvo interesado por temas académicos, es cuando conoce convocatoria de becas de la Unión Europea, concursa y gana. Convertido en becario recorre casi todos los estados del país haciendo estudios de investigación con base en el tema indígena.
Propuso en 2007 al gobernador Ney González y al propio Congreso del Estado proyecto para dar paso a la Defensoría Pública para Pueblos Indígenas. Con desconsuelo dice que no se concretó. “Quedó en el cajón del escritorio, no hubo apoyo político”. Asimismo, Muñoz de la Cruz se enorgullece de haber aprovechado la oportunidad que le brindó el licenciado Antonio Partida Valdovinos de ser catedrático durante un año en la Universidad del Álica. “Me sirvió mucho esa experiencia”.
Luego fue tiempo adecuado de aprovechar ir a la ciudad de México para lograr la formación como Ministerio Público Federal. “Es un proceso muy complicado, muy difícil, hay que aprobar alrededor de quince exámenes para llegar a un curso y al final hacer examen de oposición para alcanzar una plaza. Superé todo ese proceso, pero a quince días de que en la ciudad de México se me asigne en área de la Subprocuraduría de Atención a Víctimas y Asuntos Indígenas, me ofrecen un lugar en Nayarit en la Defensoría Pública Federal en el Cefereso de El Rincón y la acepto. Soy muy apegado a mi familia y a mi tierra. Nos vemos México, dije”. Permaneció diez años en el cargo, el más prolongado de su carrera en la administración pública.
Tozudez para alcanzar beca internacional promovida por Fondo Indígena de América Latina y el Caribe, con sede en Colombia, mostró Maximino Muñoz de la Cruz porque hasta el quinto intentó anual fue que la logró. Para el efecto hizo un libro con el título “Los ideales de la juventud indígena” publicado por la Universidad Autónoma de Nayarit en su plataforma digital en la edición de la Enciclopedia del Centenario, aparte de elaborar ensayos y cumplir todos los requisitos exigidos. Viajó a España para especializarse en temas indígenas, derechos humanos y corporación internacional.
-Una última pregunta, le digo.
- ¿Al paso de los años, cuáles son los derechos humanos de los indígenas que más se han violado, según su personalísima apreciación?
-Principalmente el derecho a la libre determinación.
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