Cantante popular a fuerza de talacha
Oscar González Bonilla
12 de Agosto de 2024
Moisés Samaniego Llanos es un personaje conocido por los tepiqueños que con regularidad asisten a sitios de convivencia, como son cafeterías, restaurantes y otros de ese estilo, porque acompañado de su guitarra ameniza buen rato con la interpretación, además de formidable voz, de viejas canciones de preferencia boleros, en cuyo desgastado, por el uso diario, listado dado a conocer suman más de 300 títulos.
Es cotidiano su transitar por lugares de concurrencia, sobre todo ubicados en el centro de la ciudad de Tepic. Esa ha sido una forma de vida, pues terminado el canto de una melodía, don Moisés acude a cada una de las mesas para recoger de los comensales la voluntaria aportación económica, es generosa por la excelente interpretación, la gracia que irradia el viejo y la expresión que a cualquiera nos hace sentir estimulados: “que dios me los bendiga”, con la cual profundiza su fe católica.
El personaje, en esta ocasión entrevistado, nació en el poblado La Libertad del municipio de San Blas, producto de la unión de María Trinidad Llanos Vega con Miguel Samaniego Cano. Ella, ama de casa, y él, ejidatario, de los fundadores. El alumbramiento ocurrió el 4 de septiembre de 1940. A muy tierna edad fue enseñado por su progenitor al manejo del machete, por tanto, limpiaba de matorrales tierras muy fértiles plantadas con plátano, característica del ejido La Libertad.
Moisés Samaniego Llanos confiesa que tuvo hermano mayor, pero por desgracia murió cuando Moi contaba con edad de ocho años. Fueron dos los únicos hijos del matrimonio Samaniego Llanos. Se crió con sus abuelos paternos, con quienes también asistía su papá. Al paso del tiempo, don Moisés asegura que su padre Miguel Samaniego se casó, cuya mujer con él procreó seis hijos. “Dos mujeres y cuatro hombres son mis medios hermanos”.
Su padre quiso llevárselo a vivir con él, pero el muchacho se negó. Decidió continuar su vida al lado de sus abuelos. Fue entonces que desde infante asumió la responsabilidad de trabajar por paga en el campo, con ello contribuía a los gastos de manutención.
En el rancho solo cursó estudios de primaria. “No me gustó la escuela”, dice. Asegura que en la escuela primaria le correspondió la época en que un solo maestro impartía enseñanza a todos los grupos, desde primero a sexto años. A corta edad se aficionó a la guitarra, asimismo al canto. Nadie lo enseñó a ejecutar el instrumento, sino que dio rinda suelta a su instinto creativo, aprovechó esa fuerza dentro de él, pero tuvo apoyo en un método con ilustración de la posición de los dedos sobre el diapasón de la guitarra, mismo que lo ayudó a la ubicación de las notas musicales.
Don Moisés Samaniego Llanos llegó a la edad de merecer, por tanto, contrajo matrimonio. Nació un hijo que por nombre le puso Miguel. Pero cayó en desgracia al morir su esposa a consecuencia de gangrena. “Me casé otra vez, pero no hice vida”.
Ubicado en Tepic, Moisés Samaniego desempeñó trabajos varios, pero no borra de su mente el último en SAGARPA como parte de la brigada de incendios forestales. Llegó el momento que decidieron echar fuera al personal de mayor edad, a los viejos, dice él. Razón por la cual quedó en el desempleo. ¿Y ahora qué voy a hacer?, se preguntó.
Es necesario destacar que para entonces vivía en Tepic con su hijo Miguel, con quien lo ha hecho durante muchos años. Fue entonces que nuevamente echó mano de su guitarra. Aliado con un amigo empezó a hacer canto al público con buena respuesta económica. “Me daba vergüenza, tocaba mal, pero me gusta mucho cantar acompañado de mi guitarra y le echo inteligencia”. Luego de ser parte de un trío, tocaba maracas, se quedó sólo. Enseguida su nieto Miguelito lo acompañó en las presentaciones al público con maracas. “El dinero que ganamos nos lo dividíamos mi nieto y yo”.
Le llena de orgullo comentar que a petición del maestro de Bellas Artes (aquí en Tepic), nombrado Pedro Sánchez llevó a su nieto para la enseñanza práctica y teórica de la guitarra. Lo hizo durante cinco años. “Mire que bonito toca”. Al paso del tiempo, su nieto Miguel Alexander Samaniego Rodríguez, cursó la carrera profesional de Licenciatura en Derecho. Hizo su servicio social en la FGR. Hoy se destaca como auxiliar ministerial en la Fiscalía, dijo nuestro entrevistado.
En la actualidad don Moisés Samaniego Llanos por completo ha perdido la vergüenza cuando se para cantar a los comensales, asegura que se llenó de valor. Acompañado de su guitarra empieza su peregrinar a las 10 horas, excepto sábados y domingos. Obtiene por su actividad artística dinero que mucho contribuye a su subsistencia. “Me conformo con llevarme 50 pesos”. El día de la entrevista, alrededor de las 12 horas, llevaba en sus bolsillos más de 180 pesos. Le encanta su trabajo. No obstante, cercano a los 84 años de edad, a don Moisés Samaniego Llanos los malestares físicos lo acechan. Confiesa que una mañana, en su casa, le dio un paro respiratorio. Hace ocho años lo operaron de una rodilla, pero aún padece dolores. De su propiedad, tiene en La Libertad, de donde es ejidatario, plantadas varias hectáreas con mango y plátano. La venta de sus cosechas lo ayuda a seguir viviendo.
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