El trabajo de bolero lo quiero mucho, se me hace muy noble
Oscar González Bonilla
15 de Julio de 2024
Osbaldo Márquez Ortiz es una persona singular entre sus pares, se distingue por su comportamiento, forma de vestir y traer siempre cachucha, pero fundamentalmente cojea por deformidad en su pierna derecha, secuela de la poliomielitis infantil.
Tiene la virtud de ser más conocido como “El Gallo”, su apodo, que por su nombre de pila. Forma parte del conjunto de más de cuarenta aseadores de calzado o boleros que en los portales Vázquez y Menchaca circunscriben la plaza principal de Tepic.
Osbaldo llegó a trabajar en ese lugar en 1995, desde entonces ha adquirido clientela porque su esfuerzo y dedicación en el momento de lustrar calzado son mayúsculos para dejarlos con el mejor brillo posible, al gusto del usuario.
Osbaldo Márquez Ortiz nació en el poblado Momax, cabecera municipal en el Estado de Zacatecas, el 28 de agosto de 1975. Sus padres son Felipa Ortiz Rodríguez y Miguel Márquez Alba, ella amada de casa, él trabajador del campo. Un buen día, don Miguel decidió ir de “bracero” a los Estados Unidos de Norteamérica con el firme propósito lograr dólares para mejorar las condiciones económicas y bienestar de su familia: esposa y cinco hijos. Dice Osbaldo que buen tiempo envió dinero, pero de repente suspendió. La causa fue que allá encontró nuevo amor.
Doña Felipa, para dar nuevo sesgo a su vida, decidió venir a Tepic con sus hijos, lugar donde tiene familiares, precisamente cuando Osbaldo, el menor de sus vástagos, se aproximaba a los cinco años de edad. Dos hermanos mayores, mujer y varón, trabajaron aquí para la manutención del clan. Al tiempo, estos dos hermanos se casaron, por consecuencia “quedamos desamparados”. A doña Felipa no le quedó más alternativa que unir su vida a la de un hombre, “con quien duró muchos años y tuvo dos hijos, pero el señor a tiras y tirones a nosotros nos sacó adelante”, expresa Osbaldo de manera directa y clara.
Durante largos años “El Gallo” ha vivido en la colonia Puerta de la Laguna de la capital nayarita, “por la calle Zócalo, frente a la escuela “Salvador Allende”. Cursó estudios hasta la secundaria, no tuvo interés de adquirir conocimientos porque “era un chamaco vago, siempre me gustó andar en la calle”.
Su primera chamba la consiguió “El Gallo” cuando tenía 16 años de edad, y fue en una licorería que se ubicaba por la calle León antes de llegar a Insurgentes en Tepic. Permaneció casi tres años, en el negocio era único empleado. Asegura que el propietario lo explotaba porque trabajaba de las nueve de la mañana a las nueve de la noche, de lunes a domingo, y “me pagaba muy poquito”. Le dio vacaciones por primera vez, pero cuando regresó a la chamba se encontró que otra persona ocupaba su lugar, por tanto, fue despedido sin más argumentación ni compensación económica.
Antes de este acontecimiento, dos sobrinos que trabajan y son activos de la Unión de Aseadores de Calzado de Nayarit le insistían con fervor que se vinera a trabajar en la actividad que ellos desarrollan. Su negativa también fue permanente, porque por su mente no existía la idea de ser bolero.
Sin embargo, Osbaldo con decisión les tomó la palabra. “Un domingo vine a calarme. ¿Y qué crees? Ese día me fue tan bien que gané más dinero de lo que ganaba en una semana en la licorería. Y con gusto me quedé”.
“En aquel tiempo (1995), ser bolero era un trabajo muy bueno. Te daba para bien comer, vestir y hasta para echarte unas chelas”. Confiesa que casi todos los ´sábados iban, él y varios de sus amigos boleros, a los lugares donde venden las cervezas bien frías y que las sirven mujeres.
Durante buen tiempo, “El Gallo” mantuvo su puesto de bolero en el portal Menchaca, frente a la salida del hotel Fray Junípero, lugar que considera de excelencia. Ello le dio la oportunidad de lustrar zapatos a Cochiloco, apodo del actor tepiqueño Joaquín Cosío; al futbolista nuestro Miguel Zepeda, al cantante Mijares, a Raúl Hernández, del conjunto musical Tigres del Norte; Antonio Echevarría Domínguez, Roberto Sandoval, Roberto Mondragón Pérez, Hilario Ramírez “Layín”, y muchos personajes más de la vida social.
En la actualidad su bolería la ubica en el portal Vázquez, dice que la Unión de Aseadores de Calzado le entrega cierta cantidad de dinero por el cambio de lugar, y él necesitaba el efectivo. Se fue a hacer cola.
Luego entonces, Osbaldo Márquez Ortiz se casó y en la inmediatez su esposa le dio el primer hijo. Sus necesidades aumentaron. Por suerte, un amigo que conoció hace mucho tiempo, lo ayudó a conseguir trabajo (2001) en la antes Procuraduría de Justicia del Estado, cuyo titular era Jesús Bañuelos Ahumada, durante el gobierno de Antonio Echevarría Domínguez. Entró al departamento de personal y en la actualidad se desempeña en el departamento de dactiloscopia. Trascurre la mañana del día como bolero y a partir de las tres de la tarde ejecuta actividad de la toma de las huellas de la yema de los dedos de la mano en lo que hoy es Fiscalía General del Estado.
El apodo del Gallo le sobrevino a raíz que, a las personas en lugar de decirles amigo, compañero, vale, a todas, sin excepción, les decía gallo. Sostiene que hace cuatro años que no consume bebidas embriagantes. Por su aspecto, además de tatuajes en el brazo izquierdo, “algunos pensarán que soy drogadicto, pero ni siquiera he fumado mariguana, mucho menos consumir otro tipo de droga”.
Convencido, de propia voz, remarca: “Estoy a gusto, este trabajo lo quiero mucho, se me hace muy noble”.
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