Aquellos tiempos…
Oscar González Bonilla
16 de Junio de 2024
JÚBILO COLECTIVO ESCÉNICO EN LOS ÁNGELES
Júbilo Colectivo Escénico trascendió fronteras, fue con todo y su arte a Los Ángeles, California, para dejar constancia de su calidad interpretativa con la puesta en escena de Farsa y justicia del señor gobernador, obra teatral que rebasa ya dos centenares de representaciones, sin demérito, más bien con elevada solvencia.
Una vez más el director de la compañía emanada de las entrañas del SETUAN, Octavio Campa Hernández, satisfecho ofrece fehaciente muestra de que en Nayarit el quehacer teatral con adultos mayores no es desperdicio, sino esplendido desarrollo cultural para beneplácito de todos quienes habitamos esta pujante entidad.
Con muchos arrestos, con la confianza además en su capacidad actoral, el grupo, integrado en mayoría por trabajadores universitarios jubilados, se plantó en aquella ciudad por invitación de la Federación Nacional e Internacional de Nayaritas en Estados Unidos (FENINE) que preside Nérida Vargas Villano, ahuacatlense anfitriona de excepción, muy lejos, nada que ver con el significado innoble, vil y ruin de su segundo apellido.
Las invitaciones a nayaritas radicados en aquella demarcación del sur de los Estados Unidos de Norteamérica fueron enviadas con anterioridad para que asistieran a presenciar la farsa, obra del español Alejandro Casona, pero con adaptación del propio Octavio segundo. Se supo que FENINE cuenta cuando menos con 40 mil afiliados. Obvio que no todos acudieron a la cita, pero sí una gran cantidad de paisanos llenó el sillerío del auditorio.
El escenario en el edificio de una modesta escuela secundaria con raíces profundas de catolicismo, pues al lado de éste observé la bandera oficial del Vaticano. El centro escolar, con buenos servicios elementales, hasta con cocina, lleva por nombre Saints Peter and Paul y está ubicado en la zona conocida como Wilmington, en la que, al parecer, los nayaritas tienen bastante influencia.
Fueron tan sólo dos funciones las que programaron los directivos de la FENINE, tarde y noche del sábado 7 de junio, la entrada tuvo un costo (“aquí por todo se paga”) que con gusto aceptaron cubrir los centenares de nayaritas que formalmente asistieron al teatro, más sabiendo de antemano que lo recaudado sería entregado en beneficio de la Casa Hogar María Inmaculada.
Un buen grupo de paisanos radicados allá contribuyó expeditamente para conseguir toda la utilería necesaria en el escenario. Hubo quienes prestaron de sus casas enseres. Otros más ofrecieron sus buenos oficios para con su fuerza armar lo imprescindible. El acto volitivo en todo su esplendor, razón más que suficiente para que la compañía correspondiera agradecida con una buena actuación, lo que así sucedió.
Por los continuos golpes de risa durante el desarrollo de la pieza cómica con la energía y la naturalidad en la expresión de los actores, pude advertir del gozo que causó entre los espectadores, muchos de los cuales a lo mejor ni siquiera en su vida habían asistido a presenciar una obra de teatro. Luego comprobé que sí gustó al encarar algunos paisanos al final de la función. Hubo un hombre entrado en años que me dijo yo era el Pepe Espinoza, porque en la puesta en escena soy yo el secretario del señor gobernador. Alguien terció: Sí, nada más que aquel da atole con el dedo y éste en cucharadas.
Demasiado entusiasmo en la convivencia mostró los paisanos al verse congregados por un puñado de también nayaritas que aportó su arte para hacerles pasar un momento agradable. Felices ellos de verse nuevamente las caras y saber que gozan de buena salud, sacaron incluso alegría escondida. Era una hermandad donde se notó la disposición de echarse la mano unos a otros, sin prejuicios, al fin y al cabo, cruzaron la frontera norte en busca de mejorar sus condiciones de vida.
Antes y después del trabajo en escena fue inmejorable la atención de quienes pertenecen y no a la directiva de la FENINE hacia los visitantes. Ofrecer cuartos de hotel, trasladarlos de visita a Los Ángeles y diferentes lugares del Condado y ofrecer a la compañía grandes comilonas fueron todos los días. Pero además externar el deseo de que Júbilo Colectivo Escénico regrese en tiempo menor posible a aligerar la carga laboral mediante un momento placentero, ahora a un número mayor de nayaritas.
La invitación está en pie, sólo es cuestión de recurrir a la caridad pública para costear pasaje de avión. A la solicitud por escrito de apoyo económico a las dependencias del gobierno de la gente con injerencia en la cultura y otras, éstas mostraron oídos sordos. Invaluable fue el respaldo de la dirigencia del SETUAN, primero para gestionar la impresión del libro Júbilo tras el telón en la imprenta de la UAN, y luego para promover su venta, con lo que básicamente se pagaron boletos de avión ida y vuelta Guadalajara-Tijuana, pero además Luis Manuel Hernández Escobedo dispuso la entrega de viáticos por 33 mil pesos.
Júbilo Colectivo Escénico es la propuesta de Octavio Campa Hernández, en él una comunidad de propósitos e ideales. Quien enseña aprende. Sólo él será capaz de cerrar el ciclo.
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