Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Mi pendejez

Oscar González Bonilla

08 de Junio de 2024

Tuve una experiencia amarga. Con éste, sólo recuerdo dos casos ocurridos en mi luenga trayectoria periodística que causan pena y frustración.

Una cuñada de mi hermano Juan Gonzalo me pidió intercediera ante el Fiscal de Nayarit, Petronilo Díaz-Ponce Medrano, para que concediera audiencia a fin de exponerle un asunto jurídico donde ella está involucrada con relación a una herencia.

Enseguida busqué a mi amigo Víctor Hugo Martínez, titular de la Dirección de Comunicación Social de la Fiscalía. Le llamé para indicarle me hiciera el favor de solicitar la audiencia al Licenciado Petronilo. Ya no estoy en el cargo, me respondió, pero te enviaré el número de celular de Alan Reyes, quien ocupa mi lugar.

Hice la llamada al nuevo responsable de Comunicación en la Fiscalía. A pesar de no conocerlo, de su parte recibí atención comedida. Fue entonces que dos días después obtuve la notificación de que el Fiscal nos atendería a las once de la mañana de un viernes. La cuñada de mi hermano con anticipación me había pedido que la acompañara.

Saber que se presentaba la gran oportunidad de entrevistar al Lic. Petronilo Díaz-Ponce preparé mis instrumentos de trabajo. Las pilas de una de las dos grabadoras que utilizo las puse a cargar la noche anterior, lo mismo hice con mi cámara fotográfica-video. Había que ir preparado para tal acontecimiento.

Fuimos recibidos por el Fiscal. Estaba solo en su oficina. La cuñada de mi hermano inició su relató. El licenciado Petronilo la escuchó, al mismo tiempo que hacía comentarios sobre documentos del ministerio público que se le entregaron. Fue entonces que llamó a una mujer, ejecutiva en la Fiscalía, especialista en asuntos de la materia expuestos. Las dos mujeres intercambiaban opiniones. En ese momento hice una seña al Fiscal para retirarnos a amplia mesa contigua dentro de la misma oficina. Accedió gustoso.

Vis a vis comenté que lo observaba bastante relajado, como si a casi tres meses de terminar el mandato de cuatro años pudiera exclamar con algarabía: misión cumplida. En absoluto dueño de la situación y con enorme disposición al diálogo con el reportero de la gente. Pregúntame lo que quieras, se adivinaba que manifestaba su subconsciente al mirar la expresión de su rostro.

Dispuse mis instrumentos de trabajo de manera conveniente. De repente entra llamaba al celular del Fiscal. Contestó sentado como se hallaba, pero luego de unos segundos se levantó, abrió una puerta ubicada detrás de él y se introdujo con el interés de que la conversación fuera en estricto privada.

Ya de regreso, iniciada la formal entrevista, pregunté si había logrado la transformación de la Fiscalía respecto a la anterior administración que capitaneó Edgar Veytia. Su explicación fue muy amplia y contundente. Luego vinieron más preguntas, también con vastedad de especificaciones en las respuestas. Dijo que con la nueva Fiscalía General de Nayarit que le correspondió encabezar estaba contento, pero no satisfecho.

Concluida la entrevista recogí mi grabadora, advertí que no había grabado. Pero supuse que yo no estaba en lo cierto. A la talega eché tanto grabadora como cámara. Nos separamos para ir cada quien por su lado la cuñada de mi hermano y yo, ella satisfecha por el trato y la decisión de finiquitar el asunto legal de la herencia. Yo me dirigí al lugar donde tomo café que huele rico y sabe mejor. En el Diligencias comprobé que efectivamente no se grabó la conversación con el Fiscal porque no apliqué de manera adecuada los botones de grabación, sólo en la cámara encontré fotografías y videos de dos intervenciones del licenciado Petronilo.

El desaguisado me sumió en la más desgarradora desesperación. ¿Qué hacer? Las entrevistas son irrepetibles. Mucho tiene que ver el estado de ánimo del entrevistado. Cuando está rebosante de alegría por alguna acción o acontecimiento, es capaz de hablar hasta demás sobre el tema que se le cuestione. Con base en ello deseché la idea de nueva entrevista. Aprovecharé para darle difusión a los segmentos que logré video grabar.

Es la segunda ocasión que me sucede esto. La primera vez que no se grabó absolutamente nada de la entrevista, fue hace años con Jonás Flores Carrillo, personaje de la vida pública de Nayarit que tiempo atrás falleció.

Comento a quien me quiere escuchar que ya viejo uno comete toda serie de irregularidades. Se vuelve olvidadizo, torpe en sus movimientos de manos y pies, entre otras lindezas. Aquí reitero que ahora sí creo lo que me decía “El Guacho Zúñiga”, reportero gráfico menos conocido como Arturo Manuel Zúñiga Estrada: “Mira, cabrón, tú aparte de ciego y sordo, estás pendejo”.




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