Historia de Acaponeta
Néstor Chávez Gradilla
08 de Junio de 2024
-Tercera y última parte-
El Dr. Gutierre Tibón, Salvador Gutiérrez Contreras, el Prof. Rivas Salmón, Luís Pérez Verdía y otros historiadores, mencionan que en aquellos años (aprox. En el año de 1,160) cuando llegaron los aztecas para quedarse un tiempo en estas tierras calientes, la zona costera al poniente de Acaponeta eran lugares pantanosos, esteros enlagunados y que también había una enorme laguna llamada “Mechuacán” (lugar de las muchas lagunas) igual o quizás más grande que la del Lago de Chapala, (según se ve en el mapa de Ortélius), misma que se cree que los aztecas desecaron en una gran parte para ahí fundar el cuarto gran Tlahtoanazgo (cacicazgo) de la Gran Confederación Chimalhuacana (Aztatlán, Xalisco, Tonallán y Colimán) que llegó a ser en más grande y poderoso de todos.
En esa gran laguna, hacia el sur estaba la pequeña isla de Mezcaltitán, la que aparece en el mapa de Ortélius con el nombre de “Mexcacula”, isla habitada por indios tahúes del grupo de los cahitas. Al parecer, esta isla fue escogida por los aztecas como centro ceremonial o adoratorio a sus deidades, y se trasladaban a ella desde Aztatlán en canoas a través de la gran laguna.
Siguiendo con el escrito de Francisco Javier Clavijero (pág. 66): ”Del río Gila, se dirigieron al sureste por La Tarahumara, La Tepehuana y La Sinaloa y arribaron a Hueycolhuacan que es al presente la Villa de Culiacán. De ahí caminaron al oriente por la tierra donde hoy está el Mineral de Real de El Rosario, en las inmediaciones de El Nayarit. En El Nayarit, se hallaron vestigios de las trincheras que hicieron los indios coras para defenderse –según ellos testificaron- de las invasiones de los aztecas”.
El historiador compostelense Don Salvador Gutiérrez Contreras, en su obra “Los coras y el Rey Nayarit”, escribió: “La permanencia temporal de los aztecas en AZTLAN-AZTATLÁN, es sin lugar a dudas una de sus estancias de mayor trascendencia en la ruta que siguieron en su peregrinación al Valle de México”.
El Prof. Alfonso Rivas Salmón sostiene su teoría acerca de que, a la llegada de los aztecas a estas tierras hoy nayaritas, anduvieron deambulando en el área que corresponde a la región marismeña comprendida entre Acaponeta y la región de Olita, a orillas del mar Pacífico y agrega que, en un lapso de tiempo de alrededor de 5 años, se instalaron en cinco diferentes lugares a los que él llama “Los cinco Aztlanes”, y los ubica en la forma siguiente:
Primer AZTLÁN: estuvo situando en un lugar llamado Las Cañas, ubicado en el cerro del Chavín en Pericos, hoy conocido como El Valle de La Urraca, cerca del Cantón, en donde dejaron como vestigio enormes montículos de conchas de ostiones, almejas y caracoles.
Segundo AZTLÁN: Al poco tiempo, salieron de ahí y se fueron a otro lugar llamado Los Vientos, hoy conocido como “El Otatito” cerca de la antigua Hacienda de San Cayetano, de donde se cree que tuvieron que salir por la escasez de agua dulce.
Tercer AZTLÁN: Al salir de ahí, se instalaron en un lugar ubicado entre la orilla de río Acaponeta y la enorme laguna de Mechuacán. Ahí, durante un largo periodo de tiempo prosperaron enormemente, aprendieron a dominar a las fieras y sabandijas iniciándose ahí ya el poder y supremacía del gran Hueytlahtoanazgo de AZTLÁN-AZTATLÁN y fue de ahí, de donde al fin partieron los aztecas a continuar su peregrinación hacia el Valle de México, dejando muy bien establecido, consolidado y cimentado, un gran cacicazgo o Hueytlahtoanazgo al cual siguieron administrando y engrandeciendo los ahora llamados “Aztatlecas”, grupo formado por caponetas, gastencos, tzayahuecos, totorames, tecuales, tepehuanos y algunos aztecas que se quedaron. Este gran Señorío que se llamó AZTLÁN-AZTATLÁN, duró hasta el año de 1530, año en que sucumbió con la llegada de los españoles.
Cuarto AZTLÁN: Después de la llegada de los españoles y de la estrepitosa derrota del cacique interino Corinca, muchos aztatlecas huyeron hacia la costa y se establecieron en un lugar llamado Mar de Olita, buscando zonas boscosas y pantanosas, donde pudieran estar alejados de los españoles. Ahí fundaron su cuarto Aztlán dedicándose a la pesca y recolección de sal, en lo que les fue tan bien, que se convirtieron en grandes proveedores de muchos pueblos de la sierra y de la planicie. Esta lucrativa actividad, llamó la atención de los españoles, quienes los invadieron, esclavizaron y se apropiaron de dicha actividad y su producción.
Quinto AZTLÁN: Muchos aztatlecas huyeron y anduvieron errantes ocultándose de los españoles durante un tiempo, yendo al fin a refugiarse en la región llamada Tecuallán o San Juan de Tequala (tierra de tecuales o tecualmes), quienes los recibieron amigablemente y ahí se quedaron para formar el quinto Aztlán.
Los tecualmes nunca olvidaron que casi un siglo atrás, ellos llegaron de occidente, perseguidos y maltratados por sus enemigos y al fin llegaron a esta región solicitando sumisamente a los aztatlecas del Hueytlahtoanazgo de Aztlán-Aztatlán, que los aceptaran como sus vasallos tributarios, estableciendo su asentamiento cerca de ahí.
En su libro “Imágenes e imaginarios”, el Lic. Efraín Rangel Guzmán (Cronista de Huajicori), da la razón al Prof. Rivas Salmón y menciona también esos cinco Aztlanes en su libro, en un mapa marca los lugares en donde estuvo cada uno de ellos.
Y volviendo atrás, cuando los mexicanos invadieron la región, en muy poco tiempo se limaron las asperezas entre los aztecas invasores y los acaponetenses, quien se adhirieron a ellos y participaron en la formación del gran Reino, señorío o Hueytlahtoanazgo de AZTLÁN-AZTATLÁN, que tuvo dominio sobre los pueblos desde Tzenticpac hasta Teocolhuacán, llegando así a ser el más grande y poderoso de los 4 Hueytlahtoanazgos que conformaban la Gran Confederación Chimalhuacana y su poderío duró desde el siglo XII hasta el XVI, o sea, alrededor de 400 años.
Según lo dice el Padre Tello, al mencionar a Aztatlán como Acaponeta, quizás se debe a la gran relación que hubo entre ambas poblaciones y de la especial deferencia que los aztecas les tenían a los caponetas, al grado de que grandes caciques como Xonácatl Tayorith y otros anteriores, eran de Acaponeta, como también lo era Pantécatl, hijo del citado Hueytlahtoani y su frustrado sucesor.
Naturalmente, debe entenderse que los aztecas fundaron el gran Señorío de AZTLÁN-AZTATLÁN como lo dice el Padre Tello, pero no se quedaron ahí, pues después de algún tiempo no especificado, decidieron continuar su peregrinación hacia el Valle de México, como se los ordenaba su dios y guía Huitzilopochtli; pero eso no significa que con su salida se haya terminado la importancia y grandeza de Aztatlan.
En efecto, la mayoría se fueron, pero otros se quedaron y con la mezcolanza de aztecas, totorames, tepehuanos, coras, caponetas, vigitecos, tecuales, tzayahuecos y otros, se formó una muy numerosa población a la que dieron en llamar “aztatecas o aztatlecas”, como ya antes se vio.
En el año de 1524, durante la etapa más grande, poderosa y floreciente de AZTLÁN-AZTATLÁN, esta población era una enorme ciudad que, según los historiadores, tenía más de 30 mil habitantes y estaba gobernada por el grande y poderoso Hueytlahtoani (cacique de caciques) Xonácatl Táyorith, el ya anciano padre de su sucesor Pantécatl, quien ocuparía su lugar a la muerte de su padre, sucedida en febrero de 1530, sucesión que no se consumaría por la llegada de los conquistadores.
La llegada de Nuño Beltrán de Guzmán a Acaponeta en el mes de julio de 1530, marcó el final definitivo de este gran Señorío de AZTLAN-AZTATLAN, pues a partir de ahí, la historia de esta región quedaría señalada como un “antes y después de la conquista”, pues a partir de ahí, todo el esplendor, poder y florecimiento de este gran Hueytlahtoanazgo, se acabó en su totalidad o lo que es lo mismo, AZTLAN-AZTATLÁN sucumbió bajo el poder de los españoles, para ya no levantarse jamás
El cacique provisional y capitán de guerreros Corinca, gobernaba Aztatlán por la muerte de Xonácatl Tayorith tres meses atrás, mientras tomaba su lugar como el nuevo gran Hueytlahtoani su hijo Pantécatl, cosa que no llegó a suceder. Corinca, no sabemos si fue un valiente defensor o imprudente guerrero, pues decidió enfrentar en forma desigual a los poderosos soldados españoles, quien fue estrepitosamente derrotado y la ciudad saqueada y arrasada. A esta destrucción a manos de los conquistadores españoles, podemos agregar también la desastrosa inundación del río Acaponeta del 20 de septiembre de 1530, que vino a darle el tiro de gracia a la otrora populosa y floreciente ciudad.
Ya por último, definitivamente, en mi opinión personal, yo no considero como la cuna de la mexicanidad ni a Aztlán-Aztatlán ni a Mexcaltitán, puesto que claramente se ve, que su estancia en esta región fue temporal y tampoco fue aquí el origen de su peregrinación, como algunos lo dicen, sino que más bien el título de la llamada cuna de la mexicanidad, podría dársele al antiguo y legendario AZTLAN-CHICOMOSTOC como su verdadero lugar de origen o más bien, podría ser la la gran Tenochtitlán en el Valle de México, como lo dice el historiador Jean Meyer.
Las luchas entre los conquistadores y conquistados, y el triste final de AZTLÁN-AZTATLÁN, corresponden ya a otra historia.
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