Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

La crisis del IMSS Bienestar en Nayarit

Ulises Rodríguez

23 de Mayo de 2024

A principios del 2019, el recién estrenado gobierno federal del presidente López Obrador decretó la desaparición del Seguro Popular, el programa emblema de los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón que nació como un esquema capaz de brindar seguridad social a los mexicanos que no fueran derechohabientes ni del IMSS, ni del ISSSTE. El andamiaje jurídico para el nacimiento de dicho programa se sentó por allá del 2003, con la operación política del Dr. Julio Frenk, por entonces secretario de salud federal pero también con el apoyo de legisladores respetados por su experiencia en materia de salud pública, como el nayarita Miguel Ángel Navarro Quintero, por entonces senador del PRI y secretario en la comisión de salud de la cámara alta. Durante años, el actual gobernador presumió como uno de sus principales logros legislativos su colaboración en la creación del Seguro Popular. 

La vida está llena de ironías. En 2019, el doctor Navarro, senador de nueva cuenta, pero esta vez por MORENA y en funciones de presidente de la comisión de salud, fue el encargado de argumentar las razones del por qué el seguro popular no había servido, así como resaltar las bondades del nuevo esquema de seguridad: El Instituto de Salud del Bienestar (INSABI). En 4 años y medio, el INSABI no fue sino un elefante blanco que nunca pudo definir bien sus atribuciones ni logró ser capaz de brindar atención de calidad a millones de mexicanos cuyo derecho a la salud quedó comprometido ¿cuántas vidas habrá costado la fobia del presidente López Obrador por un programa nacido durante el foxismo?

Hace meses, el gobierno federal decidió adoptar un nuevo esquema de seguridad social que tendría como base los recursos operativos y físicos con los que ya cuenta el Instituto Mexicano del Seguro Social: el IMSS Bienestar. Este nuevo esquema de salud, por cierto, nació en Nayarit, hijo de la experiencia que tiene en los temas de salud pública el doctor Navarro Quintero. Esto, sin embargo, no ha servido para evitar que el IMSS Bienestar no consiga su propósito inicial. 

En hospitales de todo el país, hace algunas semanas, los trabajadores de base se encontraron con la noticia de que ya no se les brindarían los alimentos en su centro de trabajo, pese a lo dispuesto en los artículos 104 y 104-bis del contrato colectivo de trabajo que regula la relación laboral de los trabajadores del IMSS Bienestar. 

Una persona en la que confío plenamente me cuenta, por ejemplo, lo que ocurre en la clínica del IMSS Bienestar de Ixtlán del Río. A la habitual falta de insumos, se añade últimamente la incertidumbre laboral del personal de dicha institución. Y es que, para un programa que se presumía como la respuesta para enfrentar la crisis de salud que padecemos no solo en Nayarit sino en todo el país, entregar los sistemas estatales de salud para ser operados por IMSS Bienestar parece no haber sido una buena idea. 

EL FACTOR DE LOS MÉDICOS CUBANOS

Sin que se trate de un asunto de xenofobia, sí vale la pena reflexionar sobre el doble racero que hay por parte del gobierno local y federal para tratar a los médicos de origen cubano que llegaron a nuestro país hace algunos años. A ellos, no solo se les prestan casas habitación para vivir. Por ejemplo, un edificio en la colonia los Fresnos propiedad de Milton Romero, el poderoso operador financiero que en tiempos de Edgar Veytia tuvo los recursos suficientes para prestarle millones de pesos a la Universidad Autónoma de Nayarit pese a contar tan solo con su sueldo de velador en dicha institución. Dicho edificio se encuentra incautado y sujeto a investigación, según entiendo, por lo que no tendría por qué estar habitado. 

Otra prerrogativa para los médicos cubanos es el hecho de que, mientras al personal médico nacido en nuestro país se le limita el acceso al alimento que, como dije líneas atrás, se sustenta en su contrato colectivo de trabajo, a ellos se le respeta el acceso a una despensa básica. Esto ha generado molestia en el personal de las unidades clínicas que no quieren que a los médicos cubanos les quiten estos beneficios, pero que luchan porque no les quiten a ellos tampoco los derechos ya ganados tampoco. Con lo que ha ocurrido últimamente con el IMSS Bienestar, podría pensarse que el programa no fue tan exitoso como nos lo quieren hacer creer. De hecho, existe la percepción entre los trabajadores de que, apenas pase el proceso electoral, dicho programa desaparecerá por la imposibilidad financiera de seguirlo operando, lo que sería sumamente grave para la salud en nuestro país.

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