Se me reprimió con abuso del poder estatal

En la actualidad el ex gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza fehaciente niega que la supuesta expresión del entonces diputado opositor José Luis Sánchez González que Sigfrido de la Torre Miramontes “El Piro”, Procurador de Justicia del Estado, era el “mayate” de aquel, haya sido causa de tanta irritación como para orquestar su desafuero.

Una vez echado fuera de legislatura local en 1994 como diputado por el Partido del Frente Revolucionario de Acción Patriótica (PFRAP), José Luis Sánchez González se autoexilio en Guadalajara, Jalisco, entidad en la que al paso del tiempo fue legislador.

De nuevo, en encuentro inesperado, José Luis Sánchez González con gozo accede a la entrevista. De entrada, argumenta sobre su accionar político en nuestra entidad: “Es una convicción y un ideal. Yo tengo años en la lucha política y social, hoy impulsado no por el afán de lograr candidatura a un cargo de representación popular, sino por el propósito de contribuir a mejorar las condiciones de vida de mi pueblo”.

Amplia su narración para indicar que su participación política la inició durante su juventud, en 1975, inspirado en la imagen de Alejandro Gascón Mercado quien le causó admiración en un mitin al que fue invitado y que presidía éste.

“Ese encuentro con Alejandro tuvo un alto impacto en mí, hasta el grado de despertar el deseo de luchar por lograr un cambio, una transformación, en Nayarit y en México. Desde hace 49 años no he dejado de trabajar con mucho esfuerzo por lograr una sociedad más igualitaria, más justa, más fraterna, más solidaria”.

Confiesa hoy mayor identidad ideológica con el Partido del Trabajo más que con Morena.  Su actividad en Nayarit más que partidaria es social, de manifiesto en la lucha popular, expone. Sin embargo, simpatiza con Andrés Manuel desde hace buen tiempo. Por ejemplo, en 2006 participó activamente en su campaña electoral por la presidencia de la república. En la actualidad le refrenda su apoyo y solidaridad por echar del poder al priismo que ha conducido al desastre y la barbarie a la nación mexicana, según su dicho.

EL NAYARIT NO DESEADO

Con base en los años de luchador social, considera que el Nayarit en que vivimos es el que usted desea para sus coterráneos, se le pregunta.

-No, no. Yo no estoy conforme con la realidad actual ni con la sociedad que tenemos, te diré que ni con el gobierno (del Estado) con el que contamos. Me parece que nuestro pueblo tiene derecho a mejor vida y un mejor porvenir.

Los gobiernos que hemos padecido no han estado a la altura de las expectativas de nuestro pueblo, han dejado mucho que decir y falta mucho por hacer para lograr una sociedad más igualitaria. Entonces, nuestro espíritu es de insatisfacción y rebeldía frente al estado de cosas que prevalece en la entidad.

Pero tampoco estoy satisfecho con que, en este Estado con un millón 200 mil habitantes, cuando menos 600 mil viven en la pobreza o en la miseria.

El campo nayarita está olvidado. No existen políticas públicas que lo levanten de su postración, que lo hagan florecer de nueva cuenta. Es un absurdo que siendo un Estado eminentemente agrícola no seamos autosuficientes, que tengamos que estar comprando granos en el extranjero. 

ORADOR INCÓMODO

Sobre las razones de en 1994 desaforar como diputado a José Luis Sánchez González, en entrevista Rigoberto Ochoa Zaragoza detalló que desde su gobierno se fraguó el desafuero porque se había convertido en un diputado incomodísimo, en tribuna no desaprovechaba oportunidad para desacreditar al gobierno, su oratoria era calumniosa.

Agregó que además aprovecharon la circunstancia de la presentación de más de 70 demandas de compradores de lotes contra el diputado opositor por la venta hasta tres veces del mismo lote, se dedicaba a la invasión de terrenos. Se nos puso de pechito, exclamó el ex mandatario.

Por su parte, José Luis Sánchez afirmó que el entonces gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza lo reprimió con abuso del poder, “porque es un cobarde; utilizó en mí contra Procuraduría y Tribunal de Justicia porque no me arrodillé frente a él, porque como diputado no avalé sus acciones arbitrarias y deshonestas. Por esa razón, porque no agaché la cabeza, porque alcé la voz y lo denuncié, así como al “Piro”, me persiguió con mucha saña y mucho odio”.

En su defensa alega que le montaron sinnúmero de averiguaciones para criminalizarlo en delitos que asegura no cometió. “Fue público que mi actuación era la de un luchador social que siempre dio la cara y valientemente enfrentó al gobierno priista”.