Ya hay reforma hacendaria
Octavio Camelo Romero
10 de septiembre de 2013
Es un circo con cuatro pistas. La 1 corresponde a la pensión universal, la 2 al seguro de desempleo, la 3 al sustento financiero a la reforma educativa y la 4 a la elevación del crecimiento económico. Se olvidó el mandato constitucional del “bienestar del pueblo”. Y es que el bienestar únicamente puede obtenerse cuando se consumen todos los satisfactores en los hogares mexicanos. Empero, en el régimen de producción capitalista los “productos” son mercancías que tienen que realizarse como tales en el comercio o mercado para posteriormente pasar al proceso de consumo. Y para la realización mercantil se requiere de un sector de demandantes y otro de vendedores de tales mercancías. Aquí, en esta fase, las familias poseedoras de dinero tendrán la capacidad de compra. Quién no lo posea no comprará. Pero para satisfacer las necesidades familiares se requiere cierta cantidad de dinero. Si tal cantidad no se posee, entonces quedarán necesidades insatisfechas como hasta el momento está sucediendo con las necesidades básicas de alimentación y vestuario, motivo por el cual el 50% de los mexicanos están en la situación de pobreza alimentaria.
Razón por la cual el incremento de la capacidad de compra de las familias debiera de ser la prioridad número uno para la reforma hacendaria y para las políticas públicas del Estado Neoliberal Mexicano. Desafortunadamente este problema nacional no llegó a considerarse ni como pista del circo. Pero con el proyecto de reforma se cumple con el compromiso adquirido con las dirigencias de los partidos políticos del Pacto por México, según afirmó el presidente Enrique Peña Nieto. Se trasluce la misma mecánica para en lugar de aumentar la capacidad de compra, disminuirla mediante el juego de un salario incrementado en menos del 5% y una tasa real de inflación de más del 5% lo cual provoca un decrecimiento de los salarios reales. Este procedimiento se les ocurrió a los economistas egresados de las universidades norteamericanas que desde Miguel de la Madrid se posesionaron del Estado de la Revolución Mexicana para aniquilarlo y en su lugar construir el Estado Neoliberal.
Por ese motivo no hemos crecido, más bien, hemos agarrado el “paso del cangrejo”, ir para atrás y en ciertas circunstancias, ir hasta atrás. No se aplicó el IVA a los alimentos y medicamentos porque se dieron cuenta que de manera inmediata se provocaría la lucha por el incremento salarial. Como tampoco se obligará a los informales a formalizarse para pagar impuestos. Se dejará a ellos la decisión de su incorporación al régimen fiscal. La persecución hacendaria hubiera provocado mayor malestar, mayor pobreza y quizás, alguna que otra revuelta además de las ya existentes. Madero, el del PAN, fue visionario al decir que el gobierno de la República “recularía”. Pero la desigualdad entre los mexicanos persistirá con todo y la “reculada”, porque la desigualdad social es consecuencia del régimen de producción capitalista, enriquecimiento de unos cuantos y empobrecimiento de los muchos. Los incrementos mensuales a gasolinas y diesel se traducirán necesariamente y casi de manera inmediata, en incremento de costo de los productos de los mercados locales de la llamada economía informal. Los taqueros, los hatdogeros, los fritangueros, los restauranteros, los fonderos, etc., tendrán que elevar sus precios porque sus costos de producción se elevaron y pretenden conservar su tasa de ganancia o utilidad. El efecto inflacionario del simple aumento mensual a las gasolinas y diesel se aprecia con bastante nitidez.
La reforma hacendaria está planteada para impulsar el desarrollo del capitalismo mexicano y su incrustación en el capitalismo mundial. Sin embargo da la impresión de ser una propuesta descontextualizada. La producción agroalimentaria no se percibe por ningún lado y ese renglón es estratégico para la autosuficiencia, ya no digamos para la soberanía alimentaria. Seguramente se está pensando en el financiamiento externo para dicha producción y no quieren mover las olas. En fin, esperemos las discusiones.
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