Vida loca
Lorena Orozco
07 de Octubre de 2023
Los pleitos, gritos, llantos y ofensas de una pareja que conozco, tienen crispado a todo el vecindario; como son varios años los que llevan con esa dinámica, ya la policía se resiste a acudir en auxilio de la fémina, cuando los llaman para alertarlos sobre la penúltima (todavía no ha sido la última) paliza, que le está poniendo su "amore".
La mayoría de las veces los uniformados no acuden al archi reconocido domicilio de la pareja, pero cuando los timbrazos rebasan cierto número y la alarma de los vecinos es generalizada, van a tratar de meter paz.
Cierta ocasión, sin yo preguntar, la mujer me comentó que ella había conocido al hombre cuando eran unos adolescentes, y que estuvieron muy enamorados, pero, por alguna circunstancia terminaron, y cada quien se fue por su liana.
Ella se casó, trabajaba en una dependencia de gobierno, y la vida había transcurrido un buen tiempo en que no supieron mucho uno del otro.
El hombre no se casó, y ni de novias se le sabía, pero eso sí, le dio duro y tecateado a los vicios, y aunque ha estado en alcohólicos y narcóticos anónimos, es un adicto muy reconocido.
La mujer me contó que se había divorciado, y que al poco tiempo del truene, se reencontró con su amore. Al hablar de él parecía que me estaba narrando la relación más encantadora que usted o yo nos pudiéramos imaginar.
Hasta ese día, lo único que yo sabía era de los constantes pleitos, y de los alborotos que causaban en su barrio, pero de ambos es hora que ni el nombre me sé.
En cierta ocasión la vi con dos muchachitas, y después me enteré que eran sus hijas, pero ella tenía su casa, y las adolescentes se quedaban ahí cuando agarraba sus temporadas amoristicas con el amado tomillo.
La gente de su alrededor se preguntaba qué hacía ella con ese hombre vicioso, (feo), y sin futuro, pero pues ella también le pegaba al vicio, y hasta se le olvidaba que tenía que ir trabajar, y más cuando amanecía con resaca, o toda moreteada y magullada de los guamazos que le daba aquel.
Hace poco me enteré que la despidieron del trabajo, pues fue imposible justificar las faltas que fue acumulando por andar como dice Ricky Martin, viviendo la vida loca.
Me platican que después de unos meses que no se había visto, porque sus familiares se la llevaron luego de una golpiza y arrastrada por las banquetas de la cuadra donde vive su amore, y dónde varios vecinos intentaron frenar el ataque, pensando que ahora sí la iba a dejar en calidad de fiambre.
Una señora que la conoce de mucho tiempo me reveló el drama por el que la mujer pasó, y por el cual ya no le importa mucho la vida; ella tuvo tres hijos; las dos chicas que conocí, y otro niño, que hace varios años fue atropellado y muerto a causa del accidente; era tanto el dolor que junto con su marido se empezaron a drogar, en busca de consuelo, pero lo que consiguieron fue acabar de destruir su familia.
Dicen que en su trabajo le ofrecieron apoyo psicológico o psiquiátrico, y trataron de ayudarla, al comprender la situación tan difícil por la que atravesó, pero ella no creyó, y sigue sin creer, que para ella exista esperanza, y lo único que la mantiene es esa insana relación, y los momentos de euforia que le proporcionan la drogas.
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