La historia sin fin o el cuento de nunca acabar

Ayer jueves 29 de junio, en el portal de internet de notisistema.com, ya por la tarde se dio la noticia de que un tren de carga había arrollado un camión de transporte de personal en un crucero público a nivel que conduce de las poblaciones de Huaxtla a Santa Cruz del Astillero, en el municipio de Arenal, en el estado de Jalisco, en donde por lo menos hubo tres personas fallecidas y 15 más lesionadas, una de ellas de gravedad.

Según el reportero, José Luis Escamilla, el camión transportaba jornaleros de una empresa de arándanos y cita las palabras del comandante Santacruz de Protección Civil Jalisco, quien entre otras cosas señala que, “bueno, lo que alcanzamos a ver es un choque por alcance. Posiblemente el autobús o el camión quiso ganarle el paso. El choque se ve en la parte posterior ya nada más del vehículo y tendrán los peritos que dar la razón de quien fue el que tuvo la culpa y ver cuáles fueron las causas del choque”.

Obviamente este accidente no fue por alcance, pues esta denominación se les da a otras circunstancias; pero eso es lo de menos. Lo que también llama la atención es que señale este comandante que serán los peritos quienes determinen quién tuvo la culpa, ya que claramente y con todo el respeto del mundo, fue la imprudencia del conductor del camión al no hacer alto total cinco metros antes de llegar al riel más cercano y no cruzar hasta cerciorarse que no circula ningún vehículo sobre los rieles. No aclara esta nota el rumo del tren involucrado, si era sur o norte.

En el noticiero oral de las 18:00 horas, hora central del país, de esta radiodifusora se informa que el tren continuó su marcha, por lo que se intuye que no se detuvo. Y he aquí lo extraño del asunto, y si bien hoy en día hoy en día no se sabe qué disposiciones tendrán las tripulaciones de los trenes cuando sucedan este tipo de accidentes, anteriormente, el tren ya no se tenía que mover del lugar en donde haya quedado detenido hasta que llegaran las autoridades correspondientes, así como los agentes especiales de la empresa ferroviaria para que se hicieran cargo de atender a dichas autoridades, haciéndoles ver la necesidad de que el tren tenía que continuar su marcha para no interrumpir la corriente de tránsito, aclarándoles que posteriormente la tripulación sería llamada a comparecer ante el ministerio público para deslindar responsabilidades.

Lo que si se sabe es que ahora a los empleados ferroviarios les genera más escozor verse en este tipo de accidentes en los cruceros públicos a nivel que un descarrilamiento u otro tipo de accidentes a los trenes, debido a que los miembros de la tripulación son suspendidos de inmediato para hacerlos ir a la Secretaría de Infraestructuras, Comunicaciones y Transportes, para ser sometidos a exámenes antidoping, reflejos, presión arterial, etcétera. Comentan trabajadores ferroviarios en activo que todo fuera como eso; pero el caso es que ha habido ocasiones en que duran sin trabajar varios días, incluso se han aventado casi un mes sin laborar debido a que supuestamente mandan los fluidos corporales hasta la Ciudad de México y que todo ese tiempo que permanecen suspendidos hasta que llegan los resultados, no perciben ningún tipo de salario ni como garantía.

Y a propósito de estas suspensiones a las tripulaciones que se ven involucradas en accidentes de arrollamiento de vehículos automotrices en los cruceros públicos a nivel, un maquinista de camino que se acaba de pensionar, le dijo al grupo de médicos que le estaban practicando los exámenes de toxicología que bien pudiera ir manejando un tren en estado de ebriedad, drogado, dormido, etcétera; pero nunca iba a tener la culpa de arrollar un carro en un crucero, así que no le veía caso de que los tuvieran que examinar como si hubiesen cometido el peor de los crímenes. Dentro de ese grupo de médicos le respondió uno de ellos diciéndole que ese no era su problema, que eran las disposiciones que tenían y que tenía que aguantarse, “para que otra ves se fijara bien” (sic). Esta respuesta le sacó el tapón, por lo que le retobó al médico que para otra vez se fijara bien en qué.

Lo que sí queda claro es que el hecho de que sigan los accidentes ferroviarios contra vehículos automotrices en los cruceros públicos a nivel serán el cuento de nunca acabar o la historia sin fin, pues mientras no haya cultura vial a fondo, mucha gente seguirá queriendo ganarle el paso al tren, porque es muy raro que alguien haga alto total al llegar a una vía férrea.

Sea pues. Vale.