Los trabajadores ferroviarios no se atreverían a sabotear los trenes
Sergio Mejía Cano
31 de Mayo de 2023
La madrugada de ayer martes 30 del presente año de 2023 descarriló un tren en e municipio de Poncitlán, Jalisco, en donde se salieron de la vía dos locomotoras y por lo menos 15 o 20 unidades de arrastre. Hubo puros daños materiales y, no se reportaron lesionados. En la nota informativa que apareció en notisitema.com, se dice que las autoridades investigan si se trató de un acto vandálico o una falla de los equipos.
Sin embargo, entre amigos y conocidos ferroviarios, tanto en activo como pensionados y jubilados, se dedujo que, de acuerdo a las imágenes en las redes sociales, así como en medios informativos locales, tanto impresos como televisivos de Guadalajara, se dedujo que lo más probable podría ser un cambio de vía abierto o mal puesto, ya que las máquinas estuvieron a punto de volcarse.
Y a propósito de las redes sociales, cuando algunos ferroviarios subieron este accidente a sus perfiles y grupos ferroviarios, en los comentarios hubo alguien que escribió, textualmente: “Los ferrocarrileros vuelven a su chamba favorita: el sabotaje”; palabras que generaron gran indignación entre el gremio ferroviario, porque en el caso de que pudiera haber sido este accidenta a un acto de sabotaje, las manos criminales que lo llevaron a cabo no podrían ser ferroviarias.
En febrero de 1998, cuando ya tomó posesión abiertamente la concesionaria ferroviaria Ferrocarril Mexicano (Ferromex) se corrió el rumor de que los neo concesionarios tenían temor de que los trabajadores que habían quedado en la calle cometieran actos de sabotajes, por lo que de inmediato contrataron personal de seguridad privada haciéndolos viajar en forma por demás inclemente a bordo de los trenes de carga sin ningún medio o aditamento de seguridad personal, sino tal vez nada más con la bendición familiar.
Desde luego que era una sospecha infundada, debido a que jamás se ha comprobado que, cuando sucede un accidente en dudosas y sospechosas condiciones que hacen pensar en posible sabotaje, hayan sido trabajadores ferroviarios los causantes. ¿Por qué? Pues simple y sencillamente porque ningún ferroviario que se precie de serlo va a atentar contra su propio patrimonio y así, muchos de ellos hayan sido afectados tanto moral como económicamente por la concesión a la Iniciativa Privada, quedaron trabajadores en activo que son familiares, amigos y conocidos de los que fueron despedidos del servicio y, sabedores también de los posibles daños físicos que podrían tener esos familiares, amigos y conocidos en un accidente a trenes.
Tal vez ese rumor de posibles sabotajes que corría entre los concesionarios, era debido al cargo de conciencia por haber dejado a cientos de trabajadores sin su sustento en mala forma; mala forma porque en la Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario señala claramente que, al momento de la concesión, los trabajadores ferroviarios no se verían afectados en ninguna forma en sus derechos laborales y de salud; sin embargo, no fue así, sino todo lo contrario. Así que el temor de Ferromex era porque en el fondo se sentían culpables por haber afectado a miles de ferroviarios y sus familias o si no fue por esto, tal vez por no querer tener pérdidas en daños materiales que, a fin de cuentas, es lo único que les interesa en el fondo: sus ganancias monetarias.
Cuando la huelga ferroviaria entre los años de 1958 y 1959, sí hubo varios accidentes atribuidos a sabotajes que de inmediato se los atribuían a los ferrocarrileros; sin embargo, con el paso del tiempo se comprobó y documentó que esos actos vandálicos de sabotaje se debían a manos criminales que no pertenecían a los ferroviarios, sino a otros intereses para justificar las represiones, persecuciones y encarcelamientos de los trabajadores a favor de la huelga.
Precisamente, antiguos ferroviarios comentaban aquello de que no podían atentar contra las vías férreas, trenes y las instalaciones de las empresas ferroviaria para no lastimar a quienes se atrevían en forma de esquiroles a salir al camino o formar los trenes. Además, cómo iban a tener tiempo de hacer un posible sabotaje si estaban vigilados constantemente por las fuerzas armadas que habían tomado estaciones y talleres ferroviarios en todo el país.
Recientemente se ha documentado de que los trenes han sufrido varios robos, que hay poblaciones en donde familias enteras se encargan de hacer detener los trenes de alguna forma para saquear el contenido que les pueda servir para obtener ganancias económicas; pero no son ferrocarrileros.
Sea pues. Vale.
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