Cárcel a ex gobernadores rateros
Francisco Cruz Angulo
02 de julio de 2013
En el ánimo popular existe la creencia que los políticos llegan al puesto solo para disfrutar del poder y con ello obtener prebendas para llevar una vida holgada al lado de sus familiares.
Es tal su cinismo que hasta presumen sus excesos. Tales son los casos de el ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier; del ex gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, quien para quedar bien con un empresario libanés (que por cierto resultó juzgado por corruptor de menores) diciéndole por teléfono que le pondrían unos “putazos” a una defensora de los Derechos Humanos. Otro presunto delincuente es el ex gobernador de Aguascalientes Luis Armando Reynoso quien es señalado por haberse robado un tomógrafo por un valor de 15 millones de pesos.
El caso Granier es el más emblemático. La semana pasada fue puesto a disposición de un juez en una cárcel de la Ciudad de México por su presunta responsabilidad de lavado de dinero y defraudación fiscal por más de 2.5 millones de pesos. Estos delitos son de jurisdicción federal.
Es tal el cinismo de sus abogados que deliberan la conveniencia de pagar los 2.5 millones al fisco federal; o sea, admiten que el químico Granier incurrió deliberadamente en el delito de evasión de impuestos, pero como disponen de dinero buscan pagar y borrón y cuenta nueva. Esperemos que las autoridades fiscales de la Nación no dejen sin castigo ese delito. Sin embargo el delito de adquisición de bienes con dinero de procedencia ilícita será difícil que eluda su responsabilidad.
En la fiscalía del Gobierno de Tabasco están compareciendo varios ex funcionarios de la administración de Granier. En su mayoría eluden su responsabilidad en el saqueo de la Hacienda Estatal y echan la culpa al ex secretario de finanzas y el de Egresos, así como al ex gobernador Granier. Con pelos y señales dan cuenta el modus operandi de estos corruptos servidores públicos para desviar recursos de la federación destinados a salud a sus cuentas personales y acumular un guardadito de más de 70 millones de pesos que fueron localizados en una casa de seguridad.
La buena estrella del químico Granier está en declive. Agobiado por una enfermedad del corazón ahora está a punto de ser procesado como vulgar delincuente que le valdrá varios años de cárcel al lado de la otra corrupta ex dirigente sindical Elba Esther Gordillo.
Este político vanidoso y ambicioso quedó huérfano hasta de su propio partido, el PRI. La cúpula priista lo echó de su rebaño.
En estas mismas circunstancias vive el ex gobernador de Aguascalientes, el ex panista Luis Armando Reynoso el que está acusado de haberse quedado con 15 millones de pesos que eran para la compra de un tomógrafo para un hospital estatal. Probablemente para cuando se publique esta columna el ex mandatario ya esté en la cárcel; ahora anda huyendo como un vulgar fugitivo.
Esta política en contra de la corrupción del presidente Peña Nieto es incompleta. La acción de la justicia debe alcanzar a otros ex gobernadores que dejaron endeudados a sus entidades a consecuencia de la corrupción y la desviación de recursos públicos a sus chequeras personales. Estos son los casos más sonados: los ex gobernadores, Coahuila, Sonora, San Luis Potosí, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Nayarit. Por salud pública la Procuraduría General de la República debería buscar en el lodazal que dejaron esos corruptos servidores públicos. De esta manera se pondría coto a gobernadores que actúan como se administraran un rancho de su propiedad.
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