¿Una simple expresión cultural más?
Alfredo Padilla
12 de Enero de 2023
Un gran mal que se ha ido extendiendo y enraizando desde hace varias décadas con peculiar fuerza en todo Latinoamérica -luego de que Colombia saltó a su vez en su momento a la escena internacional como un referente preocupante-, es la llamada” Narco-cultura”, y México tristemente refleja de forma contundente esta tendencia, considerada incluso ya por numerosas voces, como una expresión cultural más.
Por lo tanto, mucha gente se ha dejado influenciar por la avalancha mediática que tanto en el mundo del entretenimiento (series, películas y música, entre otros), al igual que de información en general, hace exaltación del crimen organizado como un modo de vivir heroico de valentía, poder y riqueza, y en consecuencia niños y jóvenes, hasta ahora los que han sucumbido con mayor facilidad por su escasa experiencia e inadecuada guía en su propia familia, se han decantado asimismo por tales estereotipos y puesto de manifiesto su deseo de pertenecer a dicho mundo.
Un ejemplo de qué tan serio es el asunto en el país, se pudo ver en el polémico caso del popular futbolista del equipo “Cruz Azul”, Julio César, "Cata", Domínguez, tras realizar los últimos días una fiesta para su hijo de 12 años precisamente con la temática del crimen organizado, cuya forma de pensar -aunque después ofreció disculpas públicas ante una oleada de señalamientos y críticas- de que no hay nada de malo en ello y es normal: parte de la nueva realidad, hace recordar sin duda al también connotado caso del joven Juan Luis Lagunas Rosales, mejor conocido como el “Pirata de Culiacán”, un ‘influencer’ que hace algunos años se dedicaba a registrar y compartir en las redes sociales sus constantes excesos en un marco de aparente diversión, comodidades, dinero y de una gran vida en compañía de perfiles presuntamente dedicados a actividades en comento, y que perdiera la vida a manos de probables personajes contrarios, después de subir videos con insultos en su contra. Queda claro entonces, la falta de entendimiento con respecto del peligro que todo ello entraña, y más para la correcta formación de las futuras generaciones.
Así, preocupa también que inclusive políticos consideren la situación inofensiva, como un asunto de decisión personal y parte de las transformaciones culturales a las que hay que adaptarse, y lo que ha derivado que algunos hasta la declaren normal y elemento importante del acontecer cotidiano, que aunque de vez en cuando y movidos por fuerza de ciertos sectores en desacuerdo, simulen no estar a favor, pero en sus hechos escuchen la música, adopten sus estilos y características, para quedar bien con otros segmentos y obtener su respaldo en adhesiones y votos en procesos electorales. Por eso no es de extrañar que el sistema educativo enfrente obstáculos sobresalientes para que la niñez y la juventud comprenda la importancia de la cultura del esfuerzo, la preparación y la superación para volverse personas que buscan el bien propio y del semejante, en contraparte de la equívoca idea de que no hay necesidad de esforzarse cuando hay atajos y caminos fáciles en pro de una vida con lujos y todo tipo de comodidades.
Si bien en algunas entidades y en casos muy concretos como el del propio futbolista “Cata” Domínguez, se han tomado medidas tendientes a corregir conductas que de plano salen de los cánones de lo comúnmente aceptado, aún queda mucho por hacer, y fundamentalmente desde la familia, el núcleo básico de la sociedad, en coordinación estratégica con una política educativa, fincada en arte y cultura de gran calidad que mueva conciencias e incite a la acción. Puede que haya quienes consideren exagerado las reacciones tenidas hacia el futbolista, sin embargo, no se debe pasar por alto que el que algo sea común, no significa que debe ser normal y aceptado, más cuando su origen es oscuro y nada inocuo. Solo queda esperar que la conjunción entre autoridades y sociedad sea lo suficientemente sólida que le garantice a esta última lo que realmente necesita para su bienestar integral en un marco de justicia social.
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