Tepic, Nayarit, sábado 23 de noviembre de 2024

Mi árbol y yo

Oscar González Bonilla

09 de Enero de 2023

Hace algunos años me regalaron un almendro, árbol que planté en la banqueta, cerca de la esquina de mi domicilio particular en Tepic. Pero sucede que en estos fríos días de enero ha deprendido hojas al por mayor, de tal manera que la calle asemeja alfombra rojiza combinado con verde de aquel órgano vegetativo caído al suelo.

Una y otra vez, durante el día, de preferencia en el transcurrir de la mañana, dedico tiempo a recoger las docenas de hojas regadas en considerable superficie de la calle. Este fenómeno natural causa admiración en vecinos, algunos de estos cuando me ven atareado en la faena de recolección me dicen: parece como si estuviéramos en otoño. A otros les incomoda la presencia del basural, pues la esquina es sitio obligado para la espera de la combi, unidad del servicio de transporte público.

Me he dedicado a mantener limpio ese lugar de la calle. De tanto agacharme para recoger las hojas y depositarlas en bolsas de diferentes tamaños, mi cintura y caderas acusan cansancio, mientras que los músculos de mis brazos los siento aporreados. En ocasiones junto de una por una, otras más con escoba acumulo montones para en puños facilitar el recogimiento.

Pero me llena de curiosidad el hecho de que durante quince minutos o más permanezco bajo el almendro en espera que tire hojas para de inmediato recogerlas. Y lo hace sólo con dos o tres. Vuelvo al interior de mi casa, salgo algunos veinte minutos después y calle y banqueta se hallan tapizadas de hojas, muchas alcanzan hasta quince centímetros de largo. Otra vez a hacer el trabajo de limpieza.

También me llama la atención de que mientras recojo las hojas, el almendro como que a propósito deja caer algunas en mi espalda o sobre mi cabeza, como si jugara, como si se burlara de mí. Pero lo que es peor, cuando se da cuenta que de una por una echo a la bolsa, entonces deja caer hojas por puños. Es enorme su cinismo. Siento que me pone en ridículo. Quedo perplejo ante esa realidad.

No solamente hojas, también desecha fruto. Se trata de pequeñas piezas ovoides de intenso color verde bajito. Cuando madura la fruta al exterior es amarilla, como guayaba, y su interior rojizo. Un hombre de avanzada edad que un día pasó por el lugar me dijo que la fruta se come cuando ha madurado. No he hecho el intento porque pienso que su sabor es amargo. No la he comido muy a pesar de que científicamente está comprobado que es afrodisiaca. No me apetece. ¡Guácala!

A cierta distancia del almendro en la banqueta también planté un árbol de naranja agria. Me llena de asombro la comunicación que existe entre ambos. Cuando el primero empieza a deshojar, el segundo lo imita, aunque las hojas amarillas y color verde que este arroja son más pequeñas, pero en cantidad considerable. En este empeño el almendro lleva la batuta, pues cuando decide frenar, de inmediato también lo hace el naranjo.

A lo mejor la razón de tirar hojas encuentra sustento en la versión de que el almendro tiene poca tolerancia al frío, y en esta época de invierno ha habido días con muy baja temperatura. Es un árbol significativamente sensible a ciertas condiciones climáticas, pero muy resistente a otras. Al parecer en breve dejará de realizar acción de deshojar, pues se observa en lo alto muchas ramas pespelacas.

Todo lo anterior me hizo recordar la canción Mi árbol y yo que interpretaba con el acompañamiento en la guitarra de mi hermano César Donaciano, actualmente vocalista él de la Banda Zeta, en bohemias de barriada cuando habitábamos la casa de nuestros padres en la calle 5 de Mayo de la colonia Mololoa en Tepic. Amigos me pedían la cantara. Viene a mi mente parte de la letra: “Muchos años han pasado y por fin he regresado a mi terruño querido, y en el límite del patio ahí me estaba esperando como se espera a un amigo, parecía sonreírme como queriendo decirme: mira estoy lleno de nidos…”

En realidad, no sé si el inicio de un nuevo encierro en casa que lleva algunos días me provoque alucinaciones. No entiendo. Necesito que alguien me explique, por favor.

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