PRD-Chuchista se hundió en Nayarit

 

Sin duda papel protagonista jugó el PRD-Chuchista -¿habrá de otro en Nayarit?- en las elecciones de este tres de julio por la trascendental debacle, que lo coloca al borde del ridículo electoral.

No fue capaz de mantener siquiera los cuatro municipios que logró en las anteriores elecciones intermedias locales, muchos menos pelear dignamente por la gubernatura. Es la tercera fuerza política, pues Acosta Naranjo, alter ego del chuchismo, como candidato del PRD a gobernador, hasta allá lo hundió.

Muy a pesar que como diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo gestionó ante la Federación grandes beneficios para Acaponeta, Huajicori, Tecuala y Rosamorada, bajo la égida perredista, pero además para municipios priistas (hizo el bien, no sin ver a quien, sino sin saber a quién), el electorado de esas entidades le dio la espalda.

Esta vez el PRD solo logró la alcaldía de Santiago Ixcuintla, mientras que su adversario político e ideológico, el PAN, no solamente conservó Jala, Ahuacatlán e Ixtlán del Río (perdió San Blas), sino que triunfó en seis municipios más, aparte con elevadas probabilidades de ganar Tepic, según el reporte electoral oficial, colocándose así en la cima con diez alcaldías en su haber.

El blanquiazul no solamente retuvo en el sur de Nayarit los tres municipios citados, sino que por ese rumbo se alzó con la victoria en Xalisco, Compostela y Bahía de Banderas, este último por su importancia económica se equipara a cinco ayuntamientos juntos. También el gobierno neycista perdió la joya de la corona.

A la catastrófica participación político-electoral del Partido de la Revolución Democrática-Chuchista, cuya coordinación general estuvo a cargo de Jesús Ortega, habrá que agregar que fue derrotado en todos los 18 distritos electorales locales en disputa por el régimen de mayoría relativa. Catorce ganó el PRI (más los que se adjudique de representación proporcional, se apunta para ser mayoría en la XX legislatura) y cuatro el PAN.

A este somero examen debo añadir que, en lo que respecta a la elección de regidores al Ayuntamiento de Tepic, tampoco los perredistas lograron de las once una sola posición. Seis regidurías son para el PRI, mientras que cinco para el PAN.

El resultado de estas elecciones nos revela también que en la historia reciente de Nayarit es Ney González el gobernador priista que más municipios pierde durante su mandato de seis años. En las elecciones intermedias de 2008, precisamente ocho quedaron en manos de la oposición al PRI, cuatro para el PAN y cuatro para el PRD, mientras que hoy once estarán en poder de los oponentes: PAN diez y PRD una, por lo que el actual mandatario nayarita acumula 19.



Supera con mucho al también priista Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien igualmente realizó una administración estatal desastrosa, que en las elecciones de 1999 sufrió derrota en ocho municipios frente a la poderosa alianza de partidos que incluyó al PAN y PRD. Antes, en 1996, ni por asomo don Rigo alcanzó la descomunal cifra anterior.

La reflexión de quienes se han apoderado patrimonialmente del PRD-Chuchista de Nayarit debe ser a conciencia. Está muy visto que proceder como mafia, las derrotas electorales vendrán una tras otra. Privilegiar en los procesos electorales la designación de candidatos sólo al círculo cercano a sus intereses, así como dar cabida a militantes de partidos ideológicamente opuestos con el insano propósito de tan sólo lograr el poder por el poder mismo, es ir directo al sepulcral abismo.

Es entonces de suma urgencia que el PRD-Chuchista de Nayarit sea renovado en sus cuadros de dirigencia, imposible será hacerlos cambiar la manera de hacer política partidista, tampoco de la desfavorable idea de perdiendo ganamos, pero sí dar paso a la joven militancia, a los que verdaderamente enarbolan los principios democráticos de izquierda y que no han sido contaminados de la malformación ideológica perredista de los últimos años ¿Será posible?