Una buena decisión; pero con sus bemoles
Sergio Mejía Cano
15 de Noviembre de 2022
Ampliamente se difundió en portales de internet de diversos medios locales informativos, así como en las propias redes sociales el anuncio emitido por el gobernador del estado de Nayarit, doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, en su conferencia de la semana pasada respecto a que se cerrarán las cantinas del entorno al Centro Histórico de la capital nayarita, tanto por no presentar buena imagen, así como por representar un foco de delincuencia al comprobarse la distribución de drogas en dichas inmediaciones.
Este anuncio ha sido aplaudido por gran parte de la población tepiqueña; aunque es obvio que no habrá sido así por los propietarios de dichas cantinas, así como meseros, meseras, cantineros y cocineras, por la obviedad de que existe la posibilidad de que, en lo inmediato se quedarán sin trabajo en caso de que se lleguen a cerrar estos lugares en cuestión. Y hay quien dice que posiblemente hasta algunos fiscales y policías del municipio también están tristes por esto.
Así que surge la pregunta de si se irán a reubicar en otra parte de la ciudad o si nada más se cerrarán y ya, fin del asunto. Porque en caso de no ser reubicados estos antros de vicio, la gente que ha trabajado ahí por años ¿qué irá a hacer en lo inmediato? Sean como sean estos tugurios que, en su mayoría sí presentan un mal aspecto, sobre todo para la gente que acude a comprar mariscos por la calle Veracruz, así como visitantes de otras partes del país o de los vecinos en sí, le dan trabajo a mucha gente, sobre todo a mujeres que, quizás por falta de estudios y preparación en algún oficio, no encuentran otra salida más que meterse a trabajar en estos lupanares para poder sobrevivir y más si tienen hijos que mantener, debido a que muchas de estas mujeres son madres solteras sin poder encontrar otro sustento más que ahí mismo.
Tepic no cuenta con una zona de tolerancia, por lo que cuando se extinguió la zona que estaba por el camino viejo a Los Metates, hoy denominada Mártires 26 de enero, mucha gente se volcó hacia estas cantinas del centro de la ciudad y, se dijo en su momento que la mayor parte de la ciudad se había convertido en un congal a cielo abierto a todas horas del día, pues mujeres que se habían quedado sin trabajo en la última zona roja que hubo en Tepic, anduvieron y andan por las calles no nada más del centro citadino, sino posiblemente en otras partes más alejadas ofreciendo sus servicios corporales, haciendo evidente que una zona de tolerancia se podría considerar como un mal necesario, debido a que sería como una olla de presión, pues muchas personas toman estas cantinas como un escape a sus atribulaciones cotidianas.
Comentan antiguos habitantes de la capital nayarita que la primera zona de tolerancia que recuerdan estuvo situada hace muchos años allá al sur de entonces pequeño Tepic, por la calle Querétaro y la carretera internacional número 15, es decir, la hoy avenida Insurgentes; sin embargo, cuando comenzó a expandirse la ciudad, la zona roja se cambió a donde se denomina como “las nueve esquinas”, en las confluencias de las calles Miñón, Ures y Colima, en donde estuvo durante varios años hasta que desapareció para centrarse en la esquina de la calle Mazatlán, hoy Prisciliano Sánchez y Zaragoza, en donde la Zaragoza era una calle cerrada que fue en donde se establecieron todos los burdeles y, ya por último todos esos congales en donde se ofrecía hasta variedades de bailarinas exóticas, se movió al camino viejo a Los Metates que, en aquel tiempo, finales de los años 70 y principios de los 80, muchos taxistas no querían ir por lo peligroso de ese lado de la ciudad al estar casi deshabitado por completo, pues no existían en ese entonces las colonias Prieto Crispín ni la Venceremos.
En lo que sí hay mucha de razón para cerrar las cantinas de la calle Veracruz y de otras calles alrededor, en que en muchos de estos tugurios se han suscitado hechos sangrientos y, desde luego que de estos antros sí se podrían denominar como de mala muerte, pues hasta miedo da a mucha gente tener que pasar por fuera de ellos; porque si se anda por ahí es por comprar flores y mariscos y transitar por la calle Veracruz como una salida hacia la avenida Victoria o de esta hacia la Bravo.
También es viable la desaparición de estos lupanares, porque Tepic tiene que modernizarse y más en el centro de la ciudad, porque en sí esa zona de las calles Veracruz y Mérida sin que son deprimentes en su mal aspecto tanto para los tepiqueños como visitantes.
Sea pues. Vale.
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