Cual tragedia griega los dioses se ensañan con nosotros los Nayaros. No ubico cuando, ni que pecado cometimos para que se nos castigue con estas modernas plagas cada vez más voraces.
Está por concluir una administración más de nuestra sufrida provincia. Estamos por escribir un capítulo más de nuestra borrascosa historia. Ya empezamos a decir este salió malo, este salió regular, como si fueran aguacates. En estas ocasiones calificamos el desempeño del gobernante según lo que cumplió de sus promesas y lo que no. También por sus extravagancias y su comportamiento moral. Las calificaciones que concedíamos las enlazábamos con el correspondiente grado de convalidación o reprobación. Y así, hablábamos bien o mal del gobierno que terminó y hasta ahí llegaba la cosa. Las mentadas silenciosas o los aplausos se iban diluyendo en la medida que el nuevo tlatoani ejercía y jalaba para si los reflectores. Ahora no, ahora hay nuevos elementos que antes no existían o eran imperceptibles. ¡La deuda pública!
La hipoteca que nos heredan y que tendremos que pagar junto con nuestros hijos y nietos “hasta por 30 años” es sin duda el elemento de más peso para la calificación. Una de las condiciones para que proceda el endeudamiento a nombre del Estado es que el recurso se aplique en “INVERSIONES PRODUCTIVAS”, es decir que tenga una taza de retorno relativamente corta. Se pidió dinero a diestra y siniestra sin restricciones, sin condiciones y hasta con la convalidación de los diputados que debían ser el contrapeso a los desmanes del ejecutivo. Más que contrapeso parecieron comparsas. Habrá que buscar los proyectos que respaldan los créditos ejercidos. Sería grave que esta cantidad enorme de dinero se haya aplicado al gasto corriente pues generaría responsabilidades muy serias. En razón del peso del compromiso amerita se verifique el cumplimiento pleno del procedimiento para la solicitud de autorización del crédito, así también el protocolo para la aplicación del recurso. Todo ha sido tan súbito que en los últimos nueve meses se han procesado dos préstamos que suman DOS MIL MILLONES DE PESOS lo que hace que la deuda ande en CINCO MIL TRESCIENTOS MILLONES DE PESOS sin contar los intereses y sin contar pagos pendientes a proveedores y contratistas y sin contar lo que no se ha entregado del 12% del impuesto adicional para la Universidad, sin contar lo que se tomó del fondo de pensiones. Por lo pronto, ya ahora se pagan alrededor de 400 millones de pesos de intereses cada año. El caso es que solo se dispondrá del 26% de los recursos que nos envía la Federación, el 84% ya quedan retenidos por compromiso de la mencionada deuda.
¿Qué hicimos para merecer este mal apocalíptico. Será que esta moderna plaga tenga los efectos de las plagas bíblicas de Egipto?