De nuevo volvemos al horario normal de antes de 1996
Sergio Mejía Cano
27 de Octubre de 2022
Por fin ha llegado una noticia esperada largamente por la mayoría de los mexicanos: la eliminación definitiva del cambio de horario. Pues ya se confirmó fehacientemente a través, por lo pronto de algunos portales de internet, de varios medios informativos, redes sociales y comentarios en general, de que la Cámara de Senadores había aprobado su eliminación.
Noticia largamente esperada, porque desde que se implantó en 1996 inició un clamor popular de que no era viable y más, cuando año con año se fue comprobando de que no había tal ahorro de energía eléctrica; si bien pudo haber sido para las compañías eléctricas, no así para el grueso de la población que veía con tristeza cómo cada dos meses aumentaba su recibo de luz y, lo peor era que aumentaba más precisamente en el cambio de horario de verano, pues si bien había más luz natural en las tardes, en las mañanas se tenían que encender las luces lo mismo que por la noche o más.
Desde luego no fue sorpresa el que la votación no haya sido unánime, ya que como siempre, hubo votos en contra y algunas abstenciones; votos en contra posiblemente nada más para hacer la mosca chillar o únicamente por el afán de oponerse a todo lo que beneficie a la mayoría de la población de escasos recursos. Y esto se entiende, porque tal vez por los altos salarios que perciben los políticos, no les va ni les viene si se incrementa un poco o un mucho su recibo de luz, pues al fin y al cabo hay recursos económicos para cubrirlo y el incremento no podría no significar nada para sus bolsillos. Y de las abstenciones, pues qué se podría decir, tal vez quienes se abstuvieron de votar ya fuera a favor o en contra, lo hicieron por consigna o por no querer comprometerse con quien los puso en una curul, porque la mayoría de quienes votaron en contra y los que se abstuvieron, fueron los que ocupan una curul en ambas Cámaras en forma plurinominal.
Y, si hubo diputados y senadores que llegaron a su cargo mediante el voto popular, se podría considerar como una traición a sus electores por haber votado sin consultar a su representados en sus respectivos distritos y estados de la República.
Desde que se implantó el cambio de horario en nuestro país, hubo voces de analistas serios que decían y afirmaban que el pretexto del ahorro de energía no era tal, sino única y exclusivamente con el fin de empatar los horarios de nuestro país con los de Estados Unidos; que era con puros fines comerciales y nada más, que el sobado cuento del ahorro de energía era nada más un pretexto baladí que en sí ni quienes lo decían y afirmaban se lo creían.
Y, desde luego, se demostró que sí afecta la salud el cambio de horario. Si bien para unas personas un poco, para otras un mucho, sobre todo a menores de edad y gente de la tercera edad. Y si bien alguien señaló alguna vez que para un jubilado o un pensionado el cambio de horario no le afectaba en lo absoluto, pues las horas que fueran ya eran de pura rutina para loa ancianos, tal vez no era así, porque después de vivir durante 60 o más años con un mismo horario, desde luego que sí llegó a afectar al cambiar una hora, pues se rompió esa rutina en que en cierta forma se llegó a desestabilizar también el reloj biológico de los adultos mayores.
De hecho, la eliminación del cambio de horario se esperaba desde el inicio de la actual administración del Gobierno Federal, ahora sí que como se dice coloquialmente: no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla; y por fin, lo que tanto anhelaban infinidad de mexicanos, ahora saben que se volverá a la normalidad de antes en que no había cambio de horario.
Y a propósito de normalidad, tal vez para las nuevas generaciones que nacieron en 1996 y que crecieron ya con el cambio de horario, se les haga un poco extraño este suceso, porque posiblemente para ellos ya era normal esperar el mes de abril de cada año para cambiar la hora y volverla a cambiar en octubre; sin embargo, aun así para muchos jóvenes que nacieron en 1996, algunos renegaban por tener que cambiar la hora, unos la aplaudían; pero otros más la odiaban, y no nada más para las nuevas generaciones, pues hubo gente de todas las edades a quienes a unos agradaba el cambio de horario y a otra parte que le caía mal.
Pero como sea o como dice el clásico: “haiga sido como haiga sido”, lo bueno es que, por lo pronto y quizás ya para siempre, el cambio de horario ha sido eliminado, para satisfacción de la gran mayoría del pueblo. Enhorabuena, a seguir con la misma hora.
Sea pues. Vale.
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