Una mujer debe ser la próxima gobernadora de Nayarit

“Claro, considero que una mujer debe ser gobernadora de Nayarit el siguiente sexenio”, sentencia debidamente convencida la doctorada Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara.

Con su acostumbrada condescendencia otorga la entrevista al reportero de la gente en la oficina que hace tiempo ocupa en el edificio de la Secretaría de Investigación y Postgrado de la Universidad Autónoma de Nayarit.

No le inquieta hablar sobre el tema de género, con enfoque especial y directo a los atributos políticos y sociales de la mujer.

Lourdes Pacheco sentencia que en Nayarit el próximo sexenio una mujer debe ser la gobernadora. Pero no sólo eso, sino que el cargo debe ser en exclusividad para las mujeres los siguientes cien años. 

Pareciera un dicho con mucha gracia, pero justifica su argumento: “Porque los pasados cien años han sido hombres los gobernadores; también considero que una mujer debe ser la siguiente presidenta de la república ¿Por qué? Porque las mujeres estamos llegando al poder en condiciones muy desventajosas y en condiciones muy retrasadas. En la universidad (UAN) tenemos una rectora después de 50 años, y yo propongo que los próximos 50 años las rectoras sean mujeres. Y eso sería, digamos, una paridad histórica”.

Al solicitar soltara nombres de mujeres para ocupar el cargo de gobernadora del estado con las debidas capacidades para el eficiente desempeño de la citada responsabilidad, Lourdes Pacheco asentó:

“Bueno, creo que ahorita tenemos muchas mujeres que están muy capacitadas en el ámbito público. Fíjate que a las mujeres nos exigen requisitos muy altos, tenemos que ser inteligentes, asertivas, tener doctorados, ser justas, ser amables, ser bonitas, tener buen carácter, y los hombres pueden no tener ninguna de estas cuestiones. Hemos tenido gobernadores que difícilmente terminaron la secundaria, la preparatoria y nunca se les cuestionó. Entonces…o la primaria, yo recuerdo gobernador que se jactaba que solamente con primaria se llegaba a ser gobernador, en cambio a las mujeres nos exigen mucho tiempo académico.A mí me perece que hoy en Nayarit, y en general en el país, hay una clase política de las mujeres de donde pueden surgir candidatas con altos niveles de competitividad, si ese fuese el caso”.

-Son mujeres en Nayarit las titulares de los poderes Legislativo y Judicial, en la rectoría de la UAN, doce integran la 33 legislatura actual y ocho son presidentas municipales. ¿Significa esto que el empoderamiento de las mujeres va en ascenso en nuestra entidad?

-Lo que va en ascenso es la visibilización de las mujeres en el poder. Obviamente estamos en el poder, estamos, porque yo me siento identificada con las que ocupan los cargos en mención. Eso no significa que las mujeres en el poder tengan poder. Sí, son cosas diferentes. Una cosa es que las mujeres estén en el poder, visibilizadas como funcionarias, y otra cosa es que tengan poder, eso es muy diferente. ¿Por qué? Porque el poder es ahora estructura masculina, entonces no es posible que solo la llegada de las mujeres desarticule el poder masculino. Pueden las mujeres llegar y ascender al poder, pero no necesariamente desarticularizan el poder masculinizado. No significa que acabarán con el patriarcado, significa que a partir de las mujeres le pueden dar otro contenido al poder.

- Las mujeres han luchado de manera persistente por apropiarse de espacios que los hombres les han negado.

-Las mujeres hemos luchado por estar en espacios de poder que tradicionalmente eran destinados a varones. No es que los hombres nieguen el poder a las mujeres, es que la estructura del poder es masculina. Te digo, la idea que tenemos es que el hombre está para mandar y la mujer está para obedecer. Desde ese mandato bí…bí..blico, o como tú quieras, eso fue recogido en las leyes que la mujer le debía obediencia al esposo, eso todavía estaba en el Código Civil cuando estudié Derecho, hace 40 años. La mujer está para obedecer lo decía la iglesia católica, la poesía: tu como paloma para el nido, yo como león para el combate, estaba muy claramente señalado en la moral, en la ética, en la religión, en la filosofía. Las mujeres hemos sido socializadas como seres para obedecer, no seres para mandar, por eso mujeres que tienen el poder están transgrediendo ese mandato. Muchas mujeres que están en el poder siguen obedeciendo, porque la estructura mental que tenemos es muy difícil, todo lo que has vivido durante miles de años es muy difícil que de la noche a la mañana te comportes de otra manera, como colectivo de mujeres, por lo tanto, las mujeres en el poder deberían actuar de manera diferente a los hombres en el poder.

- Hay la creencia que las mujeres son inferiores, que su capacidad creativa e intelectual es mucho menor que la del hombre.

- La idea que las mujeres son inferiores viene de Aristóteles. Porque Aristóteles decía: cuando la naturaleza hace seres perfectos, nacen hombres con los genitales desplegados. Cuando la naturaleza no puede hacer seres perfectos, nacen mujeres, más bien seres, con genitales invertidos. Por lo tanto, para Aristóteles las mujeres es un hombre incompleto, es un hombre mutilado, en consecuencia, lo que es superior es el hombre y lo que es inferior es la mujer. Eso viene desde Aristóteles, no lo inventaste tú, ni funcionario alguno. Esa inferioridad de la mujer ha sido también avalada por la ciencia. Esa idea de Aristóteles se juntó con la idea del judeocristianismo, en el sentido de que las mujeres son malas, son diabólicas. Entonces, esas ideas sobre la inferioridad de la mujer dieron resultado en el sistema de desigualdad y discriminación que fue recogido por las leyes y también por la ciencia. Por ejemplo, en la ciencia, la craneología dice que el cráneo de las mujeres pesa menos que el cráneo del hombre, y eso demuestra que las mujeres no tienen capacidad de abstracción, por lo tanto, no pueden ser científicas, pero esa es una ciencia hecha por los hombres. Todos avalan la inferioridad de las mujeres. El asunto está que cuando las mujeres llegamos a las universidades empezamos a revisar todo esto y a darle la vuelta, obviamente.

- Será verdad que mujeres con cargos de elección, sobre todo alcaldesas, la rectora y otras, son manejadas por hombres, es decir, que detrás de sus acciones está el ordenamiento de un hombre.

-Bueno, perdóname, esa es una pregunta tonta. Por ejemplo, yo estoy aquí, yo te aseguro que ningún cónyuge está detrás de mí diciéndome lo que debo pensar. O sea, el hecho de que las mujeres pensemos una cosa, la pensamos por nosotras mismas. No somos títeres de nadie, no somos robots de nadie. Muy posiblemente lo que ocurre es que la pregunta lo que encierra es una desconfianza hacia las mujeres, y además de decir que las mujeres son incapaces de pensar por sí mismas, por eso dicen: ah, el esposo la maneja, o el partido político la da las órdenes, pero no se quiere reconocer que las mujeres son inteligentes, son asertivas, son precisas, son prudentes, eso es lo que no se quiere reconocer cuando se dice que el marido la maneja. Es una pregunta totalmente de desconfianza hacia las mujeres. Yo te puedo asegurar que ninguna mujer en un cargo público o en la academia, en la ciencia, es robot de nadie, no podemos serlo, no podríamos serlo.

- ¿Tiene usted certeza que las mujeres actualmente en cargos públicos trabajan con eficiencia para que otras mujeres asuman esa misma responsabilidad en el futuro? ¿Es decir, les abren camino?

- Mira, aquí te puedo decir que hay de todo. Hay mujeres que se sienten privilegiadas por llegar a un cargo, entonces piensan que obtuvieron ese cargo por méritos propios. Yo no dudo que tengan méritos propios, pero hay detrás una gran lucha de mujeres que hemos pugnado para que lleguen precisamente esas mujeres. Ellas llegaron, todas las que están ahorita: diputadas, presidentas municipales, la rectora, las funcionarias en gobierno, todas llegaron porque otras empujamos la barda, otras estuvimos allí exigiendo derechos. Ellas son herederas de las luchas que hemos hecho, no solamente en mi generación, generaciones antes que yo. Amalia Caballero de Castillo Ledón, aquí en Nayarit, por ejemplo, es una de las mujeres protagónicas de los derechos de las mujeres en México. Pero justamente una argucia del poder es de que a ti te escogemos, porque tú eres la privilegiada. Eso es una desviación del poder, es una tentación que siempre tenemos para sentirnos privilegiadas. No, no, no. Te escogen porque eres funcional a esos intereses del poder masculino, pero cuando las mujeres nos damos cuenta, lo primero que hacemos es hacer lo posible para que a otras mujeres les sea más fácil la llegada, que no tengan tantas dificultades como las tuvimos nosotras. Entonces, eso habla de solidaridad entre mujeres, porque si no la tenemos el poder masculino nos aplasta. Siempre somos intrusas, siempre estamos de más, lo más que quiere este negocio es la cama, pero justamente esas negociaciones de la cama fueron en un tiempo la manera en que las mujeres entraban al poder, pero hoy entramos por méritos académicos, por méritos políticos. Las mujeres tenemos que ayudar a otras mujeres, tenemos que abrirles el paso para que puedan a su vez llegar a posiciones de poder.