Desde que Sergio López Zúñiga asumió la presidencia del Instituto Estatal Electoral (IEE) en diciembre de 2007 se avizoraba a detalle que sería un servil elemento más a los designios del Partido Revolucionario Institucional, y aún más: del actual gobierno priista en el poder, que en Nayarit tiene como rutilante estrella a Ney Manuel González Sánchez, personaje que para el manejo de triquiñuelas y acciones oscuras en procesos electorales se las sabe de todas todas.
La imposición de Sergio López Zúñiga en la titularidad del órgano corresponsable de la preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral de Nayarit es una de ellas. Forma parte del conjunto de amarres de entidades decisorias en materia electoral que con antelación, poco a poco tejió Ney González y compinches desde la omnipotencia que otorga el Poder Ejecutivo estatal.
Sin duda Sergio López Zúñiga ha cumplido con creces, ganándose así la ratificación como consejero-presidente del órgano electoral que el 1 de diciembre del año anterior que por pactos hiciera el poder legislativo local. El quehacer del interfecto para favorecer al partido en el poder no se ve, pero se siente. Prueba de ello son los reclamos de candidatos de inequidad en sitios de publicidad al aire libre, apenas a diez días de iniciadas las campañas de los cinco candidatos de coaliciones y partidos al gobierno de Nayarit. Sobre el asunto el funcionario negó declaración a los representantes de los medios de comunicación, alegando que el tema ya está al margen de su competencia.
El gobierno (estatal) y su candidato pueden comprar sitios para espectaculares que quieran, pero lo que no podrán comprar es la voluntad de los ciudadanos, se ha dicho en tono de reclamo frente a la pizarra que marca 400 para el PRI y 15 para el PAN.
Aunado a lo anterior, ahora Sergio López Zúñiga incumple a su palabra, cuando en el pasado reciente declara que se separaría de la presidencia del Instituto Estatal Electoral si su cuñado Guadalupe Acosta Naranjo (está casado con una hermana de éste) es candidato a gobernador, hoy lo es del PRD y el funcionario ¡se rajó! Había dicho, casi al arranque del actual proceso electoral, que aunque la ley no prevé la separación al cargo por razones de familiaridad con algún o algunos candidatos, se iría por cuestiones de orden moral, “porque de lo contrario estaría diciendo una cosa y haciendo otra, poniéndose en duda la imparcialidad en mi actuación”.
Con base en su propio testimonio ante este reportero, el presidente del IEE arguye ahora que “bueno, a lo mejor me equivoqué de frase, porque desde que asumimos la responsabilidad, nosotros protestamos cumplir principios básicos de un proceso electoral, que son: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. Tal vez hubo un error en aquella declaración que hice”. Y así, se lavó las manos.
La actitud asumida por Sergio López Zúñiga pone en duda la credibilidad no solo del presidente sino del instituto electoral en su conjunto en el actual proceso electoral, pero además provoca disminución en la autoridad moral de aquel, por tanto podría ser blanco de descalificaciones por parte de los representantes de los partidos de oposición.
En el cargo Sergio López Zúñiga sustituyó a Fidel Montoya de la Torre hace tres años y casi seis meses, precisamente cuando de Consejo pasó a ser Instituto Estatal Electoral.
Y no se crea que es un improvisado, el tal López contabiliza 18 años de servicio, ocupando diversos cargos que van desde asesor en la comisión estatal electoral hasta director de organización y capacitación del consejo local. Se corre el riesgo de que llegue a convertirse en cacique electoral. Bueno, hasta en tanto siga mostrando sumisión, le valga un rábano la autonomía e imparcialidad de la instancia electoral y sea útil al gobernador en turno.
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