Un costoso capricho
Ulises Rodríguez
16 de Julio de 2022
Recuerdo muy bien la madurez en las palabras del Doctor Navarro allá por el año 2007. Tenía una idea muy clara del estado, de la situación que vivíamos a poco más de año y medio del gobierno de Ney González y de lo riesgoso que resultaban las ocurrencias de alguien que tenía el poder absoluto. Estas opiniones, que las hacía de manera personal a sus amigos en pláticas ya fuera telefónicas o presenciales en alguna mesa del restaurante las Higueras, las reafirmaba cuando tenía ocasión de reunirse con quienes por aquellos días integrábamos aquello que alguna vez fue “Juntos por Nayarit”.
En su discurso, señalaba los caprichos del gobernador y la actitud lacayuna del Poder Legislativo, encabezado entonces por Efrén Velázquez. El doctor era diputado federal, pero, sobre todo, la figura más importante de la oposición.
Las reseñas de estas reuniones, que se llevaban a cabo en el casino la Quinta Lu-Na, allá en la colonia San Juan, eran publicadas casi siempre al lunes siguiente en el periódico Realidades en el espacio firmado por Sergio B. Dávila que, junto con don Óscar González Bonilla, eran los únicos periodistas que le daban espacio al doctor.
Recordé lo anterior hoy durante la sesión del periodo extraordinario del Congreso del Estado, particularmente en la discusión del cambio de nombre de “Nuevo Vallarta” por el de “Nuevo Nayarit”.
La relación entre el Ejecutivo y el Legislativo sigue siendo la misma a 15 años de distancia, sólo que ahora los actores son otros y mi amigo, aquel que antes se ganaba nuestra admiración por sus posturas firmes y maduras, es quien ocupa el espacio del que antes criticó ¡Cosa curiosa! Muchos de esos que se ponían como ejemplo de corrupción y superficialidad, ahora le acompañan como integrantes del gabinete estatal o instalados en el gobierno municipal de Tepic.
El capricho de cambiar el nombre de “Nuevo Vallarta” por “Nuevo Nayarit” significó el antecedente de que el Poder Legislativo sigue teniendo la calidad de mera oficialía de partes del Poder Ejecutivo. Que mientras se permita el culto a la personalidad de quien quiera que sea su titular, el enriquecimiento y el despilfarro, que mientras se utilice el erario público del Congreso para financiar aventuras políticas personales, se obtendrá siempre a cambio la sumisión absoluta al gobernante en turno. Así fue con Efrén Velázquez, después con Manuel Narváez, así fue con Polo Domínguez y sigue siendo igual con Alba Cristal Espinoza.
Sin mayor justificación que un “sentido de pertenencia”, sin consultar con los habitantes de ese lugar ni tomarlos en cuenta en absolutamente ninguna parte del proceso, se votó a favor la propuesta hecha por el síndico de Bahía de Banderas, utilizado el pobre hombre como chivo expiatorio para firmar dicha iniciativa sin conocer siquiera el contenido de la misma, presionado quizá por la presidenta Mirtha Villalvazo, quien, gracias a sus excesos y pifias, estuvo a punto de enfrentar la embestida del gobierno estatal y ser separada de su cargo como alcaldesa ¿el costo de la permanencia? Su colaboración con el capricho de cambiar el nombre al fraccionamiento de “Nuevo Vallarta”.
En el Congreso no se necesita mayor trámite, basta con voltear la mirada hacia otro lado frente al despilfarro de la presidenta del Congreso, por ejemplo, lo que paga en promocionar no la imagen institucional del Poder Legislativo, sino la de ella, en aras de su próximo proyecto político. De esto dio cuenta hace días Vicente Rocha, en una impecable explicación de lo gastado hasta la fecha por el Poder Legislativo a medios de comunicación para primero, promocionar la imagen de la Dip. Alba Cristal y segundo, golpear a la presidenta municipal de Tepic. Duelo de egos entre bellas y poderosas damas, pues.
El día de hoy, horas antes de que comenzara siquiera la discusión para analizar el cambio de nombre al fraccionamiento en mención, ya se había cambiado la señalización del municipio, utilizando el “Nuevo Nayarit” ¡Total! La mayoría legislativa y la presión como segunda herramienta de persuasión aseguran el cumplimiento ipso facto de cualquier iniciativa que turne el gobernador.
Debo confesar que extraño a mi amigo, aquel que tenía una idea muy clara de cuanto ocurría… estoy seguro que, si el Miguel Ángel Navarro del 2007 tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo y ver lo que hoy ocurre en Nayarit, particularmente el espectáculo de los últimos días entre el Ayuntamiento de Bahía de Banderas y en el Congreso del Estado, su malestar y tristeza serían incalculables. Por desgracia, mi amigo se ha convertido en la prueba viviente de que, a veces, uno termina por convertirse en lo que con tanto ahínco criticó.
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