Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Durante 117 años fue hospital San Vicente, hoy es refugio de pobres

Oscar González Bonilla

11 de Julio de 2022

El hospital San Vicente que por espacio de 117 años funcionó como tal en Tepic, capital del Estado de Nayarit, hoy en día es albergue de indigentes, personas de la calle con recursos insuficientes para vivir.

Fundado en 1894 por la congregación religiosa nombrada Hermanas Josefinas, el hospital San Vicente en 2011 cerró sus puertas impedido a competir ante nuevas clínicas privadas con instalaciones y equipos modernos. El edificio localizado en la esquina de las calles Padre Mejía (antes Ures) y Guerrero permaneció sin uso durante buen tiempo.

La iglesia católica preparó con cautela el proyecto asistencial de tal manera que logró la aprobación de las Hermanas Josefinas, propietarias del inmueble, para ser utilizado en el propósito de amainar ese problema que lacera a la sociedad tepicense.

La idea fue arrancar un 8 de diciembre porque es fecha de un gran significado para la iglesia católica y sus fieles: inicio del año de la misericordia, al que ha convocado el Papa Francisco. Es un año de gracia al que el sumo pontífice ha invitado a hacer signos sensibles de misericordia.

La señora Elia María López de los Reyes, quien forma parte de la Pastoral Social, dio a saber todo lo anterior, pero también informó del interés de dar respuesta a la necesidad de tantísima gente que está en situación de calle por múltiples circunstancias. “La problemática es muy amplia, pero nosotros buscamos solución al alcance de nuestras posibilidades”.

El propósito del grupo católico de la Pastoral Social es dar servicio de alimentación, higiene corporal, espacio donde pasar la noche, asistencia médica y finalmente la reincorporación a la sociedad o a su familia. “Hacemos el intento de ir más allá de solo asistencia social”, indicó Elia María.

Reconoce que es grande el universo de quienes atraviesan por la difícil situación de indigencia, mas hay disposición por dar albergue a personas de la calle, así como a inmigrantes que, aunque van de paso llegan a Tepic. No contemplan el alojamiento a enfermos mentales por carecer de superficie indispensable, personal especializado y sobre todo dinero.

“Sólo nos motiva el amor al prójimo y nos mueve la providencia de Dios, no somos expertos en la materia”, contesta cuando el reportero de la gente pregunta la cantidad de indigentes a los que dan atención. Y agrega: “Aún no lo hemos contabilizado, pero a diario son decenas de personas las que acuden a nuestro albergue, sobre todo a recibir alimentación gratuita, nos satisface cubrir una necesidad básica”. Sostiene que el espacio del inmueble es lo suficientemente amplio, pero además lo han acondicionado a las necesidades requeridas para mejorar la oferta.

Elia María López de los Reyes entusiasta manifiesta que son personas del voluntariado surgidas de la sociedad, pero además profesionales y pasantes, los que de arranque dieron el servicio, mientras al paso del tiempo se ha conjuntado una base de trabajadores y voluntarias. 

El financiamiento de este proyecto humanista viene de donaciones, donativos y de la iglesia católica, principalmente. Hay en mente la realización de diversas actividades para allegarse recursos. “Aunque conscientes estamos que para estas cosas no hay dinero que alcance”, advierte Elia María.

López de los Reyes, a pregunta expresa del reportero de la gente, considera que no suplen la obligación del gobierno estatal con el interés de la iglesia católica por coadyuvar a la búsqueda de solución al problema social latente no solo en Tepic, sino en todo Nayarit. “Claro que el gobierno tiene el deber que impone la ley cuando los ciudadanos contribuimos con el pago de impuestos”, aclara.

La entrevista se desarrolló precisamente en el interior del inmueble que funcionara (las religiosas Hermanas Josefinas consignan que durante 176 años) como Hospital San Vicente, donde Elia María López de los Reyes afirma que “como la iglesia es madre, esa es nuestra principal motivación, somos nosotros los primeros en salir al amparo de aquellas personas de la calle que carecen de recursos para vivir. Como nuestra iglesia es madre, es entonces un asunto moral y de conciencia”.

De las actividades del amparo a los desvalidos, muy atento está el Obispo de la Diócesis de Tepic, Monseñor Luis Artemio Flores Calzada, y en la acción directa participan muchas religiosas y religiosos.

No sé porque el subconsciente me llevó a pensar que allí hay un fuerte olor a incienso.


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