Sergio Mejía Cano
18 de Marzo de 2022
Cotidianamente, al pasar por los portales al sur de la Plaza Principal, frente a Catedral, saludo a la mayoría de los lustradores de calzado que trabajan ahí, con algunos de ellos entablo a veces plática somera o referente a los acontecimientos de diario en la capital nayarita. Cierto día, en que hubo un desfile de las personas con diversidad sexual, uno de estos aseadores de calzado, me detiene y me dice como con voz algo indignada, que cómo veo esa ridícula manifestación.
¡Ah caray! Me sorprendió su pregunta, por lo que de inmediato le respondí que esas marchas en lo particular no son ridículas, sino muy respetables, y que no me afectaban para nada, pues cada quien. Entonces le pregunté que a él en qué le afectaban estas manifestaciones, si le costaban económicamente o le pedían algo, etcétera. El lustra zapatos se quedó pensativo un rato y me respondió que, viéndola bien, no le afectaban en nada; pero que a su parecer se veían mal ante los niños, pues podrían ser un mal ejemplo ver hombres vestidos de mujeres y hasta besándose entre ellos mismos.
Bueno ¿y?, a ti qué, eso ya sería cuestión de sus papás y mamás de hacerles ver a sus hijos lo que irán viendo a lo largo de su vida y, que todo mundo merece respeto, sea como sea, porque todo vendría a ser cosa de ampliar el criterio de los hijos y prepararlos de que hay mucho por aprender y entender, y que no se debe cuestionar el cómo es otra persona o por qué es o actúa así, pues cada quien tiene sus propias razones y conceptos de las cosas. Y me despedí diciéndole la frase que nos dijo una maestra de la materia de español allá a mediados de los años 60 del siglo pasado, en la secundaria: “vive y deja vivir”, así de fácil. Y me despedí de este bolero, preguntándole que si no había oído la canción de los Beatles: “Déjalo ser” que, junto con vive y deja vivir, se complementaba el cómo pasarla bien en esta vida.
Se ha documentado que, la homosexualidad ha existido prácticamente desde que el mundo es mundo, y no nada más entre la humanidad, sino también en otras tantas especies, de acuerdo a estudios biológicos, añadiendo que es un caso hormonal, y que entre los humanos existe el factor “XY” que, es el que aporta el sexo masculino, y el factor “X”, que es el que aporta la mujer. Si predomina el factor XY, al momento de la concepción, deviene en un niño; pero si predomina el factor X, es cuando viene una niña; sin embargo, cuando así haya XY, pero es más el factor X, así el sexo del nuevo ser sea masculino, su tendencia hormonal tenderá a ser más femenino y, en el caso de las niñas, cuando el factor Y sobrepasa al X, es cuando en el sexo femenino han tendencias masculinas. Así que, de acuerdo a los estudios biológicos, los humanos nacemos con un 50 y 50 de esos cromosomas de factores XY y que, de hecho, todos los humanos, después de la gestación, cuando se comienza a conformar el embrión y, poco antes de convertirse en feto, todos, todos parecemos ser del sexo femenino. Por lo que, al momento del desarrollo, según el factor dominante es el que va conformando la sexualidad del nuevo individuo, es entonces cuando los ovarios se convierten en testículos y el clítoris se convierte en pene; caso contrario cuando predomina el factor X, en que los ovarios y el clítoris se quedan en su lugar. Quien vea los testículos de un recién nacido, verá que en medio de ellos se mira una especie como de costura que, según los entendidos, pudiera haber sido la vagina.
Todo este rollo viene a colación, por la homofobia mostrada en un bar en una plaza comercial de Tepic, en donde una pareja gay fue discriminada y hasta agredida por tan solo demostrar su afinidad con un beso. Por lo que se podría poner de manifiesto aquello que dicen los entendidos en cuestiones del comportamiento humano: quien más critica y despotrica contra el comportamiento de otras personas, no puede ser otra cosa más que envidia y frustración por no tener el valor de sacar a flote su propia conciencia, por reprimirse a sí mismos y por no tener la fuerza de reconocer que, en el fondo, son en sí lo que tanto critican, denigran y hasta satanizan.
Si se les llegara a hacer un estudio psicológico a todas esas personas que despotrican en contra de la diversidad sexual o que públicamente se muestran como los más homofóbicos del mundo, se descubriría que, en el fondo de su ser, tienen una tendencia hacia el homosexualismo muy acendrada y, que el temor a ser rechazados, es lo que los hace decir y actuar en contrario.
Sea pues. Vale.