El posible síndrome de Ayotzinapa, para el presidente López Obrador

Está apareciendo en las redes sociales un letrero, con diferentes escenografías, que dice: “Vivimos en un país tan cabrón que, en Michoacán hay muertos, pero no hay cadáveres; y en Querétaro, hay cadáveres, pero no hay muertos”. Desde luego que, en el caso de Michoacán, se refiere posiblemente al supuesto fusilamiento de 17 personas que estaban en un velorio en San José de Gracia; y en lo referente a Querétaro, tal vez a los acontecimientos sucedidos en el estado de fútbol Corregidora, en donde a través de fotos y videos, se ven cuerpos inertes.

En el caso del velorio en San José de Gracia, Michoacán, se dijo en su momento que personas armadas habían llegado a un velorio y que habían “fusilado” por lo menos a 17 individuos; aunque ya posteriormente y de acuerdo a las investigaciones, se informó que había sido un enfrentamiento; pero como haya sido, el caso es que no se encontraron cadáveres, y sí manchas hemáticas y hasta posibles restos de masa encefálica en una bolsa de plástico. Y desde un inicio de la información a la opinión pública, se dijo que se había limpiado el lugar de los hechos y que habían levantado los cuerpos, precisamente por una parte de los participantes en este aparente enfrentamiento.

Y en cuanto a lo del estadio de fútbol, si bien el que haya habido muertos es algo que no se puede comprobar fehacientemente al estar mirando la gresca a través de la televisión o en los portales de internet, sin estar presente en persona, los hechos hablan por sí mismos al mirar los cuerpos caídos llenos de sangre y con visos claros de que, posiblemente ya no tenían vida debido a las heridas que se les ven a esos cuerpos en primer plano y al paso de la cámara de video; aunque sí se pueden apreciar con más detenimiento las imágenes fotográficas y más, al ponerle zoom acercando el cuerpo y hasta con lupa ver más de cerca las heridas; pero sobre todo el rostro de la persona inerte y, con un poco de imaginación, tratar de ver si está respirando o no.

Y aquí se despiertan más las sospechas y que se intuye que sí hubo fallecidos en esta bronca en el estado Corregidora, es que en la primera información oficial emitida por el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, y que así se quedó y que hasta el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro la repitió y así la dejó, de que nada más habían sido 26 las víctimas de la agresión y que solamente tres de ellas mostraban síntomas de más gravedad y, que días después, en menos de una semana, la mayoría ya habían sido dadas de alta; aunque a dos o tres de ellas se les tuvo que trasladar a Guadalajara, Jalisco, para ser atendidas de sus lesiones. 

Sin embargo, lo que llama más la atención y que se presta más a las especulaciones, es que cómo es posible que, de acuerdo a las heridas y con pérdida del conocimiento de las personas que se ven caídas y algunas hasta desnudas, que en menos de una semana hayan sanado o que fueran dadas de alta, si una simple descalabrada, por lo regular los médicos dictaminan que por lo menos tarda 15 días en sanar. Así que cómo es posible que, entre los golpeados en sus lesiones hayan sufrido mínimo dos o tres fracturas ya sea en manos, brazos, piernas, costillas, maxilares, cráneos, etcétera y, que en menos de una semana ya estén bien.

Es obvio que algo más podría haber detrás. A menos que, tal y como se ha dicho en algunas de las informaciones de que tal vez la trifulca se armó entre gente de bandos antagónicos, vulgo, del crimen organizado y, que posiblemente entre estos mismos, se llevaron a los muertos y desaparecer evidencia. Porque una cosa salta más a la vista: no se ha visto que se estén reclamando la aparición de supuestos desaparecidos; aunque en algunos de los videos, hay testimonios de gente que señala que sí hubo muertos, como una muchacha que llorando dice ante las cámaras que su novio había muerto, y otro muchacho que afirma que uno de sus compañeros había muerto; pero que no decía su nombre por respeto.

La Presidencia de la República deberá de poner más atención en estos casos, porque no por nada la mayor parte de nuestro país se ha convertido en una fosa clandestina sembrada de cadáveres que no buscan las autoridades, sino colectivos ciudadanos en busca de sus seres queridos. 

De no meterse el gobierno federal a investigar a fondo, esto se convertirá, tal vez, en el Ayotzinapa de Andrés Manuel López Obrador y más, porque si no se han encontrado 43 normalistas, menos van a encontrar los supuestos cadáveres de Michoacán y Querétaro.

Sea pues. Vale.