Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Del logos al patohabla

Efraín Moreno Arciniega

08 de Marzo de 2022

Ni lo que es, sin más debe ser;

ni lo que no debe ser, sin más no es.

Ortega y Gasset

 

A LOS ACADÈMICOS DE LA UPN DE A NAYARIT 

 

El logo fue para los griegos lo más preciado que tiene el hombre: el pensamiento y su intelección expresado a través de la palabra. 

Por esto, para ellos, el logos era una Ley Universal base del mundo.

Para Heráclito, por ejemplo, todo se ejecuta según el logos; que es eterno, universal y necesario.

Los griegos iniciaron así, como lo hicieron con otras muchas cosas, la discusión de lo que es el pensamiento y la función que en ello tiene la palabra.

Esta gran reflexión de la antigüedad clásica debería ser profundamente analizada en los círculos académicos de nuestro país.

En México hoy estamos hablando sin hablar. 

Hablamos negando el logos.

Los que se han apropiado de la palabra no dicen nada.

Y a los que pueden y quieren decir algo no se les permite o se les intimida.

En un mundo absurdamente pragmático todos tienen prisa.

A los pensantes, les exigimos que describan el mundo en tres minutos; como si ello fuera posible; y sí utópicamente lo fuera, como si los ignorantes lo entenderíamos.

Ese pragmatismo absurdo ha permeado para mal la discusión académica en nuestra Universidad. 

Discutimos “el qué” pero no estamos hablando “del cómo”. 

Esto último no lo hacemos, porque ello nos obligaría a pensar. 

Nos estamos olvidando del pensar; y nos da hoy pereza pensar.

Así, los académicos de la Universidad parece que no queremos pensar; dejando que otros piensen por nosotros; para nosotros repetir lo que otros dicen; sin saber nunca, ni preocuparnos, de que si lo que estos afirman sea verdad o no.

De esta manera, sin saberlo, hemos hecho realidad lo que alguna vez planteó George Orwell en su extraordinaria novela “1984”, cuando señaló en esa su utopía:

El lenguaje ha sido drenado hasta convertirse en un simple intercambio de información o un mero balbuceo.

Y a lo mejor a muchos de nosotros nos está pasando ya, lo que pensó el protagonista de dicha novela, Winston, cuando en un pasaje de la misma escuchaba hablar. y hablar. a un tipo, pensando:

..ese no era un ser humano, sino un muñeco. No hablaba su cerebro, sino la laringe. Emitía palabras, pero sus frases carecían de sentido: eran sonidos emitidos por instinto como el graznido de un pato.

A lo que le comentó un amigo de él de nombre Syme:

En neolengua hay una palabra. No sé si la conozcas: es “patohabla”, o sea graznar como pato. Es de esas palabras con significados contradictorios. Si se aplica a un adversario es un insulto; si se aplica a un amigo, es un elogio.

Concluyendo Winston:

Era curioso que no sólo parecía haber perdido la capacidad de expresarse, sino que había olvidado lo que originalmente se proponía decir..., no tenía conciencia de nada, excepto del vacío de la página que tenía enfrente.

Ortega y Gasset señalaba que al hombre le fue dado el pensamiento para resolver sus grandes problemas.

Aunque, como hoy pretendemos resolver los problemas de nuestra Universidad estamos cometiendo el error, además del que ya se señaló respecto de que hablamos sólo del qué, pero no profundizamos en el cómo; de que damos por hecho, lo que el mismo Ortega y Gasset decía en un ensayo dedicado al gran político francés Mirabeau, que también era un error, al que caemos cuando nos negamos a discutir:

No se trata de pensar que todo lo que es, puesto que es, además debe de ser; sino precisamente de separar, como dos mundos diferentes, lo uno de lo otro: 

Ni lo que es, sin más debe ser; ni viceversa; lo que no debe ser, sin más no es. 

Espero que pronto como académicos estemos cada vez más cerca en nuestras discusiones del logos griego y no del patohablante de Orwell.

¡Un saludo para Todos!


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