Tepic, Nayarit, miércoles 24 de abril de 2024

P a r a d o j a

Sergio Ramírez Barba (Pica, Lica)

05 de Febrero de 2022

EL HOMBRE SIEMPRE DEBE BUSCAR ALGO, AUNQUE NO LO ENCUENTRE.

Cómo a muchos millones de seres humanos les pasó, yo no fui la excepción, me largué a la gran urbe (no ubre) de la Ciudad de los Palacios D.F (CDMX); para hacerlo tuve que renunciar a muchas cosas. 

Por ejemplo: Dejé mi casa de adobe y tejas de barro, para vivir en un edificio prefabricado de blocks y partes de tabla roca; cambié mi ropa de manta y algodón por la seda y el casimir peinado; mis huaraches cómodos y frescos de piel de ternera o de res, por zapatos de "neolite" y de piel sintética plástica, mi escapulario de primera comunión que traía al cuello, por una corbata de seda auténtica, así como mi torzal de oro; mis pantalones de mezclilla y camisa fresca, por dizque casimir de granos de pólvora y dacrón; mis pocos billetes que traía hechos bola, por una cartera de caimán y piel de caguama; mi reloj que era el sol, la luna y las estrellas y el tañer de las campanas de mi pueblo, por un reloj suizo; mi aroma a campo, flores y arroyo, por una loción y desodorante francés; mi vista de águila, se convirtió en lentes de contacto y graduación; el canto de los pájaros, por un radio Sony o Panasonic; mi caballo y mi mula, los tuve que cambiar por un “Mustang” que tenía 500 caballos de fuerza; el aire del viento y el tronido de los relámpagos, por unos estéreos de alta fidelidad ensordecedores; los paisajes naturales, por la caja loca de la televisión y el cine; el río de varios kilómetros, por un jacuzzi de 2 a 3 metros a un lado del "cacuzzi"; las verduras, las frutas y alimentos frescos, los cambié por puro producto refrigerado, industrializado o congelado; la carne fresca, el requesón, la crema y el queso: por embutidos y empaques a los que le sacan el alto vacío; la carne asada y las tortillas recién hechas, las permuté por cortes Hereford, con un año o dos de congelación y tortillas de máquina y fábrica; la leche de las glándulas mamarias de las vacas de mi padre, por un envase de cartón, en polvo o en ocasiones en frasco; las noticias importantes de mi pueblo que pasaban de boca en boca, se fueron a la radio, a la televisión, los periódicos, la tv de paga (Megacable y al sky), pero en forma teledirigida y tendenciosa por  esas modernas "antenas Tarabólicas". 

El contacto directo con mis maestros(as), se convirtieron en una máquina que vuelve loca a toda la gente, cómo lo es el "quinto jinete del Apocalipsis", ¡la computadora personal! 

Mis billetes se hicieron de plástico; el saludo de mis gentes que era franco y sincero, se hizo hipócrita, calculador y desconfiado. La tranquilidad y seguridad de mi tierra se acabó, ya que dos veces fui asaltado, una por policías y la otra por marihuanos; mis muebles de cedro, amapa, magnolia, caoba, venadillo, ébano etc., se convirtieron en materiales sustitutos de madera prensados y tubulares de aleación de varios metales y plásticos. El aire natural, se me convirtió en aire acondicionado en mi casa y en mi carro; mi trabajo con luz de sol a sol se hizo blanca, Led y de neón con focos ahorradores.

La leña y el carbón se me cambiaron por estufa, horno tostador eléctrico y microondas; aún con lentes no pude ver las estrellas y la luna por el smog; el amor de mi novia sano, puro y sincero, se hizo de hotel, motel y condón; mis calzones de algodón ahora son de "fibra sintética" aunque la "rajita de canela" sigue siendo natural. La comida tradicional mexicana (antojitos), se hicieron comidas express, china, japonesa, italiana, americana etc. 

Mi pelo que entonces lo lavaba con jabón pinto o neutro, lo tuve que sustituir por enguajes, acondicionadores en sobres y champús, me rasuraba con una rasuradora-depiladora eléctrica, y ya no con el tradicional rastrillo.

Después de tanto luchar para tener todo lo moderno, hoy con el pasar de los años y más por esta pandemia; quiero volver a comer una carne a las brasas, al carbón, a la leña; pisar la caca de las vacas y olerla sin cubre bocas, oír los trinos de los  pájaros, ver el cielo sin partículas suspendidas y contaminadas, mi casa la quiero de adobe con tejas, mi arroyo lo quiero con su agua cristalina; mis gentes, mis campanas y todo lo que tenía.

"Luché mucho, para conseguir nada". Lo único que no ha cambiado son las promesas de los candidatos, de los políticos y de los sinvergüenzas. Que a través de los tiempos se han perfeccionado (no todos). Simplemente luché para maquillar y rasurar un cadáver. Quizás en la otra vida, o sea en la reencarnación, me toque ver que el gato haga correr al perro, el ratón al gato, el pobre al rico, el idiota al vivo, el malo al bueno, la gallina al gallo, la vaca al toro, el lento al rápido, etc.

Lo único que no creo, es que los pendejos dejen de serlo. Acuérdese que son muchos y si volaran no veríamos el Sol.

MORALEJA:

Si sabe que va a perder, no juegue, esta vez espere a que los demás lo hagan por usted. Tenga en cuenta que hay que hacerse pendejo cuando solamente le convenga a usted, y no cuando le convenga a los demás.

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