*¡Talpa antes de la pandemia!
Sergio Ramírez Barba (Pica, Lica)
04 de Febrero de 2022
ESFUERZO, FE, LÁGRIMAS, PROMESAS, SATISFACCIONES, CANSANCIO Y REGRESO
CUARENTENA DE LA CANDELARIA DEL 2022. HOY CON OMICRÓN Y APANDEMIADA
Eran ya nueve días de caminar desde las tres de la madrugada hasta las cuatro de la tarde, el cansancio era notable, todos a cual más sentíamos que una pierna tenía que pedirle permiso a la otra para continuar, las masas musculares se sentían impedidas para la bipedestación (caminar) pero a todos nos movía un común denominador y pábulo divino ¡TALPA!
Sobre este pueblito otras veces tranquilo, hoy aquello era una romería, jolgorio, risas, llantos, algarabía, rezos, responsos, padres nuestros, cantos, alabanzas, cohetes, humildad, sencillez y algo muy común también, ¡satisfacción! Solo que hoy con puestos de sanitización, cubre bocas, gel y la sana distancia (no vino).
Eran las cuatro de la mañana, las lámparas de mano se veían por el camino oscuro, el chispeo de botes con aceite y petróleo nos hacían concebir que ya estábamos por llegar; muchas personas “caminaban” hincadas cumpliendo así la promesa o manda que tiempo antes habían hecho, los altibajos del terreno, las piedritas en la rodilla dolían más y más, pero después de andar un kilómetro y entrar al atrio de la concurrida iglesia ¡venía el olvido!
Y solo cabía la satisfacción. Una misteriosa medicina divina curaba el cansancio, el dolor físico y muscular; el iodex, mentolatum, mamisan, tabardillo con peyote y marihuana solo eran cosas del pasado, todos nuevamente dábamos gracias infinitas por haber llegado. A decir de los señores de ahí, para ese día dos de febrero y desde diez días antes, cerca de millón y medio de peregrinos habían visitado Talpa.
El padre "Chilo" (Estrada Sin) salió a recibirnos a la puerta de la iglesia, casi no se podía caminar, pues había gente por un lado y por el otro, gente y más gente, muchos lloraban, otros se sacudían con fervor, las caras a pesar del frío estaban perladas de sudor, si mil cosas pasaban alrededor, nadie se daba cuenta, todos los sentidos estaban puestos en la misa, la atención era generalizada, cualquier movimiento de los sacerdotes eran supervisados por nuestros ojos y oídos; una hora después terminó la misa y todos comenzamos a salir después de la bendición agradecidos.
Ya en el atrio me llamó la atención una señora de aproximadamente 60 años a la cual le hacía falta una pierna, era de Ahuacatlán, había caminado más de 10 días apoyada de sus muletas ¡pero tenía que pagar su manda! Nos platicó que estaba un día en la banqueta de su casa cuidando a sus nietos e hijos, cuando intempestivamente una camioneta con un chofer hebreo (ebrio) se le vino encima, mató a un nieto y a un hijo y a ella le iban a amputar las dos piernas. Se encomendó a la “Virgencita de Talpa” y solo perdió una; pero prometió que mientras pudiera iría a ver a la Virgen y con esta vez eran 19 años que no fallaba.
También encontré a un joven de 18 años con sus papás que venía de Paso Hondo municipio de Tecuala, su aspecto era de todos los que acusan “poliomielitis”, sus dos bastones y sus piernas contrahechas, irregulares y amorfas, ¡así lo validaban! Habían caminado 14 días para pagar su manda; los papás dijeron que hace 6 años, según los análisis de laboratorio, indicaban que el joven estaba propenso a quedar paralítico, pero ahí estaba ¡agradecido de Dios! Dicen y he podido comprobar que el que va a pie, ¡regresa! ¿y saben qué? Es muy cierto.
Los amaneceres son hermosos, las pinceladas divinas se ven en los cerros, árboles, arroyos, casas pintorescas, nubes, pájaros, etc., pero donde más se notan es ¡en el pensamiento y en el corazón!
Nada se compara con la satisfacción de haber llegado, postrarse de rodillas y ver sin abrir los ojos ¡oír! sin poner mucha atención en lo que pasa alrededor, pero “escuchar” en lo profundo del pensamiento, del alma y del corazón que algo divino está ahí.
La Virgen de Talpa, Dios y nosotros los peregrinos listos para regresar el próximo año con pandemia o no...
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