Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Larga vida a un represor infausto

Sergio Mejía Cano

30 de Febrero de 2022

En una de las tantas películas que filmó Adalberto Martínez “Resortes”, de cuyo nombre no lo recuerdo por el momento, al ir caminando Resortes junto con un acompañante, en un barrio marginado de la Ciudad de México, miran a un anciano en la banqueta y el acompañante le dice a Resortes que qué feo es llegar a viejo, a lo que Resortes le responde que sí; pero que es más feo no llegar.

El expresidente de México, Luis Echeverría Álvarez (LEA), cumplió 100 años de edad ayer 17 de enero y, posiblemente le queden otros más; y de acuerdo a los dichos de mucha gente, cuando alguien dura tanto tiempo con vida, es común que se diga que algo está pagando y más, cuando enferman y que piden la muerte a gritos sin que esta llegue. Esto desde luego se ha dicho respecto a personas que durante su vida activa fueron muy cuestionables sus acciones, precisamente como es el caso de LEA, sobre cuyos hombros carga, de acuerdo a varios historiadores, la matanza del 2 de octubre (no se olvida) de 1968, siendo Secretario de Gobernación; aunque el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz asumió toda la responsabilidad de aquellos nefastos hechos; pero ya siendo Presidente de la República, LEA sí fue responsable ya directo de la masacre del 10 de junio de 1971, aquel día en que se conoce como el jueves de Corpus, en que, de nuevo, infinidad de estudiantes fueron asesinados, se ha documentado, por un grupo paramilitar denominado y conocido como “los halcones”.

Pero también recaen sobre los hombros de LEA, la represión en contra de gente disidente de su forma de gobernar, recrudeciendo la denominada “guerra sucia” que se llevó a cabo en contra de campesinos del estado de Guerrero, entro los que sobresalieron Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos. Y ya no se diga la represión que emprendió en contra de jóvenes idealistas que, mediante un tipo de guerrillas trataron de hacerse notar y darle a entender a LEA que gran parte de la población no estaba conforme con su forma de gobernar.

Tal vez por algo, LEA ha permanecido con vida durante tantos años, porque si bien, a lo largo de la humanidad, ha habido personas en busca de la vida eterna; sin embargo, conforme se van adquiriendo años de vida, como que se va dando uno cuenta de que esto de ser longevo no es nada fácil, pues al decirle a algunas personas ya mayores, entre familiares y conocidos, de ambos sexos, que ojalá y no murieran nunca, a lo que coincidentemente responden que para nada, ya que si se pudieran mover tal y como cuando tenían 30, 40 y hasta 60 años de edad, pues estaría bien; pero ya cuando no se pueden valer por sí mismos, que no se pueden bañar ni cambiar y que hasta necesitan que les pongan pañales para adulto, pues como que no va. Y esto estaría bien para quien tenga quien los cuide y atienda de todo a todo; pero cuando se llega a una edad adulta y que los achaques y enfermedades de todo tipo impiden que se pueda salir a adquirir lo necesario para poder subsistir, pues como que está para pensar en eso de vivir muchos años o en la vida eterna.

Se dice que la senectud hace que se vaya perdiendo la memoria, que llega el olvido senil y en ocasiones que, ya nada más los recuerdos quedan; sin embargo, si algún grado de conciencia le queda a LEA, tal vez esté consciente de que está pasando a la historia de nuestro país como uno de los presidentes más represivos no nada más en contra de los estudiantes de aquellos años, sino también de los médicos en los años 60 en que, siendo Secretario de Gobernación, se dice que también estuvo involucrado en esta represión; obviamente que, con la anuencia de su jefe Gustavo Díaz Ordaz.

Si bien oficialmente ha gozado de impunidad, posiblemente ese grado de conciencia le diga que hizo muchas cosas mal, que las víctimas de su mandato lo están esperando para ajustarle las cuentas y, aunque esto suene a utopía, ese grado de conciencia que a la mejor le queda, lo esté martirizando constantemente; y esto podría ser peor que los señalamientos y acusaciones de gran parte de la población, pues su verdugo está en su mente; aunque tal vez la misma edad ya le haya hecho olvidar su mal actuar durante su paso por la política. Y si bien tiene algunos reconocimientos en su política exterior, en la interior no tiene nada que presumir, porque se podría ajustar su actuación como primer mandatario de México, aquello de candil de la calle, oscuridad de su casa. Así que ojalá y viva 100 años más y que su memoria sea tan lúcida para que recuerde todo.

Sea pues. Vale.

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