Por desgracia, el fantasma del desempleo seguirá creciendo
Sergio Mejía Cano
20 de Enero de 2022
No recuerdo de bien a bien si fue a finales de la década de los años 70 o principios de los 80 del siglo pasado, cuando leí un artículo en una de las tantas revistas de aquel entonces, que decía que la industria petrolera de Venezuela trabajaba con el 50 por ciento menos del personal con el que trabajaba Petróleos Mexicanos (Pemex), y que, en proporción, la producción era similar y a veces hasta más la de la petrolera venezolana.
Antes era común oír decir en nuestro país la frase de “que te mantenga el gobierno”, y prácticamente así era, pues en las industrias y empresas antes estratégicas para na Nación Mexicana, era común que estuvieran saturadas de personal que, en muchos de los casos, dos o tres empleados, se ponían a hacer lo que uno solo podía elaborar o como se dice comúnmente: muchos trabajadores nada más hacían bola; aunque eso sí, también los había, y los hay, que trabajan más que otros más atenidos que esperan que otros compañeros les resuelvan sus labores.
Sin embargo, eso de que a alguien lo mantuviera el gobierno se fue acabando cuando se comenzó a privatizar aquellas empresas antes estratégicas para el Estado Mexicano, pues el ingreso a estas industrias y empresas ya privatizadas cambiaron sus esquemas de recursos humanos, por lo que nada más esta tónica de trabajar para el gobierno quedó en las pocas empresas que aún administra la Nación y los gobiernos en sus tres niveles; tal es el caso de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Pemex, los Sectores de Salud y el de Educación y, desde luego, los burócratas. Y en cuanto a estos últimos trabajadores y trabajadoras, al irse vaciando las arcas del gobierno federal, de los estatales y municipales, ahora ya se ha pensado en adelgazar las nómicas respectivas despidiendo personal o ya no aceptar tantos empleados como antaño.
Esto de que algún día se acabaría eso de “que te mantenga el gobierno”, según varios analistas lo predijeron cuando comenzó la privatización acelerada de todo lo que hoy está en manos de la Iniciativa Privada (IP), debido a que todo el dinero que antes entraba a las arcas gubernamentales, ahora quedaban en manos de esa IP. Y en varias ocasiones se ponía de ejemplo las enormes ganancias de Teléfonos de México (Telmex) que, han convertido a su supuesto dueño Carlos Slim Elú, uno de los hombres más ricos no nada más de México, sino del mundo, porque todo ese dineral que ha contribuido a la riqueza del señor Slim, deberían de haber entrado a las arcas nacionales y no a las de una sola persona. Lo mismo que las ganancias de las demás empresas hoy privatizadas que van a parar muchas de ellas al extranjero, como de algunas minas y, desde luego, la de los ferrocarriles; ganancias que, en vez de entrar a las arcas nacionales van a parar a manos de grupos empresariales tanto nacionales como extranjeros.
La población mexicana ha crecido considerablemente y, aunado a esto, el avance tecnológico como la robótica y lo cibernético, han contribuido a que cada día se ocupe menos gente en las fábricas y oficinas, respectivamente. Hoy en día hay máquinas que realizan el trabajo que antes tenían que hacer diez o más trabajadores; pero ahora, un solo hombre con tan solo pulsar botones y estar atento al trabajo de la máquina, está sustituyendo a esos diez o más trabajadores. Igual en las oficinas, pues un oficinista con su máquina computadora, puede atender lo que antes tenían que elaborar cinco o más oficinistas. Y si bien se ha dicho que llegará el día en que las máquinas sustituirán prácticamente a la humanidad, también hay pensadores que señalan que no del todo, pues tendrá que haber un humano que tenga que enchufar o desenchufar esas máquinas.
Así que no sería muy descabellado decir que el fantasma del desempleo seguirá creciendo inexorablemente debido a los avances tecnológicos, y aunque parezca ficción, los hechos actuales hablan por sí mismos, ya que hoy en día se está ocupando menos personal en muchos rubros; aunque claro está, habrá labores en las que las máquinas por más modernas que sean no podrán realizar ciertas labores como trabajos de fontanería, de electricidad en instalaciones, construcción de casas-habitación, recoger y sacar la basura, trabajos de cerrajería, etcétera. Porque por más modernas y eficaces que pudieran llegar a ser las máquinas, de todos se tendrá que necesitar la mano humana.
Pero de que habrá más desempleo en los años por venir, desgraciadamente se podría tomar ya como un hecho ineludible e irremediable.
Sea pues. Vale.
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