Parlamento abierto para discutir reforma eléctrica

"Cuál es el modelo de país que se quiere: hacia adelante o hacia atrás", es la disyuntiva fundamental que comporta el debate sobre la reciente iniciativa de reforma que impulsa el Gobierno Federal a la Industria Eléctrica, puesto que más allá de reducir costos -según la justificante oficial-, fortalecer la presencia o acrecentar la rectoría del Estado en la producción de energía con base en un criterio ideológico-nacionalista, se encuentra la imprescindible prioridad de asegurar desarrollo con sustentabilidad: dando atención a energías ‘amigables’ con el medio ambiente y consecuente "salvaguarda del futuro de las generaciones venideras", además de una estratégica participación de la Iniciativa Privada (IP), que evite en un escenario postrero que la oferta escasee, y el costo se dispare como resultado a su vez de una desequilibrada concentración por parte del Estado mismo.

La Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), capítulo Nayarit, urgió por tanto este martes 12 de octubre, tras la reflexión anterior, la realización de un "Parlamento abierto" que dé oportunidad de discutir ampliamente la propuesta gubernamental,  "con todo y sus efectos políticos, económicos, sociales y medioambientales". “Porque las modificaciones -indicó- que lleguen a aprobarse hoy en la Constitución, difícilmente podrán cambiarse después, pues se requerirá de todo un proceso quizás más escabroso que el que se vive en estos momentos. Si el Gobierno Federal pretende una participación del 54 por ciento en la industria, contra el 46 de la Iniciativa Privada, ¿qué sucederá si el Estado llega a ver mermado su potencial para generar energía?, habrá sin duda problemas. Eso por el lado económico, pero lo más importante, es la urgencia de rescatar y sanear el medio ambiente con energías limpias”. 

Su Presidente, Alejandro Valdés Menchaca, apuntó en conferencia con medios de comunicación locales, que en un mundo completamente globalizado, el país no puede quedar “aislado”, con políticas fincadas más en características de una época, como por ejemplo, la década de los 60’s, del siglo anterior, cuando el Presidente Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica, toda vez que es evidente que cada capítulo histórico tuvo sus propios retos y desafíos, traducidos entre otros, en cuantía de población, a la par del uso y aprovechamiento proporcional de los propios recursos naturales, lo que suma la capacidad para satisfacer la demanda.

En contraparte, agregó, el México de hoy se desenvuelve en un contexto de cabal interconectividad mundial, de extrema emergencia por sanear y cuidar el entorno con energías limpias y renovables -que no se contemplan hasta el momento en la iniciativa en discusión- y de apertura del Estado a una economía incluyente, por ello afirmó no ver más opción que tomar en cuenta a todo actor involucrado, desde sectores, empresarios y especialistas para que la reforma, que indiscutiblemente el país necesita pero en términos de una verdadera transformación, sea la precisa en tiempo y circunstancias demográficas, sociales, económicas y naturales.

Es entendible el afán del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, por ganarse su propio sitial en la historia, a la altura de los ampliamente recordados Lázaro Cárdenas con su expropiación petrolera, la pulcritud y acomodo financiero de Adolfo Ruiz Cortínez, y la nacionalización de la Industria Eléctrica de Adolfo López Mateos, no obstante, parece que está encontrando como ninguno cada vez más obstáculos quizá al no haber descubierto aún la verdadera coyuntura que le permitirá en su propio tiempo y circunstancias, sin recurrir con añoranza al “blanco y negro” de esas emblemáticas imágenes del presidencialismo absoluto que se inmortalizó con sus obras, consumar su sello para la posteridad con la profunda policromía de la tecnología contemporánea.

Por ello, hoy más que nunca con el auxilio de una política de comunicación política y social, que reproduzcan la realidad de múltiples hechos de probada eficacia -desde el Centro y en provincias-, urge de tal transversalidad que garantice al pueblo ver el contraste y la poderosa tonalidad de un gobierno que es capaz de coadyuvar a generar identidad, suma, unidad y solidaridad porque cada ciudadano tendrá entonces “algo qué defender”.

Por lo pronto, de lograr hacer de la reforma a la Industria Eléctrica, una vía que otorgue a cada integrante del engranaje un motivo razonado de respaldo, bien podría comportar asimismo una clave para desentrañar el elemento real que catapulte al Gobierno de la 4T en las páginas de la remembranza en el devenir. ¿Podrá vencer este reto o caerá en el espejismo de concentrarse en el momento e imponer su hegemonía mirando al pasado? Ya lo veremos.