El “Prieto” Crispín real, no imaginario
Alba Saraí Durán Morales
10 de Octubre de 2021
-SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE-
Crispín era un hombre de claroscuros. Alejandro Gascón Mercado, en su libro “POR LAS VEREDAS DEL TIEMPO”, escribió:
La campaña Lombardista.....Por el segundo Distrito el candidato era Crispín Durán Zamorano, "el Prieto Crispín", uno de los héroes populares del estado, cuyas canciones sobre su vida canta el pueblo desde hace largos años ininterrumpidamente. "El Prieto" era un campesino muy alto, muy fuerte, cuya personalidad era desconcertante; lo mismo convivía con los majaderos de su pueblo, que con gente culta. Era muy bueno para pelear en las cantinas a sillazos y a la vez muy bueno para hacer gestiones ante las distintas dependencias oficiales en favor de los campesinos. Montaba muy bien a caballo y al entrar en las oficinas del Banco de Crédito Ejidal, en Santiago, pedía una máquina y se ponía a hacer oficios; era muy bueno con el machete y cultivaba flores en el corral de su casa. Lo conocí de niño, porque "El Prieto" iba periódicamente con Severiano (Ocegueda Peña) a pedirle revistas.
Severiano le entregaba bultos del boletín de la URSS, una revista extraordinaria donde se difundían las ideas, los programas y los avances del socialismo. "El Prieto", a caballo, se iba por los ranchos, llegaba a casa de sus amigos y aventaba la revista. A mi casa llegaba, tiraba una tranca, saltaba de su caballo y llamaba gritando a mi hermano: "Teodoro, Teodoro ¡ya llegó el comunismo hijos de la chingada!". Tirando la revista por todas partes.
Esa actitud era notable porque en aquel tiempo, sin que lo reconociera el gobierno oficialmente, las ideas comunistas eran perseguidas y quienes las difundían con mucha facilidad iban a la cárcel.
Crispín también se hizo de muchos amigos. Era de tratar con los empresarios agrícolas de aquel tiempo como don Epifanio González o don Pablo Anaya, primero como trabajador y después como enlace entre sus “representados” y ellos. Existe también la anécdota del inicio accidentado de su relación de amistad con el Mayor Evaristo Jiménez, quien había sido alcalde de Santiago, y con quien coincide en el Bar “Jordán”, estallando una trifulca con otro parroquiano para posteriormente estar a punto de enfrentarse a balazos, cosa que por fortuna no ocurrió. Ya con él, después se dio un trato diferente, en el que compartieron ideales y luchas.
Antes del atentado mortal, sufre otros dos, de los que sale maltrecho pero vivo. En el penúltimo, ante la súplica de Enriqueta Castañeda, la mujer con quien vivía y apoyado por su hermano José, se fue al Estado de México, a trabajar por una temporada, en lo que “se enfriaban las cosas”, pero no aguantó la distancia y la rebeldía de saber que acá seguía la situación igual o peor para los ejidatarios.
Hoy, en la memoria, el atentado mortal es achacado en su autoría intelectual a Gilberto Flores Muñoz, el hecho es que para ese tiempo, José Limón Guzmán era quien gobernaba, aunque era sabido que fue impuesto por su antecesor, en esa práctica priista de antaño.
En el homenaje que el H. Congreso del Estado le realizó hace años, acudí junto con mi papá y hermanos, además de algunos de sus hijos. Un señor mayor me hizo un comentario sobre los días previos a su asesinato. Que Crispín había acudido en Tepic, a una reunión en Palacio de Gobierno, a convocatoria del gobernador, y pudo haber sido que una vez más, no resultó adecuada a los fines del mandatario y es que entonces, deciden su suerte.
Enrique Díaz, tal como lo dice el corrido, llegó a Villa Hidalgo, con la infame encomienda.
El hecho que era su compadre y además, protegido en algún tiempo de Crispín puesto que hasta abogó por él para que se le dotara también de una parcela, le imprime a todo esto, la deshonra de la traición, de la infamia y la injusticia que otros tantos personajes de nuestra historia padecieron.
El 31 de Marzo de 1954, como a las nueve de la mañana, según consta en el acta de defunción expedida en Santiago Ixcuintla, Crispín fue herido y muerto por arma de fuego.
Su hermano José, fue el encargado de hacer el reconocimiento de su cadáver. La noticia del asesinato fue ampliamente difundida, causando un gran pesar y una mayor expectación en la región. En Tuxpan, al mediodía de ese mismo día se supo del mortal atentado, luego que el dueño y fundador de la radiodifusora XEUX de Tuxpan, Salvador Herena Benítez difundiera la noticia a través de la radio y el director de “El Heraldo de Tuxpan”, Teodoro Araiza Barrón sacó una edición extra publicando el hecho. Al día siguiente, fue sepultado en Villa Hidalgo; en donde su tumba se encuentra (siempre con unas flores), atravesada, para aún después de la muerte, seguir siendo contrario a las autoridades.
Comentarios