Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

El sistema inmunológico es muy diferente en cada quien

Sergio Mejía Cano

28 de Septiembre de 2021

Un primo mío sube un video a las redes sociales en donde está promocionando unos magueyes para la producción de pulque, en el estado de Puebla. Obviamente anda en campo abierto; sin embargo, porta cubre bocas, por lo que le mando mensaje diciéndole que me asombra que, a campo abierto ande con cubre bocas. Me responde como un poco en forma airada, con mayúsculas su texto, preguntándome a su vez que si no sé que estamos en una pandemia.

Días después, como ya más calmado, me escribe diciéndome que en la empresa para la que trabaja, los obligan a portar cubre bocas durante el tiempo de sus labores al aire libre, y que él acata estas disposiciones porque está consciente de que es por su bien y por su salud y la de los demás. Le respondo que mi extrañeza es porque se ha dicho que el coronavirus no pulula en el aire, y menos en campo abierto; pero que está bien que acate las órdenes de sus empleadores.

Y a propósito del cubre bocas, mucha gente no se cansa de criticar a las personas que no portan el mentado cubre bocas al aire libre, aunque no haya nadie a su alrededor. Y a esto se le podría considerar como una falta de raciocinio, no entre quienes no lo portan al aire libre, sino de las personas que cuestionan esto, porque se ha documentado y dicho hasta la saciedad que, es la cercanía de las personas las que podrían poner más en riesgo de contagio a la gente, por la saliva que se expele al estar hablando, al estornudar o toser, etcétera. De ahí que sea más recomendable portar cubre bocas en espacios cerrados o al aire libre que estén muy concurridos, pero si no hay gente alrededor de alguien que no porte cubre bocas, ¿a quién o a quiénes podrían contagiar?

Y a propósito de estar al aire libre, es de llamar la atención el hecho de que mucha gente de aspecto indigente o que lo es y que anda por calles y avenidas de cualquier ciudad sin protección alguna o que claramente se ve que no se cuidan en lo absoluto, y al parecer para este tipo de gente, lo mismo que para los “escuadrones de la muerte o la banda del botecito”, pareciera que la pandemia para ellos no existe, pues helos ahí sin inmutarse, sin cuidarse y siguiendo su cotidiana vida como si nada estuviera pasando. Sin embargo, mucha gente que ha acatado firmemente las medidas de seguridad e higiene, cuidándose lo mejor posible y, que con todo y pena se han visto infectados y algunos hasta nos han abandonado.

Es muy probable que a muchos de nosotros la pandemia nos haya tocado ya sea con familiares, amigos, conocidos, vecinos, tal vez hasta con nosotros mismos y sin saberlo, etcétera, que han o hemos sido tocados por el llamado también como covid-19 y, que ahora estemos sufriendo la pena causada y preguntándonos que cómo y por qué les tocó la de malas si la mayoría o todas estas personas se cuidaban a más no poder y aun así, se enfermaron y algunas la libraron, pero otras no, y ahora les lloramos. Pero eso de cómo y por qué se vieron afectados, podría ser precisamente por lo que han señalado algunas autoridades médicas: por el sistema inmunológico de cada quien; pero también, por los hábitos alimenticios que, en muchos de los casos por falta de nutrientes en los alimentos ingeridos y, desde luego, insisto, por la química artificial ya tan común en la mayoría de los “alimentos” industrializados.

No por nada, desde antes de que empezara todo esto de la pandemia, se comenzó a atacar la llamada comida chatarra que, por lo regular los infantes son sus principales consumidores en las escuelas; de ahí en que se haya pensado primordialmente en prohibir su venta en las escuelas y, ya con la pandemia en todo su esplendor, la prohibición de su venta a menores de edad en las tiendas y comercios expendedores de estos productos e inclusive, que portaran en sus empaques el exceso de grasas, sodio y otros aditamentos no aptos para el consumo humano.

No por nada, el doctor Hugo-López-Gatell, subdirector de Prevención y Protección de la Salud, haya llamado como “veneno embotellado” a los refrescos, y estar totalmente en contra de la llamada comida chatarra. Pues también ha estado a favor de que se prohíba el glifosato, un agroquímico que está comprobado, es altamente dañino, pues algo tendría que ver con la muerte de enjambres de abejas y otras especies polinizadoras; por lo que lo más probable, es que López-Gatell esté plenamente consciente del daño que podría producir en el organismo humano la química artificial que, hasta se ha dicho que es cancerígena a más no poder. 

Sea pues. Vale.

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