El mestizaje y nuestros apellidos en nuestro país

Cierta vez, oí o leí que el entonces cardenal primado de México, Norberto Rivera Carrera, afirmaba que el mestizaje en México, había sido “producto del amor”. Sin embargo, la historia lo desmiente categóricamente, pues se ha documentado que nuestro mestizaje fue producto principalmente de violaciones de españoles a mujeres nativas.

Y precisamente, entre esos españoles violadores, hubo muchos llenos de enfermedades de todo tipo, principalmente sífilis, escorbuto y, desde luego, viruela; aparte de tener muchos de ellos enfermedades mentales, ser esquizofrénicos, paranoicos, etcétera. Pues también está documentado, que la mayoría de marinos que acompañaron a Cristóbal Colon, en su primer viaje para llegar por otro lado supuestamente a “las indias”, y para ver si el Mar tenía fin o no, eran por lo regular aventureros, prisioneros que vieron la posibilidad de su libertad, aunque fuera yéndose al abismo marítimo, en caso de que la mar océano tuviera un fin.

Y también en los viajes posteriores de la península Ibérica hacia las tierras descubiertas, las tripulaciones de los barcos fueron en su mayoría compuestas por gente sin escrúpulos ávidos de fortuna y, desde luego, también muchos enfermos de todo tipo, además de desaseados.

Así que los primeros mestizos que se engendraron en mujeres nativas víctimas de las violaciones y sometimientos forzosos, fueron hijos de europeos con genes no muy recomendables y que, posiblemente sus descendientes estén presentes hoy en día; aunque ya con una revoltura de sangre que posiblemente haya ido desplazando paulatinamente a esa sangre mala de aquellos aventureros.

Ahora bien: entre nosotros los mestizos, hay quienes se sienten muy orgullosos de llevar sangre europea; pero también los que nos aferramos más a nuestras raíces autóctonas; y quienes presumen su supuesta españolidad, y más por tener la piel blanca, también se vanaglorian de sus apellidos; sin embargo, el mismo Eduardo del Río, más conocido como “Rius”, en uno de sus tantos libros, escribe que cuando los nativos ya estaban subyugados, y que la gran mayoría pasó a ser esclavo o peón de las grandes haciendas que comenzaron a establecer los españoles en las grandes extensiones de terrenos que se habían apropiado, todos esos esclavos o peones de dichas haciendas, pasaban a tener el apellido del “amo”; por lo que si el español esclavizador se apellidaba López, Pérez, Sánchez, Gómez, González, Topete, Mejía, Hernández, Salinas, etcétera, les imponía a los nativos bajo su mando su mismo apellido; aunque en cierto sentido, esto era mejor que ser marcados como el ganado o tatuados a fuego para saber a quién pertenecían en caso de querer escapar del yugo español.

Y es bueno recordar, que según se dice, la terminación “ez” en el idioma español significa “hijo de”, por lo que se entiende que entonces, López es hijo de Lope, Pérez hijo de, Pero, Sánchez hijo de Sancho, Gómez de Gomo, y así sucesivamente; y si bien muchos de estos nombres ya no son tan comunes hoy en día, algunos persisten como Gonzalo, Hernán, etcétera. Así que los mestizos mexicanos que presumen de un apellido de alcurnia o de abolengo, en realidad no es su apellido original, pues viene precisamente de aquel amo español que tenía esclavizados a sus antepasados nativos, hoy denominados indígenas. Por más piel blanca y ojos de color que tenga un mestizo mexicano, aun así, su sangre ya es una revoltura absoluta; pero muy en el fondo de sus genes, persiste, aunque no quiera, la sangre autóctona que, por cierto, se dice, esta sangre no contiene la genética de la corrupción, pues hasta el día de hoy, no hay quien haya podido comprobar que hasta antes de la llegada de los españoles, había corrupción en este continente hoy llamado América.

La corrupción, al igual que muchas enfermedades, es algo de lo que les aportaron los europeos a los nativos de este lado del mundo. Y es precisamente la corrupción lo que, por desgracia, ha perjudicado a nuestro ya de por sí depauperado país; corrupción ya tan arraigada que se ve muy difícil que se llegará a erradicar del todo; aunque la esperanza muere al último y la lucha se está haciendo, pero hasta ahora, se ve claramente que será una tarea muy difícil desaparecer la corrupción. Sin embargo, tal vez las nuevas generaciones, ya con esta otra mentalidad que se ha estado sembrando para erradicarla, posiblemente sí la lleguen si no a desaparecer del todo, por lo menos controlarla y contenerla en cierto sentido por el bien de todos.

Sea pues. Vale.