La verdad siempre sale a flote como una gota de aceite en el agua
Sergio Mejía Cano
12 de Agosto de 2021
La amenaza hacia la periodista Azucena Uresti y otros medios informativos, que se ha difundido a través de las redes sociales, y que se dice que supuestamente la difundió un grupo delictivo denominado Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), indignó a todo el medio periodístico e incluso, hasta el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, dio su apoyo a la comunicadora Uresti, porque fue la más amenazada.
Digo que supuestamente la difundió un grupo delictivo, porque en los videos que se han hecho públicos, aparecen hombres encapuchados, por lo que no se pueden identificar, y nada más dicen quiénes son y quién los comanda quien es, el que habla. Y esto de supuestamente, es precisamente porque hoy en día ya no se sabe ni quién es quién, pues se ha documentado que grupos delictivos se disfrazan de policías y hasta de miembros de las Fuerzas Armadas y de la Marina, y posteriormente se informa que no eran elementos castrenses ni policíacos, sino que traían uniformes falsos. Así que quienes aparecen en este video amenazante, podrían ser en todo caso, falsos y, que nada más para hacer la mosca chillar y a ver si es chicle y pega, lanzan este video que, por lo visto, sí pegó, pues al generar todo tipo de reacciones, sobre todo de indignación no nada más en el gremio periodístico, sino entre gran parte de sectores de la sociedad y de los gobiernos en sus tres niveles, tal vez cumplió con las expectativas deseadas.
Y todo esto, porque si algo no les conviene a estos llamados grupos del crimen organizado, es hacerse odiar, y menos amenazando a una mujer, porque si alguien no cumple con la máxima y el honor entre ladrones de que jamás mujeres y niños, tienden a ser un fracaso absoluto y marcan por sí mismos su propia destrucción.
En el video en cuestión, la voz que habla reclama que los medios y la periodista sean parejos, que informen sin cargarse a un lado. Sin embargo, esto es muy común entre los comunicadores, pues cuando agarran a alguien de ojeriza no lo sueltan por nada; así sucedió con Rafael Caro Quintero, con don Neto Fonseca, con Miguel Ángel Félix Gallardo, con García Ábrego, con Joaquín Guzmán Loera (el Chapo), y un largo etcétera de supuestos delincuentes y narcotraficantes de los que se han ocupado los medios informativos a lo largo de todos estos años en que se puso de moda su persecución; tal y como sucedió antaño con los llamados grupos guerrilleros. Y ahora traen entre ceja y ceja a Nemesio Oseguera, más conocido como “el Mencho” que se dice, es el que habla ante del video en que amenaza a Azucena Uresti.
Ahora bien: ¿por qué amenazar y hasta asesinar al mensajero? Hoy en día, por más que alguien quiera tapar la boca de un comunicador, al tapar una boca aparecen decenas más informando de lo que se trataba de ocultar. ¿Qué acaso no toman en cuenta ahora a las redes sociales quienes matan o mandan matar periodistas? Nunca se ha podido tapar el Sol con un dedo, y por más que se quiera ocultar una información, después sale todo a la luz. He ahí el caso de Genaro García Luna, lugarteniente del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, pero para no ir tan lejos, está el caso del exfiscal de Nayarit, Edgar Veytia, quien fungió como mero mero en cuestión de seguridad en Nayarit en la pasada administración del ahora exgobernador Roberto Sandoval Castañeda, ambos presos hoy en día, uno en los Estados Unidos y el otro en su estado natal, respectivamente.
En la mayoría de las entidades del país han asesinado destacados periodistas de ambos sexos, por supuestamente publicar cosas que atañen al narcotráfico y que involucran a diversos personajes pesados. O como se documentó en su momento en Reynosa, Tamaulipas, en que hasta a quienes escribían en sus portales de internet, fueron amedrentados, intimidados o desaparecidos por escribir y editar información sobre la delincuencia que asola esa entidad norteña, ¿y? Tarde o temprano todo se sabe, así que no hay por qué estar en contra de los mensajeros que lo único que hacen es informar sobre acontecimientos que si bien, por amenazas podrían quedar ocultas un tiempo, después se llega a saber todo; pero lo peor es que al comenzar las especulaciones, con el tiempo les va peor a los que atentaron contra las voces que quisieron callar.
Quienes atentan contra los periodistas y comunicadores de todo tipo, deberían de tener en cuenta que tarde o temprano la verdad sale a flote como una gota de aceite en el agua, y por más que se agite el agua, el aceite no se disuelve.
Sea pues. Vale.
Comentarios