Sergio Mejía Cano
09 de Julio de 2021
La mayoría de las medidas adoptadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han incomodado a varias personas y sectores de la sociedad que supuestamente se han sentido ofendidas; como por ejemplo varios empresarios de gasolineras que se enfadaron cuando se anunció que habría una sección todos los lunes en su conferencia matutina sobre quién es quién en los precios de las gasolinas.
En igual forma, algunos editores de medios informativos, pero sobre todo varios periodistas, pusieron el grito en el cielo cuando se anunció que los miércoles habría otra sección respecto a “quién es quién en las noticias falsas”, algo incomprensible entre los periodistas que se indispusieron por esta medida que posiblemente se les hace de lo más normal desinformar o mentir claramente por estar así acostumbrados, y esto sí sería de lo más comprensible, porque el publicar tergiversaciones del diario acontecer del país ha sido cosa de todos los días desde que existen medios informativos entre la sociedad, sin embargo, hoy que los desenmascaran se hacen los inconformes diciendo lo que es una incongruencia total: que es un ataque a la libertad de expresión. Y tal vez sí sea una censura, pero no a la libertad de expresión, sino a la de mentir.
Y lo más reciente que desagradó enormemente a las comercializadoras de cilindros de gas, fue el anuncio de que el mismo Gobierno Federal se encargará de la venta y distribución de gas LP, por ser ya insoportable para la economía de la mayoría de la población tener que estar pagando el precio del tambo de gas de 30 kilos en más de 700 pesos y en algunas entidades hasta un poco más todavía. Así que la actual administración de AMLO se hará cargo de llevar a los domicilios el gas un poco más barato de como lo comercializan las actuales gaseras que al parecer no se conduelen de la economía tan magra de muchos mexicanos que con la pandemia han visto aún más reducidas sus entradas de dinero.
En cuanto el presidente AMLO anunció esto, no se hicieron esperar las protestas de los que ahora se sienten dañados por esta medida hasta diciendo que es un vil ataque a la economía de libre mercado, etcétera. Sin embargo, el mismo presidente aclaró en su conferencia de ayer jueves, que no era nada de esto el que su gobierno se dispusiera a vender gas más barato que como lo venden las otras cinco gaseras que acaparan parte del mercado; sino que era simple competencia. Pero lo que sienten los gaseros es que si el gobierno llega a vender más barato el kilo de gas que ellos, obviamente que muchas personas preferirán comprar el gas barato que el caro.
Y si bien los gaseros actuales saben que sí pueden bajar el precio de sus cilindros, aun así de todos modos no quieren dejar de seguir ganando esa cantidad que le aumentan al gas a su libre albedrío, sin importarles si la gente lo puede pagar o no, porque como es una cosa que ocupan casi todos los mexicanos, tendrán que hacer su esfuerzo para conseguir para pagar un tanque de gas a como dé lugar, pues se ocupa; he ahí las cocinas económicas de barrio y que no cuentan con tanque estacionario. Obvio que los grandes restauranteros podrían no tener tantas broncas, y menos los que ya utilizan electricidad en sus cocinas, como el pueblo de a pie que es, a fin de cuentas a quien se trata de beneficiar.
Y a propósito del precio del gas, es verdaderamente incomprensible cómo se disparó el precio del mismo en comparación a otros productos que hace años costaban o tenían prácticamente el mismo precio. Allá a mediados de los años 60 del siglo pasado, el tanque de 30 kilos de gas LP costaba $27.30 pesos, y el cartón de cerveza de 24 medias, tenía el mismo precio. Esto lo sé porque veía cuando mamá pagaba el cilindro del gas; y del precio del cartón de cerveza, porque en ese tiempo, en las vacaciones unos amigos, mis hermanos y yo íbamos a la distribuidora de cerveza de la entonces “Casa Rubio”, en la ciudad de Guadalajara, y muchos choferes repartidores nos daban chance de ayudarlos a repartir, siempre y cuando pudiéramos el cartón y el hielo que se repartía de tienda en tienda. Y oíamos al repartidor cuando cobraba el cartón a $27.30. Cierta vez cuando le dije al chofer que costaba igual que el tambo de gas, me dijo que le dijera a mi papá qué preferiría comprar, si el gas o la cheve.
Y hoy en día nada que ver entre la comparación del precio de un cartón de cerveza y un cilindro de gas de 30 kilos, pues la diferencia de precio es enorme; abismal, se podría decir.
Sea pues. Vale.