Al parecer, a rascarse cada quien con sus propias uñas
Sergio Mejía Cano
15 de Marzo de 2021
A prácticamente poco más de un año en que apareció la pandemia del coronavirus en nuestro país y por ende en Nayarit, los estragos y daños colaterales son más que evidentes, y tal parece que sin visos de que se lleguen a mejorar las afectaciones tanto de salud, como económicas.
Y no es por pesimismo crónico que piense negativamente, pues a lo largo de este fatídico año, muchos de nosotros, aun quienes al principio se preguntaban o preguntaban que en dónde estaban esos tantos muertos que se anunciaban cada día en los medios informativos; pues hoy en día ya casi se llega a los 200 mil muertos a nivel nacional dictaminados con covid-19 también conocido como SAR COV-2 o algo así. Y ahora, muchos de nosotros ya no necesitamos cuestionar tan terrible cantidad de fallecimientos atribuidos a esta causa, pues ya contamos con familiares, amigos y conocidos que nos han abandonado por efectos de la pandemia o al menos así lo han determinado los médicos en sus actas de defunción.
Otro de los daños colaterales que posiblemente tarde mucho tiempo en resarcirse, es el de la educación-enseñanza por lo interrupción de las clases en forma presencial; y si bien se han estado llevando a cabo a la distancia, obviamente que no es lo mismo para gran parte del estudiantado de todos los niveles, sobre todo en el básico que es el que sienta las bases, los cimientos para un buen aprendizaje a lo largo de la vida, porque se entiende que jamás se deja de aprender mientras una persona esté interesada en seguir descubriendo el conocimiento de las cosas y desde luego, el porqué de las cosas. Claro que habrá gente que se conforme con lo que le dicen o que lee u oye en la radio o ve en televisión; pero por lo mismo, ahí se quedan sin ir ni aprender más allá del concepto que se forman y con el que se conforman, quizás para no complicarse su existencia, aunque vivan engañados por siempre.
En cuanto a lo económico, pues ahí sí que está mucha gente perjudicada; y más, porque los daños económicos se trasladan prácticamente a todos los demás rubros, principalmente por la falta de una alimentación adecuada, falta de implementos esenciales para que el alumnado pueda acceder a las clases a la distancia, los padres de familia sin el poder adquisitivo necesario para poder paliar en lo más mínimo los gastos escolares, porque desde luego que se necesitan de todos modos libros, papel y lápiz y otros utensilios y, obviamente, la falta de tiempo de infinidad de padres de familia que no pueden estar al tanto de sus hijos en esas clases no presenciales, por tener que salir a buscar el sustento a como dé lugar, en lo que sea y como sea.
Ahora ya no se habla de las despensas que se les repartieron al inicio de esta pandemia a ciertos sectores de la población, tal y como que si se haya determinado que con lo que se ha alargado la pandemia, pues ni modo, y que de ahora en adelante cada quien se rasque con sus propias uñas. Es doloroso esto, pero posiblemente así se haya dicho por parte de los gobernantes de los tres niveles, porque no se tiene conocimiento de que se sigan repartiendo despensas; a menos que se estén dando bajita la mano a ciertos y cuales sectores de la sociedad para no despertar las ganas de otros sectores de la población ávidas de recibir algún tipo de ayuda por no poder resistir más el paro de labores.
He ahí a meseros tanto de restaurantes como de bares y centros nocturnos quienes nomás no ven llegar la suya, los taxistas igual, pues con la erradicación de la vida nocturna, estos trabajadores del volante del servicio público de transporte, claramente también se han visto muy lesionados, pues al no haber vida nocturna, no ven el caso de andar ruleteando por la madrugada si no hay a quien dar servicio alguno.
Otro sector severamente lesionado, ha sido el de los músicos, quienes muchos de ellos se vieron en la necesidad de salir a las calles tocando su música para que algún transeúnte les diera unas monedas, sin embargo, al parecer fue más el esfuerzo que las ganancias obtenidas, porque si bien, andan unos que otros músicos ofreciendo su oficio en las calles, ya son menos los que se ven.
Y si siguen prohibidos los eventos masivos, fiestas, bodas, quinceañeras, etcétera, así como falta de música en vivo en cualquier tipo de festejo, pues ha sido prácticamente el acabose para el gremio de músicos que, de por sí, cuando “Luz y Sonido” se puso de moda, muchas orquestas y grupos musicales se vieron afectados al verse sin trabajo. Y ahora peor.
Sea pues. Vale.
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