Por lo visto, el cliente no siempre tendrá la razón
Sergio Mejía Cano
09 de julio de 2020
Para el día del niño, a una pizzería la sancionaron porque se le aglomeró la gente pidiendo su producto para llevar; y para el día de las madres, se clausuró una florería porque también llegó mucha gente a comprar sus flores para las ofrendas tradicionales, ya sea en vida o para depositarlas en donde reposan los restos de sus progenitoras.
¿Qué poder podría tener quien atiende un negocio, el que sea, si los clientes llegan en gran número? Se entiende que un negocio comercial a eso se debe: atender a su clientela y, muchas de las veces tal vez tratando de aplicar el viejo y conocido adagio de que “el cliente siempre tiene la razón”; sin embargo, con la actitud de las autoridades esta frase quedó por los suelos. Ni modo que el vendedor de flores corriera a los clientes que estaban llegando a comprar, y menos por el gusto de que tendría buena venta. ¿Acaso les podría decir a los posibles compradores de flores que se retiraran? Y aunque así hubiese ocurrido, ¿le harían caso al vendedor? Obviamente los clientes podrían buscar otras opciones de compra-venta de flores; pero si esa florería era de su preferencia o en ese lugar estaban las flores que buscaban, pues ni modo que quien vendía las flores saliera a tratar de hacer que esos clientes se acomodaran a metro y medio de distancia y con esta acción dejar de vender mientras tratara de hacerles ver a los clientes que acataran las medidas sanitarias, derivadas tal vez de alguna ocurrencia del momento, pues es bueno recordar que muchas de estas medidas se han dado por lo regular a bote pronto. Así que insisto: ¿cómo podría hacerle quien atiende un negocio para evitar que la gente se le aglomerara?
Y además, para el 10 de mayo, aún estaban algo frescas las medidas de sanidad, de la sana distancia, etcétera; así que quienes querían comprar flores nada más fueron a comprarlas sin tomar en cuenta, quizás, que su llegada a ese negocio de flores perjudicaría en cierta forma al vendedor de flores a tal grado que le clausurarían su negocio única y exclusivamente y nada más por vender, lo que es la función de toda persona que tiene o atiende un comercio.
Y a propósito de las medidas sanitarias, la mayoría están encaminadas más a hacerle la vida pesada a gran parte de la población, prohibiéndole cosas que bajo un Estado de Derecho y una democracia, pues parecen absurdas porque las están haciendo obligatorias, como el portar el cubre-bocas que, en cierta forma y está comprobado, es más dañino que benéfico si se prolonga varias horas su uso y lo peor es que se obligue a portar este artefacto, hasta en la calle cuando no hay acercamiento con otras personas; pero más feo aún, es que se obligue a usar el cubre-bocas al entrar a tiendas con grandes dimensiones, como los supermercados; claro que una tienda pequeña y de pocas dimensiones si se podría justificar traer cubre-bocas no tanto para no contagiar ni para no ser contagiado, sino nada más para cumplir con el requisito, pues ya se ha visto que por más gente que lleve su cubre-bocas, aun así no se han visto resultados satisfactorios, por el contrario, se han incrementado, de acuerdo a la información de los medios, el número de enfermos.
Y por cierto, algo que resulta por demás extraño, es ver a la mayoría de los servidores públicos de la materia administrativa, aparecer en los medios informativos portando cubre-bocas, aunque no estén cerca unos de otros; y más extraño aún, porque se supone que como servidores públicos o funcionarios gubernamentales, tendrían que dar la cara cada vez que atienden tanto preguntas de los reporteros, como atención al público en general.
En fotos o videos de algunos medios informativos locales, se han publicado a algunos funcionarios del área administrativa andando a campo abierto, al aire libre, portando cubre-bocas, ¿pues qué no acaso es más recomendable tener que usarlo en espacios cerrados o y no en la calle o espacios abiertos? ¿Será nada más el que se muestren los servidores públicos y funcionarios de todos los niveles con cubre-bocas para estarle recordando a la población que estamos bajo una emergencia de salud? Porque portarlo en el cerro o la montaña, pues como que es una incongruencia total.
Una persona fue a correr a las márgenes del río Mololoa, y para evitar broncas, se puso cubre-bocas; sin embargo, comenta esta persona que no llevaba ni 200 metros corridos cuando sintió que se ahogaba. Así que si fuera benéfico dicho accesorio, el corredor no hubiese sentido la falta de aire.
Sea pues. Vale.
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