El caso de la UAN
Carlos Fránquez
24 de enero de 2020
(El corporativismo)
Concluido el asalto a la Universidad Autónoma de Nayarit realizado por el Gobernador del Estado, Rogelio Flores Curiel, entre 1977 y 1979, que concluyó con el asesinato de tres trabajadores y el desmantelamiento del proyecto nueva universidad, la casa de estudios entró en una calma chicha.
Entre el poder del Estado y los triunfantes grupos golpistas al interior de la universidad se dio un pacto que consistió en la conformación de un modelo corporativo en el que cada sector (académico, manual y administrativo y estudiantil) contaría con una organización, la cual sería reconocida por la rectoría universitaria y tendría la función de mantener bajo control a los integrantes de su sector.
Dos grupos quedaron al margen del acuerdo. Los estudiantes que a la postre se aglutinarían en el CEU (compuesto por diversas corrientes de estudiantes ajenos a lo que luego daría forma a la FEUAN) y un grupo de trabajadores manuales y administrativos, aglutinados en el STESUAN (la fracción que quedó del modelo de universidad destruido). Ambos recibieron apoyos con recursos, si bien menores. Todo avanzó como miel sobre hojuelas.
Al no tener mucha influencia al interior de la universidad, algunos representantes del CEU, aprovechando el regreso a la entidad de cuadros de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y ante la problemática de la vivienda, dieron vida al movimiento urbano popular en el Estado de Nayarit.
El movimiento urbano popular recibió buena acogida de parte de Don Emilio González Parra, nuevo gobernador del Estado. De los acuerdos establecidos entre ellos, poco se conoce. Antonio Echevarría Domínguez, fue tesorero de la Administración de Don Emilio.
El movimiento por la invasión de tierras se salió de control y a él se sumaron las más variadas corrientes políticas existentes en el estado. Muchos de sus dirigentes empezaron a interesarse por la política local y aspiraron a cargos de elección popular o brindaron apoyos a políticos activos en los diferentes partidos.
Algunos de los cuadros del CEU incorporados al movimiento urbano popular no abandonaron la universidad del todo y otros sostuvieron de siempre contacto con los que se quedaron en el centro de estudios.
En la elección federal por la Presidencia de la República en 1988, el PRI se presentó fracturado al proceso. Por un lado, la corriente tecnocrática que se había apoderado del poder fue encabezada por Carlos Salinas, por otro, la corriente Democrática del PRI, que se había separado del partido para dar vida al Frente Democrático, al cual se sumaron las fuerzas que quedaban de una izquierda nacional que ya se desteñía ideológicamente, Cuauhtémoc Cárdenas, fue el candidato. A éste proyecto se sumaron los cuadros del CEU tanto de dentro como de fuera de la Universidad.
Concluida la contienda electoral y ante la acusación de un gran fraude electoral, el PRI tomó el poder. Con el fin de aglutinar las fuerzas ganadas durante el proceso las fuerzas opositoras de la nueva izquierda acordaron la extinción del frente democrático y surgió el Partido de la Revolución Democrática, en su fundación participaron los cuadros del CEU. El corporativismo al interior de la universidad empezó a presentar sus primeras fracturas. El SETUAN empezó a tener acercamientos con el PRD.
En la elección para gobernar el Estado de Nayarit, en 1993, se presentaron a la contienda Rigoberto Ochoa Zaragoza, por el PRI y Juan Ramón López Tirado, por el PRD. Los cuadros del CEU de dentro y fuera de la universidad apoyaron a López Tirado. La acusación de fraude volvió a salir al aire, pero ahora en el estado.
El día de la toma del poder de Rigoberto Ochoa Zaragoza se dio una movilización por parte los perredistas de la entidad, todo terminó en un acto violento con perredistas aporreados y gaseados por parte de la fuerza pública del naciente gobierno de Ochoa Zaragoza.
Las negociaciones por el abuso en el uso de la fuerza llegaron a la Secretaría de Gobernación del Gobierno Federal. Ahí se acordó que la Secretaría General de Gobierno debía entregarse a Antonio Echevarría Domínguez, un viejo conocido de los del CEU.
En el proceso electoral para la gubernatura del Estado de 1999, contendieron Lucas Vallarta por el PRI y Antonio Echevarría Domínguez por una extraña alianza electoral entre el PAN y el PRD, los artífices perredistas del acuerdo fueron los miembros del CEU en el PRD.
Con el arribo al poder de Antonio Echevarría la universidad vivió un proceso de recorporativización, principalmente en el caso del setuan, cuyo dirigente se declaró abiertamente perredista.
El retorno del PRI al poder en la entidad no afectó a las fuerzas perredistas al interior de la universidad, debido en parte a que el gobierno federal venía siendo gobernado por el partido Acción Nacional, enemigo del PRD, en lo federal, pero aliado estratégico de los perredistas locales. Además el PRI local carecía de los cuadros y la coherencia requerida para dar un golpe de timón, sin embargo Ney González Sánchez si logró imponer a Juan López, primero como tesorero y luego como Rector de la máxima casa de estudios.
Por mantenerse ocupado en otros menesteres más rentables y frente al temor de alborotar el avispero, Roberto Sandoval no metió las manos para el arribo de Ignacio Peña a la Rectoría, todo fue decidido por la FEUAN que supo pactar con la representación del personal académico para empoderarlo. El SETUAN apoyó en el proceso a un ex líder de la FEUAN.
A su arribo a la administración central, Ignacio Peña se encontró con un desastre financiero de dimensiones incalculables. La viabilidad de la universidad operando con las corporaciones que cada vez reclaman más y más recursos para cumplir su función de mantener tranquila a la comunidad universitaria y deudas que resultan impagables en el corto plazo, pusieron de rodillas a la Universidad. El modelo corporativo resquebrajado no parece resultar útil, ya.
Con la crisis financiera encima, tanto el rector como el gobernador del estado cuentan con una sola carta para obtener los recursos y condonaciones requeridas que brinden oxígeno a la universidad: recorparativizar a los grupos hacia la figura del Presidente de la República.
El procedimiento ha sido el sacar a luz las lacras de cada dirigencia de sector. Lastimados y expuestos sus abusos de siempre, pero siempre solapados, ante la sociedad se espera que acepten las condiciones que les pongan. Todo está en que tengan la voluntad de acomodarse.
Otros tiradores han tendido sus “ayudas” para solventar el problema, el propio gobernador del estado escucha murmullos de sus asesores de que ahora es cuando. Error si equivoca el paso que le toca dar.
La comunidad universitaria, por su parte, mira sin entender.
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