¡Ay mamacita linda!
Sergio Mejía Cano
26 de noviembre de 2019
El artículo 4° constitucional dice de entrada que “El varón y la mujer son iguales ante la Ley…”; sin embargo, para mucha gente y algunas autoridades pareciera que esto no les dice nada e incluso, he oído a personas que afirman que esto nada más se refiere al ámbito familiar. Y tan es así que no les llama la atención este principio a quienes lo interpretan a su modo, a tal grado, que se han tenido que hacer programas, convenciones, estudios, simposios, etcétera, para que se reconozca y se le dé su justa dimensión a lo que significa la esencia de ser iguales mujer y varón ante la Ley.
Pero queda claro que todo viene a redundar en la educación familiar, en lo cultural y en la idiosincrasia de los mexicano y no tanto en el ámbito jurídico, ya que este último es muy claro al señalar la igualdad entre ambos géneros, porque queda claro que como seres humanos no debe de haber distinción entre uno y otro individuo de ambos sexos. Y sí tiene qué ver fehacientemente en la forma en que se nos ha educado a la mayoría de los habitantes de México; y digo a la mayoría porque desde luego que como en todo, hay excepciones, ya que hay varones que valoran lo que en realidad significa la mujer para la humanidad, que es nada más ni nada menos quien persevera a la especie, la que ha hecho posible que la humanidad siga existiendo hasta nuestros días, pues de no ser por ellas difícilmente nos hubiésemos podido criar, desarrollar y llegar a la adultez.
Es muy común escuchar hombres que afirman que no hay peor ofensa para ellos que el que les recuerden el 10 de mayo; sin embargo, entre la mayoría, si no es que en todos estos machos que no soportan que les echen la viga, son los que más golpean a sus mujeres, a sus hijas, hermanas y todo género femenino que habita su entorno ¿y por qué?, pues porque en el fondo odian a su propia mamá posiblemente por los castigos recibidos en su infancia y que eran nada más parte de su educación moral y social, pero para estos individuos que son violentos con las mujeres, lo más probable es que les quedó un gran resentimiento en su interior que después buscan quien se las pague y no quien se las hizo porque obviamente no se atreverían a golpear a su propia mamá, aunque se han dado casos, pero de ahí su enojo cuando les mientan la madre, porque en el fondo piensan que nada más ellos son los que tienen el derecho de maltratar a la progenitora de sus días, aunque sea en el cuerpo de otra mujer y no en la de su propia madre.
Según estudios, los varones que se atreven a levantarle la mano a una mujer son los entes masculinos más cobardes del universo, y esto queda claro porque cuando otro varón les hace frente por lo regular huyen o se escudan con un arma e incluso tras las faldas de una mujer. ¿Y por qué de una mujer? Pues porque de acuerdo a esos estudios, toda mujer simboliza en cierto modo a nuestra madre queramos o no; de ahí que ya con el cerebro obnubilado por el enojo, el subconsciente del individuo varón ya cegado en el fondo vea la posibilidad de vengarse por los supuestos agravios de su mamá cuando niño y de ahí que venga la golpiza contra quien ni la debe ni la teme.
Hay varones que se sienten por encima de la mujer, no de su mamá desde luego, pero sí de las demás. Se dan casos de cuates que se vanaglorian de que no les “dieron permiso” a sus esposas de hacer o ir a tal lugar, presumiendo que son ellos los que mandan; sin embargo, ha quedado claro también que en realidad quien tiene la última palabra en sí es la mujer, porque se ha documentado que grandes dictadores han necesitado el consejo de su esposa para hacer determinadas cosas y por lo regular entre la broza se dice y afirma que quien lleva los pantalones en casa es precisamente la mujer y, aunque las lleguen a golpear y maltratar es porque el varón se siente muy inferior a toda mujer y maltratándolas supuestamente se siente superior pero es al contrario.
Pero sea como sea, todos los varones en el fondo sabemos que la mujer es superior en muchas cosas a los varones, pues aguantan más el frio y las enfermedades ya que así se sienta de lo peor siempre anda en pie atendiendo a la familia.
Y tan la llevamos a la mujer muy dentro de nosotros que cuando nos sucede algo doloroso lo primero que se nos viene a la mente a la mayoría de los hombres, si no es que de todos, es la expresión inmediata de ¡ay mamacita linda! ¿Por qué? Pues precisamente porque nuestro subconsciente sabe y entiende que sin las mujeres no seríamos, no estaríamos.
Sea pues. Vale.
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