El ideal revolucionario sigue en pie de lucha
Sergio Mejía Cano
21 de noviembre de 2019
Vuelve a resurgir y a revivir el tema del inicio de la Revolución Mexicana, tema que se fue diluyendo poco a poco hasta casi desaparecer prácticamente desde el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado y del que ya casi ni se hablaba a partir del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, aunque eso sí, los desfiles de cada día 20 de noviembre se siguieron efectuando pero más como desfiles deportivos que como rememoración de tan significativa fecha para nuestra Nación.
Está documentado que el escritor Mexicano Luis Spota escribió al inicio del mandato de Miguel Alemán Valdez que “La Revolución Mexicana se bajó del caballo para subirse a un cadillac”, palabras más, palabras menos, pero fue significativo en esa época en que los militares ya no serían más presidentes de México para dale el comando supremo a un civil.
Según la historia de nuestro país, todo lo logrado por el Tata Lázaro Cárdenas del Río siendo Presidente de la República (1934-1940), lo comenzó a desmantelar paulatinamente su sucesor Manuel Ávila Camacho y, al llegar un civil, Miguel Alemán al Poder, se comenzó a ver la realidad de las cosas de que el sacrificio de un millón de mexicanos había valido la pena en cierto modo pero no como se reclamaba a la hora de los balazos, ya que se comenzó a gestar la nueva casta de los herederos de los revolucionarios y a los que les hizo justicia la Revolución, que comenzaron a trabajar para que el orden de las cosas volviera a su cauce original: ricos y pobres, pero ahora con una clase intermedia para que ya no se volvieran a agitar las aguas del descontento y sirviera esta clase media como un aliciente y un ejemplo para los más pobres y así tratar de superarse y al menos llegar a ese estatus de vida y obviamente, que si más de uno hubiese salido más listo, hacerse político y dejar de vivir en el error.
Desde luego que el sacrificio de ese millón de mexicanos que perdieron la vida en la lucha fratricida que siguió a la Revolución Mexicana, tendría que dar algunos frutos, porque no podrían ser tan descarados quienes tomaron las riendas de la renaciente República Mexicana de volver a dejar todo en manos de otro dictador, por lo que se disfrazó esto con el caudillismo y un maximato que se le atribuye a don Plutarco Elías Calles de quien se dice que al menos manejó a su antojo a tres presidentes: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio (estos dos no fueron militares) y Abelardo L. Rodríguez; de ahí que se haya acuñado la frase de “aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente, algo referente a que Elías Calles era el que sostenía las riendas del mandato; y se ha documentado que con el Tata don Lázaro Cárdenas del Río, don Plutarco quiso hacer algo parecido a quererlo mangonear pero Cárdenas del Río lo exilió y hacerle ver con esto que por más “jefe máximo de la Revolución” que se decía ser Elías Calles, Cárdenas del Rio lo bajó de su nube para ya sin distracción alguna, ejercer su mandato tal y como lo había concebido y así hacer historia.
Desde luego que como producto de la Revolución Mexicana, México se encaminó hacia un cierto tipo de progreso industrial y comercial y obviamente la creación de escuelas y así dar paso a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el reparto agrario tan anhelado por los campesinos y, don Lázaro Cárdenas pasó a la historia nacional por haber nacionalizado los ferrocarriles y haber expropiado la industria petrolera, algo que en tiempos recientes se le dio para atrás.
José López Portillo, siendo presidente de México llegó a decir que él era el último presidente de la Revolución, tal vez con la convicción plena de que dejara a quien dejara como su sucesor , este dejaría de pensar en la Revolución Mexicana para dar paso a otro estado de cosas muy alejadas de esa Revolución y acercar lo que dio pie para que se gestara precisamente dicha Revolución y lucha fratricida posterior que más bien pareció tal y como señalan algunos analistas: un quítate tú para ponerme yo, debido a que se llegaron a matar entre sí con el único afán de hacerse del Poder de acuerdo a los propios intereses de quienes ahora llamamos héroes nacionales.
Así que de Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto fue un desconocimiento a propósito de lo que significó la Revolución Mexicana y olvidando desde luego, que gracias a ella todos los presidentes de la República llegaron a donde llegaron gracias a la Revolución Mexicana, aunque haya desbaratado ideales, postulados y conquistas de la misma.
Sea pues. Vale.
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