Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

En circunstancias tales de ser alcanzado

Sergio Mejia Cano

24 de Abril de 2018

La película “El espectáculo más grande del mundo”, se estrenó en nuestro país allá a principio de los años 50 del siglo pasado. Un grupo de ferroviarios fueron a verla al cine Amado Nervo, en la capital nayarita. Comentaba uno de los asistentes, que durante una escena en donde un tren alcanza a otro tren que llevaba la impedimenta de un circo, dicha escena era tan real que uno de los compañeros ferroviarios se impactó tanto que corrió gritando hacia la pantalla dando señales de parada de emergencia.

Pero no nada más el que corrió hacia la pantalla se había impresionado, sino que los demás ferrocarrileros y posiblemente la mayoría de los espectadores. Al ferroviario que corrió hacia la pantalla le volvió la cordura por los chiflidos de los demás asistentes al cine y porque uno de sus acompañantes fue por él para traerlo a su asiento. Obviamente a la salida del cine todos comentaron lo dramático de la escena que les llegó muy dentro de sí, porque todos estaban familiarizados con esta clase de accidentes por ser empleados de la rama de transportes y por tener muy presente las reglas, sobre todo la de abanderamiento, es decir, la de tener que proteger sus trenes contra otros que pudieran aproximarse por ambos lados, sur o norte hacia sus trenes cuando estaban detenidos por equis circunstancias.

Dicha regla de abanderamiento que era la 99 del antiguo sistema estándar, se aplicaba cuando un tren detenía su marcha en circunstancias tales de ser alcanzado por otro tren en su misma dirección o contraria según fuese el caso. Así que el garrotero o guarda frenos que viajaba en el cabús tenía que caminar a una distancia no menos de 500 metros desde la parte posterior de su tren, en donde colocaba un petardo sobre el riel (estos petardos eran una especie de almohaditas que al pisarlas la maquina o cualquiera unidad rodante sobre rieles, detonaban fuertemente), si el garrotero no era llamado para regresar a su tren mediante el silbato de su máquina, entonces tenía que aumentar la distancia hasta mil metros desde la parte posterior de su tren y ahí tenía que colocar dos petardos separados uno del otro por la distancia equivalente de dos rieles, más o menos unos 25 metros; pero si en esa zona existían túneles, curvas o pendientes de descenso, el garrotero tenía que aumentar la distancia hasta 1500 metros desde la parte posterior de su tren para luego regresar a donde había colocado el primer petardo, a 500 metros y permanecer ahí hasta que fuera llamado o relevado por otro garrotero o ser levantado por el tren que tuvo que detener para que no alcanzara al suyo.

Sin embargo, hubo ocasiones en que antes de llegar a los primeros 500 metros se oía el tren que se aproximaba por lo que después de colocar el primer petardo corría a encontrar a ese tren que se aproximaba dándole señales de parada con una bandera roja o con una luz del mismo color durante la noche. De ahí que cuando el garrotero que corrió en el cine a parar el tren que alcanza al del circo, se haya figurado algo similar que le haya ocurrido en el camino.

Todo lo anterior viene a colación debido a que se han oído y hecho versiones respecto a cómo fue posible que una góndola se haya estampado contra un carro de bomberos en la autopista Tepic-San Blas, en donde infortunadamente hubo tres elementos de este H. Cuerpo de Bomberos fallecidos. Porque se supone que debieron tener señalamientos indicando precaución y de que el paso estaba interrumpido o al menos restringido o equis circunstancia o simplemente indicando que no había paso por estar los bomberos tratando de extinguir el fuego que devoraba una combi.

Desde luego que hay quienes comenzaron a satanizar al conductor de la góndola sin ponerse a pensar que pudo haber una causa de fuerza mayor para que ni siquiera aminorara su velocidad, ya que se dice que se estampó contra la unidad de bomberos a muy alta velocidad; entonces, de ahí se podría deducir que probablemente se quedó sin frenos, porque es casi imposible que alguien que conduce un vehículo no se va a dar cuenta que ya hay otros vehículos detenidos a un lado de la carretera; además, cualquier persona que va tras un volante intuye casi de inmediato que algo anda mal cuando se mira algo anormal en el camino, así que posiblemente la góndola tuvo una falla en su frenado, porque hay quien dice que tal vez sí pudo haber observado el conductor de la góndola las luces del carro de bomberos. Y ni modo que no haya habido señalamientos de protección de gente trabajando.

Sea pues. Vale.


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