Víctimas de las circunstancias actuales
Sergio Mejia Cano
20 de Abril de 2018
Cierta vez leí en la columna “En Privado” de Joaquín López Dóriga, que mencionaba que después de regresar de vacaciones, llegaba y encontraba igual la situación en el país, que nada había cambiado, tal y como si el tiempo se hubiese detenido.
Igual, ahora que algunos de nosotros pudimos desconectarnos de la vida diaria ya fuera saliendo fuera o simplemente permaneciendo en casa en esta pasada Semana Santa en los últimos días del mes de marzo y, al regreso de estos días de asueto, encontramos que en la capital nayarita todo sigue igual, como dice la canción: “como cuando estabas tú”, comprobando que la situación no tiene para cuando remediarse y que tal vez le cuelgue mucho más tiempo.
Si bien se dice que bajó un poco el índice delincuencial y criminal durante esta semana primaveral, al parecer nada más fue un poco de relax o que por no estar trabajando los medios informativos al cien, poco se informó respecto a los hechos de sangre que pudiera haber habido durante estos días; sin embargo, ya con la vuelta a la “normalidad”, todo indica que nada ha cambiado, que precisamente todo sigue igual o peor, porque tal parece que los sucesos sangrientos van a la alza irremediablemente.
Está bien, se entiende que haya alguien que diga que la gente “de bien” no debería de temer porque todos o la mayoría de los crímenes se están dando entre grupos antagonistas, que son ajustes de cuentas entre las llamadas bandas del crimen organizado y un largo etcétera de pretextos que se mencionan para supuestamente calmar a la sociedad que, de todos modos sigue con un temor latente porque no vaya siendo la de malas y que alguien de la sociedad que no la deba ni la tema, de pronto se encuentre en el momento y lugar equivocados y sea víctima de fuego cruzado o hasta posiblemente ser confundido y sufrir las consecuencias y pasa a ser víctima de las circunstancias actuales.
Hay algo muy significativo respecto a cuando sucede algún hecho de sangre en donde sea, y esto es la reacción tardía de las autoridades en acudir al lugar de los hechos; pero ya se ha documentado y dicho hasta por el mismo presidente Enrique Peña Nieto, que los policías no tienen por qué arriesgar la vida por cinco mil pesos que reciben de salario; así que tal vez por eso nada más llegan para hacer las averiguaciones posteriores a los hechos, circundando el área, levantar casquillos, tomar datos y esperar que se levanten el o los cuerpos abatidos.
Sin embargo, esta situación de la probable tardía reacción de respuesta es la que en muchos casos mucha gente la toma a mal, y más ahora el día reciente en que balearon a un varón en las inmediaciones del penal Venustiano Carranza, lugar en donde se supone hay vigilancia extrema en sus alrededores y demás, y no hubo quien siguiera a los asesinos; pero tal vez sea por eso de no arriesgar la vida por tan poco salario y un seguro de vida quizás hasta por debajo del salario que recibe un diputado al mes. De ahí que también otro sector de la sociedad comprenda el trabajo de los cuerpos policíacos de que no tienen por qué arriesgar su vida y menos si sus servicios no serán reconocidos una vez que dejen en la orfandad a sus familias.
Tal vez el día en que se presente ante la sociedad a un grupo delincuencial y que esté comprobado que son los asesinos de tanta gente en Tepic, esto sería como un paliativo para el desasosiego de mucha gente que ya nada más está atenta a ver en qué parte de la ciudad suena la tracatera para irse a encerrar por aquello de que no vaya siendo que le toque una bala perdida.
Otra cosa que inquieta a mucha gente es que no se dé a conocer de inmediato el nombre de las víctimas y los victimarios cuando son apresados, estos últimos supuestamente protegidos por la presunción de inocencia y de acuerdo con el nuevo sistema penal acusatorio que, viéndola de bien a bien, en realidad este sistema impide que lleguen más acusaciones en contra de un detenido, tal y como anteriormente se estilaba al aparecer ante los medios la foto de un presunto implicado en algún delito con la leyenda de “si usted ha sido víctima de este sujeto, favor de denunciarlo”, y así se llegaban a descubrir más delitos de los detenidos; pero ahora con el nuevo sistema se les cubre la cara y está hasta prohibido dar sus nombres, y en ocasiones hasta de los fallecidos en algún hecho delictuoso, siendo que proporcionando los datos tanto de víctimas como de victimarios más pronto se esclarecerían muchos asuntos criminales y delincuenciales.
Sea pues. Vale.
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