La influencia de las Iglesias
Sergio Mejía Cano
08 de Febrero de 2018
La falta de gobernabilidad en el país cada día se hace más patente, y más ahora que es el año de Hidalgo en que al parecer por todo lo que está sucediendo ya nada le importa a la actual administración, pues al fin y al cabo ya se va.
El Clero Católico Mexicano cada día está más desatado al no respetar en lo absoluto la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, y mucho menos el Estado Laico que nos rige constitucionalmente, pues de haber gobernabilidad, con todo y pena se le debió llamar la atención a la Jerarquía Católica desde el primer momento en que emitió su semanario “Desde la Fe”, porque dicha publicación del Arzobispado está fuera de todo contexto religioso pues se inmiscuye en temas políticos que en ningún modo le corresponden de acuerdo a lo que debe ser su ministerio, que es proclamar la buena nueva, el evangelio y nada más; sin embargo, desde el primer número se mete en temas políticos, aunque un poco disfrazados como temas sociales, pero aun así, se ve la intención de que el fondo de esta publicación es más bien política que religiosa.
Ahora en la más reciente emisión de dicho semanario publica una encuesta sobre los tres principales precandidatos a la Presidencia de la República; obviamente mediante una empresa contratada ex profeso por el Arzobispado Eclesiástico, cosa que podría no significar nada tal y como sucede con dichas encuestas que se consideran como un termómetro efímero y que en realidad nada más sirven para mover el avispero de quienes se creen estas patrañas que por lo regular son más que a modo de quien las paga o promueve y que le acomodan a unos y a otros les incomodan. Pero el meollo del asunto es que la Iglesia no tiene por qué estarse metiendo en estas cosas mundanas porque lo de la Iglesia es celestial y nada más; y no nada más la Iglesia Católica no debiera meterse en estas cosas, sino ninguna otra Iglesia habida y por haber deben de inmiscuirse en asuntos políticos porque en realidad podrían marcar una definición de los creyentes que nada más porque se los dice o dicta en todo caso su sacerdote, pastor o guía espiritual, sus feligreses podrían actuar el día de las elecciones influenciados por sus lavadores de cerebros. De ahí que la Secretaría de Gobernación debería de marcar un alto absoluto a las asociaciones religiosas de todo tipo para que no intervengan bajo ningún concepto respecto a las próximas elecciones.
A mediados del siglo XX se oían voces de analistas que decían que posiblemente en el siglo XXI las Iglesias iban a ser emblemáticas nada más debido a los avances científicos que irían inclinando al colectivo intelectual hacia una concepción de la vida mucho muy diferente a las creencias conceptuales; sin embargo, en vez de esparcirse el conocimiento y la cultura y ser más abiertos los conceptos sobre el origen de la vida en nuestro planeta y la conformación del universo en sí, fue al contrario, ya que las creencias se acentuaron y se arraigaron más debido a la baja considerable de la enseñanza en los planteles escolares y desvirtuarse de algún modo la educación en muchos hogares y, sobre todo como afirman varias personas versadas en la materia religiosa, de que el fanatismo se desvió debido a la situación económica de los creyentes que al ver que su estatus no mejoraba por más que imploraran decidieron cambiar de Iglesia para ver si otra u otras les daban mejor resultado que en la que habían creído familiarmente.
Y esto es lo que debe de tener en cuenta la administración actual y las que siguen, porque podría resultar contraproducente dejar que los Jerarcas de las Iglesias del país, sobre todo de la católica que es la que más se está adentrando en temas que no le corresponden ni le atañen aunque diga que lo hace por proteger a sus feligreses, se inmiscuyan en temas terrenales debido precisamente a la influencia que tiene sobre sus creyentes que con su fanatismo no podrían ver el engaño de que las Iglesia los inducen sobre ciertos partidos y candidatos nada más para proteger sus mismos intereses eclesiásticos y no porque le importe la feligresía en lo absoluto, pues al fin y al cabo todas las Iglesias de nuestro país y de otras naciones no son más un que negocio, y como tal se debe de cuidar que no haya pérdidas económicas.
Así que se debe de poner en su lugar a las asociaciones religiosas en México y que no intervengan en cosas terrenales y se dediquen única y exclusivamente a promulgar la buena nueva. Lo del César al César y a Dios lo de Dios.
Sea pues. Vale.
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